ENCUENTROS EN LA ACADEMIA (178)
UN MARTES PARA JOAQUÍN
SOLÍS.
Hoy
es martes. Hay conferencia en la Academia. Y como siempre, el pequeño patio se
llenará de gente. Pero hoy no es un martes cualquiera. No hablaremos de
Historia, de Ciencia, de Arte. Hoy es un día para la emoción, para el recuerdo
de un gran hombre que compartió con todos nosotros los Martes de la Academia.
Joaquín
Solís nos dejó, pero su recuerdo, hoy, se
hace preciso, concreto, en este patio en el que tantas veces lo vimos, a veces
como ponente, otras como presentador, muchas como organizador de ciclos, y
siempre como atento oyente.
Hoy
nos hablarán de él personas que lo conocieron muy bien: su hijo Pablo, su
cuñado Juan Manuel y su amigo José Luis. Ellos compartieron con él vida,
vivencias y, sobre todo, años.
Yo
solo tuve la oportunidad de compartir
los martes de muchos veranos, pero siento que he perdido un amigo.
¿Qué
es lo primero que me viene a la memoria?
Su sonrisa. La llevaba siempre
puesta y la compartía con todos. Decir que era cercano, jovial y
amable no refleja ni remotamente su personalidad, pero hoy las palabras se me quedan cortas para
expresar lo que siento.
Gran
conversador, podía pasar de explicarte como se abre un pozo de petróleo, al
último libro de Historia Moderna que había leído. Y lo hacía con la sencillez
de los grandes hombres. Era divertido escucharle anécdotas sobre su trabajo,
sus viajes, las personas que conoció. Pasar un rato con Joaquín era oírlo hablar
y hablar, pero nunca cansaba.
Presumía
de portuense, él que viajó por medio mundo.
Estaba al tanto de todo lo que pasaba en este rincón, mantenía sus
amistades de la niñez, recordaba
nítidamente el pasado, y siempre
estaba dispuesto a colaborar.
En
la Academia no faltaba a una reunión, aunque eso significara ir y venir a
Madrid en un día. Siempre tenía una idea que aportar. Creía en la Academia y en la labor que
realiza, se entusiasmaba con los proyectos, y siempre conciliador, nunca le oí
una crítica ni un mal gesto.
Hoy
quiero decirle a Pilar, su mujer, que aunque nada de lo que digamos de él puede
aliviar el dolor de su pérdida, puede
estar segura de que su recuerdo estará siempre presente en este patio, en su
Academia y en su pueblo.
Carmen
Cebrián González
Académica
de Santa Cecilia
Joaquín, ha sido una perdida grande en la Academia , yo le hecho de menos todos los martes, donde él siempre acudía, Q.D.E.
ResponderEliminarEntrañables y sentidas palabras sobre Joaquín, que bien describes a este gran portuense gracias Carmen
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