CINE
En los dos artículos anteriores les hablaba de los
mejores directores de los años 30 y 40. Ya estamos en plena época del cine
sonoro. La Guerra Mundial ha terminado
y los países, tanto los vencedores como los vencidos, han rehecho sus
economías. América pone en práctica el Plan Marshal y toda Europa parece
renacer de sus cenizas, incluso Alemania y al otro lado del mar, también Japón.
Esto no podía dejar de notarse en el cine.
Se ve la vida con otros ojos, con otra ilusión. En Estados Unidos nace un género lleno de
alegría, de música, de esperanza, el Musical Americano y directores como Gene
Kelly, Stanley Done, Vincente Minnelly y otros realizan en los años 50 y 60
verdaderas obras maestras que hacen las delicias de los públicos de todo el
mundo.
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En
España directores como Juan Antonio Barden, Luis García Berlanga o Carlos
Cuenca realizan películas que son reconocidas y premiadas en los mas
prestigiosos festivales internacionales. Buñuel continúa realizando películas
como “Viridiana” o “El Angel exterminador” que le confirman como uno de los
grandes del cine mundial mientras un verdadero genio, hoy olvidado, Edgar
Neville, realiza obras maestras como “La torre de los siete jorobados”.
En Italia el Neorrealismo da paso a otro tipo
de cine despreocupado, intrascendente, con protagonismo de una sociedad
opulenta que busca el lujo, cine que se da en llamar de “teléfonos blancos”
aunque el Neorrealismo deriva en un cine de gran calidad en el que directores
como Federico Fellini o Luchino Visconti realizan verdaderas obras maestras.
En
Francia surge un movimiento que trata de revitalizar el cine académico que se
venía haciendo. Un grupo de jóvenes
descubre los cineclubs, las películas de Hollywood que no pudieron ver durante
la Ocupación. Se agrupan en torno a la
revista Cahiers du Cinema. François Truffaut, Jean-Luc Godard, Claude Chabrol o Eric Rohmer, son algunos de ellos. Denuncian la
pesadez del cine que se venía haciendo. Para ellos, es necesario salir de los
estudios y acercarse a la gente dando todo el valor de la calidad de la
película al director al que consideran el verdadero autor.
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En
Suecia comienza a realizar películas Ingmar Bergman, películas de gran
trascendencia continuadoras de aquellas realizadas en años anteriores por
directores nórdicos como C. T. Dreyer que no obstante continúa realizando
películas en estos años.
En
América a donde han emigrado directores de toda Europa integrándose de manera admirable en la gran
industria, hombres como Billy Wilder (“El crepúsculo de los dioses”), Elia
Cazan (“América, América”), J.L. Mankievicz, Robert Aldrich, Robert Mulligan
(“Matar un ruiseñor”), Stanley Kubrick (“2001, una odisea del espacio”), Robert
Rossen, George Cukor, Blake Edward o David Lean realizan películas espléndidas
a la vez que directores que ya venían reralizando películas en décadas
anteriores continúan haciéndolo y dando a luz joyas cinematográficas como hacen
Alfred Hitchcock, que en estos años realiza sus mejores obras, William Wyller,
Cecil B. de Mille (“Los diez mandamientos”), Raoul Walsh, John Ford, John
Huston (“La reina de África”) o el mismo Orson Welles (“Sed de mal”).
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Pero
el cine no solo florece en Europa y en América en estos años. También en Japón
se realizan verdaderas obras maestras de la mano de directores como Yasujiro
Ozu, Masaki Kabayashi, Kenji Mizoguchi o Akira Kurosawa y en la India Satyajit
Ray sorprende a todos con la trilogía de Apu, con música de Ravi Shankar,
influenciadas claramente por el neorrealismo italiano y por Jean Renoir.
El
cine ha llegado a un punto que parece difícil de superar. En el próximo artículo les hablaré de los
directores que vinieron tras todos esos de los que les he hablado.
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