«Desde 1850»: Luigi Russolo
Nos habían preparado una fiesta sorpresa en
casa de Lina, el salón del ático no era muy amplio pero se abría a una
magnífica terraza desde la que se contemplaba un bonito y extenso panorama de
la ciudad. Las primeras sonrisas nos las arrancaron unas pancartas de
apreciables dimensiones que colgaban en los pocos huecos que había en las
paredes, una de ellas decía:
A su alrededor colgaban gran variedad de
objetos: elegantes zapatos de mujer, cinturones, pulseras y collares, unas
fotografías, un precioso y coloreado mantel, una
silla verde y un deslumbrante capote de toreo.
Todo perfectamente distribuido y con exquisito gusto. Era una verdadera instalación artística. Casi enfrente
estaba la otra pancarta en la que se leía lo siguiente:
Debajo
de ella había un sugestivo cartel con cuatro ilustraciones, una de ellas era
una lata de sopa Campbell, en clara
alusión a Andy Warhol, los círculos
concéntricos de al lado me comentó Gustavo que era una pintura típica del
norteamericano Kenneth Noland, la distribución de piedras seguro que era de
Richard Long y las manchas azules sería, muy probablemente, una de las muchas antropometrías de Yves Klein.
Elisa
estaba enterada de todos los preparativos que las chicas habían realizado y
sonreía al ver nuestra cara de asombro.
Aurora nos dio la siguiente explicación:
─Se nos ocurrió que esta pequeña fiesta podía servir
para expresar algunas de nuestras ideas sobre el arte y Lina, Paloma y yo
estuvimos de acuerdo que podía ser una manifestación contra el reduccionismo que ahora impera ─respiró hondo unos segundos─.
Actualmente parece que situarse y contemplar una obra artística todo lo que
exige como conclusión es decir "me gusta" o "no me gusta",
esto lleva a un tipo de hedonismo que nos parece aberrante: "arte es todo lo que me gusta y no es
arte aquello que me disgusta". Creemos que una obra de verdadero arte
es independiente de la opinión del observador ─Lina
y Paloma asentían─, y no se ve influida por las
opiniones personales de los contempladores.
Gustavo había escuchado con mucho interés lo que manifestaba Aurora, se
pasó la mano por la barbilla y dijo:
─Estoy bastante de acuerdo con lo que has dicho, casi
al cien por cien, pero si eso queda así también pecáis de reduccionismo. Hay que completar lo que exponéis con varios
aspectos, uno de ellos el de la función del arte. Creo, que de vuestras palabras se deduce que partís de la base de
que el arte tiene la función estética como primordial, ¿no? ─hizo
una pausa y añadió─: Pero quizás sea mejor que
hablemos de todo esto largo y tendido en otra ocasión.
Dirigiéndose a Lina le entregó un paquete diciéndole:
Te hemos traído un pequeño
obsequio, se trata de una laminas de un pintor y
músico italiano que tiene lugar propio en el arte contemporáneo. Se trata de
Luigi Russolo, que nació en 1885 en Portogruaro, cerca de Venecia. Su pintura era de carácter futurista y fue, en 1910, uno de los firmantes del Manifiesto Futurista. No fue un pintor muy prolífico pues su
actividad como compositor le absorbía mucho. No obstante, al igual que otros
futuristas, supo llevar con maestría el arte de la representación a los mismos límites de la abstracción, y llevó su arte
pictórico a las fronteras con la música.
Elisa comentó que Russolo publicó un escrito, en
1913, titulado L'Arte dei Rumori (El arte de los ruidos), y que suele
considerársele como el primer compositor de música experimental de la historia
por sus "conciertos de ruidos". También fue uno de los primeros
teóricos de la música electrónica. Destacó Elisa que inventó una máquina de
ruido llamada «Intonarumori»
o "entonador de ruidos", que levantó críticas muy airadas. Sin
embargo, a algunos de sus conciertos asistieron músicos tan consagrados como
Maurice Ravel e Igor Stravinsky que quedaron prendados de su arte.
─Has
hablado de las fronteras de la pintura y la música ─dijo
Lina a Gustavo─, ¿podrías explicar eso un poco
mejor?
─Sí. La
diferencia fundamental entre la música y las otras artes radica en que las
otras artes crean un objeto físico, palpable, es decir de entidades que son
percibidas por los sentidos del hombre, ya se trate de una pintura o un libro;
la música, sin embargo, no trata con "cosas". Y el proceso de toma de
conocimiento de la obra va desde la percepción del objeto hasta la captación
conceptual de su significado, de ahí a la apreciación de los valores básicos y
por último a la consecuente explosión de las emociones.
Gustavo pidió un papel y un lápiz e hizo el
siguiente diagrama:
Mostrándolo a todos dijo:
─Este es el
patrón en las otras artes, ¿veis? Sin embargo el patrón involucrado en la música
varía mucho de éste, es casi a la inversa: va de la percepción a la emoción, de ésta a la apreciación hasta llegar, por último, al entendimiento conceptual.
Aurora añadió con entusiasmo:
─¡Es
verdad, ahora lo entiendo bien! La gran diferencia estriba en que la música es
el único arte que se experimenta como si tuviese el poder de llegar a las
emociones del hombre en forma directa.
No me quedó más remedio que decir que las
bebidas estaban enfriándose.
Ignacio Pérez Blanquer
Académico de Bellas
Artes
Más información sobre la obra de Luigi Russolo en Youtube:
Me ha encantado, el artículo como siempre, entretenido y breve pero con muchísima información. De acuerdo con todo y efectivamente, yo diría, no a todo el mundo le gusta el flamenco, el "cantaó" ya fallecido Camarón de la Isla, pero el que no guste a alguien no significa que no sea arte. Llega, trasmite siente, palpas...te emocionas..¿¿quién dice que no es arte?? Bueno, Ignacio, ese tema ya lo hemos hablado, todo parece una contradicción, pues todos parecen llevar razón. Espero, como siempre, que se me haya entendido..ya sabes que yo expreso lo que siento con bastante espontaneidad. Buen artista Luigi Russolo y enhorabuena por tu artículo. Besos.
ResponderEliminarGracias, ahora cada día veo más que la Hª del Arte no es el Arte.
ResponderEliminarIgnacio, acabo de comprender porqué una letra de una poesía leída no tiene el mismo "sentimiento" interior si la escuchas por seguiriyas o por soleá. Mismamente por "Huelva".
ResponderEliminarLa verdad muy interesante, imposible más en tan pocas palabras.
ResponderEliminarMagnífico post. Creo que la tendencia al reduccionismo es propia de una época donde impera la superficialidad, la frivolidad. Nos hemos acostumbrados a ser meros espectadores sin ganas de involucrarnos no vaya a ser que las conclusiones alcanzadas no sean de nuestro agrado. Expresar una opinión más allá del " me gusta" o " no me gusta" conlleva un ejercicio mental que no todos quieren realizar.
ResponderEliminarMagnífico como siempre, pero además totalmente de acuerdo con Rocio, por eso hoy solo te pongo Me gusta.
He pasado casi una hora entre el post y los enlaces que tiene, ha sido un rato estupendo y productivo. Muchas gracias.
ResponderEliminarFelicidades Ignacio!!por esta lección que nos haces llegar con sencillez y que me engancha de tal modo que quiero conocer mas y mas. En este caso cabe el dicho "lo bueno, si breve, dos veces bueno", pues breve pero muy bueno.
ResponderEliminarGracias y sigue compartiendo, me gusta seguir conociendo.