MÚSICA CLÁSICA EUROPEA: LA ÓPERA (10) La vida breve
La vida breve
Opera en dos actos, música de Manuel de Falla (1876 -
1946)
Libreto de Carlos Fernández Shaw
Se estrenó el 1 de abril de 1913 en Niza.
La acción se desarrolla en Granada a
principios del siglo XX
ACTO I.- Cuadro primero.
Patio de una
casa de gitanos en el Albaicín. Al fondo, por un portalón, se ve una calle
alegre. A la izquierda, una puerta por la que se vislumbra el negro interior de
una fragua iluminada por rojizos resplandores de fuego. Es un hermoso día de
sol. La Abuela avía unas jaulas con pájaros, colgadas en la pared, y canta
hablando con las aves. En la fragua cantan también un coro de hombres. La
canción de trabajo se contagia de ritmos vernáculos y de las profundidades
temblorosas del "cante hondo".
Mal
haya el hombre, mal haya,
que nace con negro sino.
Mal haya quien nace yunque,
en vez de nacer martillo.
que nace con negro sino.
Mal haya quien nace yunque,
en vez de nacer martillo.
La esencia dramática de la obra nace de
esta canción, que es como un hilo de sangre candente en el tejido polifónico
que forman con ella el canto de la Abuela, los pregones de un vendedor de
flores y los demás vendedores de higos y fresas, el campanil del Albaicín y las
lejanas campanas de Granada. Salud, una gitana joven y bella, llega de la calle
desolada y se queja a su Abuela de la tardanza de Paco, su amante, un señorito
presumido y conquistador que le finge amor a pesar de estar a punto de casarse
con Carmela, rica señorita granadina que es huérfana de padre y madre y vive
con su hermano Manuel. La Abuela y el tío de Salud, Salvaor, sospechan la
traición de Paco; pero callan, ocultándosela a la muchacha, por piedad. Después
de un dúo entre la Abuela y Salud, demostrando ésta su inquietud amorosa y
procurando la vieja animarla disimulando la triste verdad y yéndose a la azotea
a vigilar la llegada de Paco, vuelve a oírse la voz de los hombres de la fragua
cantando el coro inicial de la obra. Salud, sola, canta una
"seguiriya" que ella misma comenta con un recitativo que tiene
también ritmos de canción andaluza.
Después continúan el canto el coro de
tenores y bajos en una bella glosa polifónica, a la que une Salud su voz al
final del concertante. Vuelve la Abuela anunciando a Salud la llegada de su
novio. La muchacha muestra su alegría en un canto de desbordante entusiasmo.
Entra Paco y entre él y Salud tiene lugar un dúo de vehemente pasión, en el que
abundan los felices hallazgos musicales. Al terminarse el dúo, el coro de
hombres reanuda su canto en la fragua. Llega el tío Salvaor, un viejo gitano, y
sin que Paco ni Salud lo adviertan, habla con la Abuela confirmando sus
sospechas sobre el próximo casamiento de Paco con Carmela. Indignado, el viejo
quiere descubrirlo todo y llega incluso a decir a la Abuela que quiere matar a
Paco, pero ésta le detiene y se lo lleva. El idilio continúa suavemente y el
cuadro termina con la repetición del coro inicial de hombres desde la fragua.
Cuadro segundo.
Este cuadro es un intermedio sinfónico-coral de profunda emotividad. La evocación musical de la realidad plástica, representada en la escena, una vista panorámica de Granada desde el Sacro Monte, es intensamente sugestiva; pero no hay en esta música tan exquisitamente evocadora ningún propósito descriptivo. Las melodías de calidad popular constituyen con su rica vestidura armónica una bellísima trama polifónica. Se despiden los dos enamorados y aparece el tío Salvaor, que ha venido siguiendo a la pareja y acecha el momento en que Paco quede solo para castigar su infidelidad. Creyendo llegada la oportunidad de vengar a la infeliz Salud, se dispone a ejecutar su venganza, pero la oportuna intervención de la Abuela evita que se cometa el homicidio. La creciente oscuridad del anochecer desciende sobre la ciudad y envuelve en sombras aquel paraje solitario mientras los dos viejos debaten sus cuitas.
Este cuadro es un intermedio sinfónico-coral de profunda emotividad. La evocación musical de la realidad plástica, representada en la escena, una vista panorámica de Granada desde el Sacro Monte, es intensamente sugestiva; pero no hay en esta música tan exquisitamente evocadora ningún propósito descriptivo. Las melodías de calidad popular constituyen con su rica vestidura armónica una bellísima trama polifónica. Se despiden los dos enamorados y aparece el tío Salvaor, que ha venido siguiendo a la pareja y acecha el momento en que Paco quede solo para castigar su infidelidad. Creyendo llegada la oportunidad de vengar a la infeliz Salud, se dispone a ejecutar su venganza, pero la oportuna intervención de la Abuela evita que se cometa el homicidio. La creciente oscuridad del anochecer desciende sobre la ciudad y envuelve en sombras aquel paraje solitario mientras los dos viejos debaten sus cuitas.
Cuadro tercero. Se celebra el matrimonio de Paco y Carmela. Es la
casa de la rica heredera y de su hermano Manuel. Desde el interior llegan a la
calle los rumores de la fiesta, la voz del "cantaor" flamenco, el son
de las guitarras, los coros de hombres y mujeres que cantan en honor de los
recién casados y los ritmos cadenciosos de la danza que se ha hecho célebre en
todo el mundo filarmónico, por sus transcripciones para piano y violín. Antes
de que acabe la danza aparece Salud y mira con ansiedad por una de las ventanas
de la casa. Canta, después, tristemente, lamentando su desdicha, la traición de
su amante y el engaño de su familia que quiso ocultárselo, y que ahora ve con
sus propios ojos. Su desesperación es tan grande, que considera la muerte como
única solución para sus penas. La voz del " cantaor" deja oír de
nuevo frases alusivas a los novios, que aumentan su angustia. Llegan la Abuela
y el tío Salvaor y se desarrolla una escena patética, en la que los dos viejos
procuran, sin lograrlo, consolar a la desgraciada muchacha. En la casa sigue la
fiesta y Salud reconoce entre las voces que cantan y hablan, la de Paco.
Entonces, acercándose a una de las ventanas, canta:
Mal haya la jembra pobre,
que nace con negro sino.
Mal haya quien nace yunque,
en vez de nacer martillo.
Las voces interiores se han apagado como
si escucharan la canción de la muchacha. Los dos viejos intentan hacerla callar
y apartarla de aquel lugar; mas ella, desesperada, busca la puerta de la casa.
La Abuela quiere impedir que entre, pero ante la obstinación de Salud, el tío
Salvaor se decide a acompañarla y se va tras ella.
ACTO II.- cuadro cuarto. Patio de la
casa de Carmela y Manuel, en el que se está celebrando la fiesta. A la vista del espectador se ofrece un conjunto
de gran animación: hombres, mujeres, tipos populares ricos de color, hablan y
se mueven alegremente. A un lado están juntos Carmela, Paco y Manuel; al otro,
el "cantaor" y varios "tocaores" con sendas guitarras.
Bailan algunas parejas animadas ruidosamente por la concurrencia, que los
"jalea". Paco procura fingir alegría, disimulando su preocupación.
Carmela le observa atentamente, como con recelo. Después de la danza, los
recién casados hablan brevemente. Manuel interviene en la conversación y
manifiesta antes su satisfacción por el matrimonio de Paco con su hermana. El
tío Salvaor y Salud entran por la cancela y avanzan entre los invitados. Paco,
al verlos, se turba intensamente. Manuel pregunta al viejo gitano qué es lo que
busca en su casa y éste le responde que como hay baile y canto, él y su chica
vienen a bailar y a cantar.
Entonces Salud, no pudiendo soportar más tiempo
aquella violenta situación, descubre ante todos la traición de Paco, que
después de engañarla fingiéndole amor, la ha abandonado sin decirle una palabra
de justificación, para casarse con Carmela. Paco quiere defenderse y dice que
Salud miente; pero ella va hacia él temblorosa y después de decir:
"¡Paco!", con una ternura infinita, cae muerta a sus pies,
finalizando así, por penas del querer, la "vida breve" de la
enamorada gitana. Llega la Abuela en aquel momento y entre las voces de hombres
y mujeres que rodean sobrecogidos el cadáver de Salud, se destaca la suya para
maldecir al traidor.
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