ENCUENTROS EN LA ACADEMIA (180)
ACERCA DE LA FIESTA NACIONAL
Ya se conocen los
carteles de toros para este verano: cinco corridas de toros, una de rejones, una
novillada y dos festejos sin picadores para alumnos de diversas escuelas
taurinas.
De las corridas de toros
hay que señalar que vienen algunos matadores del G-5 y que se repite algún
cartel de años anteriores al parecer ya “clásico” para las fechas de verano; de
todas formas no parece probable que se alcance el “lleno hasta la bandera”. Cabe
preguntarse entonces ¿qué le sucede a la fiesta nacional, qué mal es el que padece?
La fiesta se asienta
sobre cuatro pilares: el ganadero, el torero, el empresario y el público; pilares
que hoy en día se resienten, con lo que ello puede significar para el futuro de
la fiesta.
El ganadero busca el
toro de los treinta muletazos y se va alejando de los encastes toristas, del
toro con trapío, con genio, con presencia. Todo ello en detrimento de un tercio
como el de varas que, en principio, debería
servir para valorar la bravura y
ahormar el toro para los tercios siguientes.
El torero actual, en un
alto porcentaje, se forma en las escuelas taurinas. En ellas, parece que se
clona un tipo de torero; los hay, incluso, que parecen llevar un temario en la
cabeza para aplicarlo a lo que salga por los chiqueros, olvidando que cada toro
tiene su faena.
El empresario está en
una encrucijada; su meta es obtener beneficios, pero los toreros tratan de
mantener su caché y el público es cada vez más reticente. El cartel de “NO HAY
BILLETES” sólo se cuelga en muy contadas ocasiones y siempre bajo la influencia
de algún matador de toros.
El público aficionado,
que es el que mantiene la fiesta, se va alejando de la misma. La limitación de
edad para que los menores acudan a la plaza no garantiza el futuro, pues cuando
alcanzan la edad para asistir sus aficiones van por otros derroteros.
No forman parte de los
pilares de la fiesta, pero algunos
políticos y los defensores de los animales no comprenden la verdad del
toreo.
Difícilmente encuentra uno
cosas distintas después de asistir a tres o cuatro corridas, aunque las
ganaderías y los matadores sean distintos. Difícilmente sale alguien de una
corrida explicando con las manos cómo toreó fulano, cómo embistió el segundo y cómo
fue al caballo el sexto.
El futuro de la fiesta corre
serio peligro y no llego a ver claro que tecla hay que tocar para no caer en un
espectáculo para un público que, en el futuro, encuentre en unos folletos
turísticos algunas alusiones a una fiesta que un día engrandeció a unos hombres
que entregaron su vida ante la embestida de un toro de verdad.
Ahora bien, mientras
haya un toro bravo en el campo y un loco que ansíe dominarlo y sueñe el toreo,
no desaparecerá la “fiesta nacional”.
Vicente Flores Luque
Académico de Santa Cecilia
Que razonamientos mas perfecto, la fiesta se perderá porque la juventud de hoy muy pocos acuden a los toros.
ResponderEliminarYo creo que el principal motivo de que la afición se aleje de las plazas son los precios tan altos de las entradas. Por ejemplo, ir a los toros cuesta mucho más caro que ir al fútbol.
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