Tomás Luis de Victoria

El sábado 27 de agosto se cumple el cuarto centenario del fallecimiento de Tomás Luis de Victoria uno de los más grandes compositores españoles de todos los tiempos. Con este ‘post’, la Academia de Bellas Artes Santa Cecilia, desea ofrecer un pequeño homenaje a su figura.  

Tomás Luis de Victoria nació en Ávila en 1548, a los diez años comenzó como niño cantor en la catedral e inició sus estudios musicales y la práctica del teclado hasta cumplir los dieciocho años. En 1567 se trasladó a Roma e ingresó en el “Collegium Germanicum”, allí –parece ser- que recibió clases del célebre Giovanni Pierluigi da Palestrina, quien influyó muy notablemente en sus primeras composiciones. Dos años antes de ordenarse sacerdote sucedió a Palestrina como maestro de capilla y posteriormente ingresó en la Congregación del Oratorio fundada por San Felipe Neri con el que participó muy activamente en la renovación de la Iglesia Católica tras el Concilio de Trento. Años después, cuando regresó a España, fue nombrado capellán y maestro de coro del Real Convento de las Clarisas Descalzas en Madrid, donde vivía retirada la hija de Carlos I, la emperatriz María de Austria (viuda del emperador Maximiliano II de Austria y hermana de Felipe II). Falleció en Madrid –casi olvidado– el sábado 27 de agosto de 1611.

Su obra musical fue exclusivamente religiosa y fue el más importante de los primeros maestros que pusieron música a la nueva liturgia renovada, surgida de Trento.  De Victoria creó un nuevo modelo, más espiritual y directo, que se convertiría en el paradigma de la música religiosa católica del barroco. Su influencia en autores posteriores será importantísima, algunos estudiosos dicen que, particularmente, en W. A. Mozart. Sus obras más importantes son varios libros de motetes y, sobre todo, su “Officium Defunctorum”. Es probablemente la obra musical escrita en España que más ha influido en la música universal. Sus características estéticas se dejaron sentir en casi toda la música religiosa católica del barroco. 

Les invitamos a escuchar uno de sus más célebres motetes: «Pueri Hebraeorum».

Comentarios

  1. Mi ignorancia es mucha y no conocía a este compositor español, pero me ha dolido mucho la frase de que murió casi olvidado. Siempre igual, no tenemos remedio.

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  2. Bien por la Academia. Hay que recordar a esos grandes hombres que son los que han hecho grande a España.

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