ENCUENTROS EN LA ACADEMIA (192)

LA MAR. AVENTURA Y LEYENDA. (I)


La Mar, como elemento ajeno y distante, pero inmediato a la circunstancia humana, está preñada de sugestiones y tradiciones. Es un espectáculo grandioso que invita a la imaginación con su misterio y su belleza.

La grandeza de alguna de las manifestaciones de la naturaleza, que tienen al mar como escenario, y la abrumadora fuerza con la que se desarrollan, llegando en ocasiones a extremos inverosímiles, han dado lugar a leyendas que no son más que fenómenos naturales exagerados por la fantasía e ingenio de quién los describe y relata.

Existen ciertos accidentes geográficos que, por su constitución y por eventos que suelen ocurrir en sus proximidades, se hallan envueltos en interpretaciones legendarias que, a fuer de ser contadas, llegan a alcanzar visos de verosimilitud.
Estos fenómenos suelen darse en los pasos angostos o en zonas geográficas donde existen mares encontradas que, por su intensidad y rumbo, llegan a ser verdaderamente peligrosas para la navegación.

La mitología clásica sitúa a los personajes homéricos “Scila” y “Caribdis”, dos monstruos abominables, en la boca del estrecho de Mesina, uno a cada lado del canal, que moraban en sendas rocas.
Scila, hija de Crateis, ninfa del mar de Sicilia, se enamoró de Glauco, amante de Circe, diosa y hechicera, hija de Helios y de la oceánida Persea, quien, celosa de ella, vertió una pócima en el estanque donde se bañaba la bella Scila, convirtiendo a ésta en un monstruo maléfico, con seis largos cuellos y otras tantas cabezas de lobo, con bocas provistas de tres hileras de afilados dientes. Tan terrorífico era su aspecto y tan atronadores eran sus rugidos que ella misma se asustó y se arrojó al mar, en el estrecho de Mesina, cerca de la roca que tomó su nombre, desde donde, según Virgilio describe en La Eneida, sigue atormentando a los navegantes.

Frente a su caverna, bajo una gigantesca higuera, moraba Caribdis, hija de Neptuno y de la Tierra, aniquilada por un rayo, por robarle los bueyes a Hércules, y condenada a vivir en un abismo, en el que se sumergía tres veces al día para emerger otras tantas, contestando a Scila con tales bramidos y produciendo un remolino de tales dimensiones que hacía zozobrar a no pocas embarcaciones.
Ulises y sus marineros, para evitar ser atrapados por estos remolinos, se acercaron al otro lado del estrecho, donde fueron engullidos, algunos de ellos, por las fauces de la monstruosa Scila.

De ahí el dicho: “Entre Escila y Caribdis”, cuando navegas por un paso estrecho con riesgos a ambos lados.
Igualmente, la mitología escandinava habla de personajes maléficos asociados a los angostos pasos de Mälstrom y Sälstrom.

Ignacio Pantojo Vázquez
Socio colaborador de la Academia

Comentarios

  1. Interesante y documentado artículo que nos ilustra sobre esa desconocida o superficialmente conocida, como es la mar.

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