ENCUENTROS EN LA ACADEMIA (216)
Estrés en uno
La
RAE lo define como "situación de un individuo, o de algunos de sus órganos
o aparatos, que por exigir de ello un rendimiento superior al normal, lo pone
en riesgo próximo de enfermar". Estamos pues ante una reacción fisiológica
del organismo en que entran en juego diversos mecanismos de defensa, es una
respuesta normal a un agente específico que somete al organismo a una agresión.
Es cierto que para el desarrollo adecuado de una actividad profesional, -directivos,
profesores, amas de casa....- se necesita una determinada tensión, tensión
controlada y controlable que produce satisfacción en el desarrollo del ese
trabajo, pues de lo contrario aparece la abulia y el aburrimiento que no
hacen rendir en dicha actividad, o por el contrario aparece una excesiva
tensión que lleva al agobio, el cansancio, la angustia, el agotamiento que son
sinónimos de estrés, aunque se diferencian en su temporalidad y tipo de
afectación. Pero lo que no es, evidentemente, es una moda pasajera, ni siquiera
una patología, aunque la persona se puede poner en riesgo de enfermar, pasando
por una grave depresión.
Por tanto, estamos ante un problema que tiene numerosas consideraciones, desde los factores externos que lo condicionan, diferentes para cada profesión, a las características propias de cada persona. Tenemos el abarcar más trabajo del que se es capaz de desarrollar, generalmente por presiones externas de los jefes, o por la propia impotencia personal a solucionar el agobiante día a día del directivo o del ama de casa que saca adelante, las labores propias de la casa, el colegio de los hijos, el trabajo en la oficina, etc.
Existen una serie de agentes estresantes, por ejemplo en el entorno laboral, las exigencias del trabajo, las propias condiciones laborales, compañeros y el mismo estilo de dirección. Los autores que estudian este dinámica directiva han definido en coordenadas una curva del estrés en forma de campana que sube a la parte superior en donde se producen condiciones óptimas de trabajo y realización personal en su profesión y a partir de aquí se puede generar una caída de la curva que representa a un individuo con un esfuerzo superior a su capacidad de desarrollo, carga que llega al agotamiento, convirtiéndose en una amenaza para el individuo, son numerosos los peligros del estrés.
Están descritos varios modelos que
recogen la evolución del estrés laboral -modelo de Cooper, de Matteson- donde
una serie de factores o agentes estresantes
que inciden en la persona y en función del tiempo provoca unos síntomas
personales que pueden llevar a una excesiva tensión que se manifiesta con
dolores de cabeza, ira, frustración, fatiga, cansancio, problemas de estómago, etc.…De
aquí que haya que tomar medidas antes de que esto ocurra y entre otras recordamos:
aprender a decir que no, reducir el tiempo de trabajo a un horario convenido,
incluso tomarse unas vacaciones para centrar el trabajo profesional a la
capacidad real de la persona, o sea, la optima gestión del tiempo.
Enrique
García Máiquez
Académico
de Santa Cecilia
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