CINE. “LOVING”, de Jeff Nichols
Loving y figuras ocultas
A
los americanos siempre les ha encantado llevar a la pantalla historias
reales. Siempre nos han presentado
películas que, como a manera de disculpa, nos decían que estaban basadas en
hechos reales, cuando no que eran fiel reflejo de algo ocurrido en la vida
real. Para dar mayor credibilidad a que lo que decían, era la verdad, toda la
verdad y nada más que la verdad, solían –suelen-, sería mejor decir,
presentarnos al final junto a los créditos, imágenes de los personajes reales
en los que se basaban los que habíamos visto en la película de turno.
A
mí nunca me pareció que esto fuera correcto.
Yo entiendo el cine como una obra de arte y una obra de arte es, ante
todo, creación. El pintor retrata a la
modelo o al paisaje que tiene ante sí, pero no se le ocurre decir que su obra
copie a este o a aquella. Es más, puede ocurrir hasta que la obra creada y el
modelo que haya servido de inspiración, no sean demasiado parecidos o, incluso,
sean totalmente distintos, pero, milagro del Arte, con el paso del tiempo,
nadie se acordará del modelo y lo único que prevalecerá será la obra artística
para la que han posado.
¿A
quién le importa cómo era en realidad la reina Maria Luisa pintada por Goya?
Ella será tal como nos la ha presentado el artista. Y los olivos y el sol y las
nubes pintados por Van Gog.
Sin
embargo, tengo que reconocer, que muchas veces, estas películas están
plenamente justificadas y cumplen un papel social muy importante a la vez que
sirven para corregir errores de la justicia o enmendar actitudes y silencios
injustificables y entonces si, estas películas, aparte de sus méritos
artísticos, que también los pueden tener, como es el caso de las dos películas
a las que ahora me refiero, sirven para devolver el honor que se quitó a
ciertas personas, para restituir y sacar a flote méritos ocultos o escondidos
por motivos ruines y falaces y es bueno que las cosas se conozcan, que los
méritos de los que son merecedores de ellos, emerjan y sean valorados y
admirados y sirvan de ejemplo.
En
el caso de “Loving”, se trata de algo que a nuestros ojos, puede parecer
increíble que pudiera suceder en los Estados Unidos de Norte América.
Es la historia real
de Mildred y Richard Loving, una pareja que se casó en Virginia en 1958. Debido
a la naturaleza interracial de su matrimonio, fueron arrestados, encarcelados y
exiliados.
Durante una década la
pareja luchó por su derecho a regresar a casa, lo que finalmente consiguieron que
el Tribunal Supremo incluyera una enmienda en la Constitución del país para que
casos así no pudieran volver a ocurrir jamás en ningún Estado de la Unión.
Joel Edgerton y Ruth Negga, interpretan a los protagonista y lo
hacen de forma muy convincente y nos hacen ver que Norteamérica es mucho más
que Nueva York, que toda la América del Este y del Sur, la América profunda, la
América de la Asociación del Rifle, tiene un poder enorme y son millones y
millones de personas que pueden hacer que un hombre como Donald Trump, llegue a
ser Presidente de los Estados Unidos.
Pero la película no se aprovecha del
tema para ofrecernos escenas de violencia y racismo, aunque están presentes de
forma latente. La historia, Jeff
Nichols nos la cuenta con naturalidad pero, sin hacerlo explícito, percibimos
el dramatismo del trasfondo de todo lo que ocurre.
El director, que
proviene del cine independiente, ha conseguido integrarse en el aparato
industrial sin perder la esencia del cine en el que se formó.
Y si en “Loving” la
injusticia fue no permitir vivir en “su casa”, en “su país” a un matrimonio por
el solo hecho de ser de distinta raza hombre y mujer, en “Figuras Ocultas”, de
Theodore Melfi, la injusticia es la ocultación de la realidad y la negación de
los méritos de unas mujeres que colaboraron en la NASA en los éxitos
conseguidos por Norteamérica en la carrera espacial por el solo hecho de ser
negras y no atreverse las autoridades a decir públicamente que, además de
camareras y limpiadoras, hubo mujeres negras que trabajaron en los
departamentos más altamente cualificados de la NASA y contribuyeron de forma
decisiva a los éxitos conseguidos.
Jesús Almendros
Fernández
Crítico de Cine,
socio colaborador de la Academia
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