ENCUENTROS EN LA ACADEMIA (199). La mar en el arte
LA MAR EN EL ARTE
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La mar,
desde los albores de la humanidad, ha sido un filón inagotable para poetas y
prosistas, tanto es así que se ha llegado a hablar de una literatura del mar.
Desde
Homero (1200 a .
c.) quien, en su poema épico “La Odisea ”, narra las aventuras de Ulises
en la mar,
pasando por Apolonio de Rodas (186 a . c.), que hace otro tanto describiendo los viajes de Jasón, a
bordo del navío “Argos”, en su poema “Argonautas”, y Virgilio (79
a . c.) en “La Eneida ”, versión latina del poema homérico, hasta la
época de los grandes descubrimientos en el siglo XVI, con “Os Lusiadas” de Luis Vaz de Camöes, han sido innumerables
los escritores que han tratado al mar como tema de sus odas y epopeyas.
Audio libro de la "La Odisea"
El Romanticismo fue otra época propicia para que poetas y prosistas como Lord Byron, Walter Scott, Espronceda, Stevenson, Julio Verne y otros, encontraran en la mar el hábitat idóneo para sus sueños y fantasías, haciéndola partícipe y confidente de sus pasiones.
Ya en
nuestro siglo, Hemingway en su relato “El
Viejo y el Mar” y Herman Melville con “Moby
Dick”, nos dan una muestra épica y grandiosa de lo que puede ser la lucha
entre el hombre y la mar.
Actualmente,
novelas como “El Cazador de Barcos” ó
“Voraz como el Mar”, son auténticos superventas
que demuestran que la atracción por el mar ha existido y seguirá existiendo
siempre.
Si nos
paramos a repasar la historia de la música, la sonoridad del mar ha hecho que
los más grandes compositores lleven al pentagrama los melismas del continuo
rodar de las olas.
Desde
Haydn, que describe en su
obra “La Creación” el día que Dios hizo las aguas, pasando por Mendelsson,
con su obertura:
“Mar en calma y feliz navegación”, hasta Debussy,
en su
composición “El Mar”, dividida
en tres fragmentos: “Del alba al
mediodía”, “Juego de olas” y “Dialogo entre viento y mar”. Con la que nos
hace sentir el sosiego de una mar en calma, cuando todavía la cubre el velo de
la neblina de la mañana, y la tensión estremecedora de un mar embravecido al
anochecer. Wagner,
en “El Buque fantasma”, representa un
mar tenebroso, de tonos plomizos, por el que navega errante el capitán Van Stratten, tratando
doblar el Cabo de las Tormentas, que contrasta con el mar en calma, azul
cobalto, de “Tristán e Isolda”.
"El Mar" de Claude Debussy
Rimsky-Korsakow, en su ópera “Sadko”, nos hace temblar con toda la fuerza del fondo legendario de los mares, son muestras más que representativas de la inquietud y sugestión que produce la mar a todo aquél que la contempla y, más aún, si la vive.
La
pintura ha representado su estado de mil y una formas, pero si hay alguien que
sea capaz de plasmar y reflejar ese mundo en continuo movimiento, capaz de
sosegar y alborozar, sin duda es Guillermo Aledo que, en su libro: “Mares, Barcos y Hombres”, nos muestra
una espléndida colección de acuarelas y dibujos que representan, tanto
ambientes portuarios, como faenas marineras, con tal fuerza expresiva que, además de dar
una lección magistral sobre la pintura y el mar, nos hace sentir el crujir de
la tablazón de las cubiertas y el
hachazo de la tajamar de proa abriendo la mar, como el arado rotura la tierra.
Ignacio
Pantojo Vázquez
Socio
colaborador de la Academia
Excepcional artículo de Ignacio Pantojo que, con sus enseñanzas sobre el mar, nos hace disfrutar de su conocimiento y nos muestra las distintas facetas de ese gran desconocido, para la mayoría, como es el mar, la mar. El complemento de información a través de Gondiazar, le da un plus de calidad a un artículo precioso y preciso.
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