ENCUENTROS EN LA ACADEMIA (19)
Antonio de Ulloa: Ciencia y Técnica en y desde la América Española
El encuentro de este martes,
va a comenzar con unas pinceladas sobre el marco histórico de nuestro Siglo
XVIII. En este marco se desenvuelve la vida de uno de sus protagonistas más
significados: Antonio de Ulloa, sobre el que va a versar nuestra charla. Para
la historia de Cádiz, es trascendental
1717. Se crea la Real Academia de Guardias Marina y se instalan la Casa de la
Contratación y el Consulado de Mercaderes. Cádiz pasa a ser un enclave vital para la Armada y el tráfico marítimo
español, lo que la impulsa a un desarrollo económico, social y cultural
inigualable e irrepetible. Se convierte en el centro de las Españas,
especialmente en su dimensión internacional. Este marco contribuyó en gran
medida al alumbramiento de una vida tan fuera de lo común como la que
personificó nuestro Ulloa. Su primera formación la recibió como alumno de la
decimoséptima promoción de la Academia de Guardias Marina, a la que estuvo
ligado toda su vida.
Siendo
aún cadete, por su enorme potencial intelectual, fue seleccionado para formar
parte de la expedición a Quito organizada por la Academia de Ciencias de Paris,
para la medida cerca del ecuador, del arco del meridiano correspondiente a un
grado. La expedición por su tardanza sirvió para poco, pero los diez años de
viaje, estancia y tornaviaje, le proporcionaron una sólida formación en todas
las ramas de la ciencia. Además, las enormes contrariedades sufridas en la
aventura sirvieron para forjar su carácter.
No
es fácil enmarcar su sabiduría y personalidad. Me atrevería a calificarlo como
un científico generalista (destacado en astronomía y ciencias náuticas) y
director multidisciplinar de proyectos. Dirigió proyectos mineros, arsenales,
astilleros, canales de navegación, fábricas textiles, jardines botánicos,
almazaras, gabinetes de historia natural, escuelas de cirujanos, etc. De toda
su obra sobresalen dos hechos que trascienden a la posteridad: haber
descubierto en Chocó el platino como elemento químico y la determinación exacta
de la latitud y longitud de un enclave vital para la navegación: el Cabo San
Vicente.
Ulloa se enmarca en la
Ilustración por su carácter reformador, por su deseo de poner al alcance de
todos sus conocimientos y exploraciones y por su afán de aunar la teoría a las
realizaciones prácticas, pero está lejos de ser partidario de cambios en
profundidad en la sociedad estamental de la época, se siente cómodo en ella. Su
relación con ámbitos extranjeros no cristianos y sus contactos con ideas innovadoras
no concurrentes con el dogma católico no le causan problemas de conciencia. Por
todo ello no es un ilustrado radicalmente puro, lo que no es óbice para catalogarle como una de las mentes más preclaras
de nuestra Ilustración.
Joaquín Solís Muñoz-Seca,
Académico de Santa Cecilia
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