PRESENTACIÓN DEL LIBRO "DONDE LA HOGUERA VERDE" de Inmaculada Moreno.
Inmaculada Moreno nació en El Puerto de Santa María
y desde entonces, esta
chica no ha parado de crecer. Su oficio: las palabras, como ella explica en uno
de los poemas que componen este libro. Me consta, porque la conozco, que Inma
es poeta de profesión y profesora de vocación, aunque los días de lluvia pudiera
ser al revés, momentáneamente. Nos hicimos amigos muy pronto, porque eran
demasiadas las cosas que compartíamos como para no celebrarlo juntos,
demasiadas las complicidades. Es verdad que también compartimos algunas
diferencias y eso nos vuelve todavía más amigos, si cabe.
Para
resumir, una de las cosas que más admiro de Inma es que es una mujer que sabe
ir a contramano. Porque dedicarse a la poesía en estos tiempos de crisis
económica y de pragmatismo rotundo, tiene su mérito. Y dedicarse a la enseñanza en unos tiempos como estos en los
que la profesionalidad docente consiste sólo en ser una tuerca resignada en la
maquinaria burocrática del sistema, no es precisamente muy estimulante. Y, sin
embargo, ahí está ella. Desde su discreción deliberada y humilde, Inmaculada
Moreno mira el mundo, enseña y escribe. Recientemente ha traducido del alemán
una selección del trabajo poético de Mascha Kaléko, que publicará en breve la
Editorial Renacimiento bajo el título de Tres
maneras de estar sola: Antología poética.
Su faceta de traductora estoy seguro de que dará qué hablar, pues no es alguien
que se conforme con la traducción formal de las palabras: tiene una habilidad
envidiable para recrear también los ritmos y la musicalidad de los poemas que
traduce, para acercarnos la connotación y la denotación entrelazadas en un
resultado impecable.
“Donde la hoguera verde” es el título que ha elegido
para su nuevo poemario, pero se me ocurre que igualmente podría haber sido
“Cómo atrapar el brillo del sol sobre la hierba en unos cuantos versos”. Se
escribió en su mayor parte entre los años 2007 y 2008. Y mereció, como saben,
el Premio Internacional de Poesía Antonio Machado en Baeza, uno de los más
prestigiosos de la poesía en español. De los 30 poemas que componen el libro,
hay 30 que son mis favoritos. Pero, desde mi gusto personal como lector, señalo
como inolvidables cuatro: “Autobús de cercanías”, que juega con la onomatopeya
con mucho ingenio; “Mi oficio”, que cuenta sus trabajos de poeta y la magia de
esa arcilla de palabras que a Inma le gusta modelar; “Esa emoción”, que habla
del poder inexplicable de la música para conmovernos en lo más íntimo; y “Patio
trasero con columpio” que logra compendiar magistralmente el paso doloroso del
tiempo en el simple chirrido de un viejo columpio oxidado. Y añado por mi
cuenta otro más: “La noche”, que figura en el epílogo de este nuevo libro.
He
escuchado a Inma describir el paisaje indecible de West-Kirby, cerca de
Liverpool, que es la tierra de la que se habla en este libro, de gentes que
guardan las distancias y mantienen una lejana cortesía, justo en la frontera
entre Inglaterra y Gales. A mí me traía a la memoria los paisajes que describe
Enid Blyton en las novelas de “Los cinco” que leíamos de adolescentes: los
cielos y los mares grises del norte y el griterío de cormoranes y gaviotas en
los farallones rocosos. Presten atención a los ecos de West-Kirby, a sus
atardeceres de bruma, a la comedida distancia de sus gentes, pero también a esa
luz verdosa de la hoguera que es el brillo del sol sobre la hierba, a sus
playas fangosas, y a lo lejos, en el fondo de cada poema, el rumor del mar que
acuna todos nuestros miedos.
Juan V.
Fernández de la Gala
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