CINE. Nuestra vida en la Borgoña
“NUESTRA VIDA EN LA BORGOÑA”… (O EN
JEREZ)
Se está proyectando actualmente en nuestras
pantalla, la película francesa, “Nuestra vida en la Borgoña” que, como podrán
suponer, trata de la crianza del vino en esta afamada región francesa, tan
afamada como otras muchas de Europa, como Burdeos o Alsacia o ¿por qué no?,
Rioja o Ribera del Duero.
Pero sin movernos de casa, también podríamos pensar
en nuestra zona vitivinícola, la zona del marco de Jerez, dentro de la que se
encuentra el Puerto de Santa María.
La película, de tono amable, fluctúa entre el
documental y la comedia familiar. El director, Cédric Kaplisch, no parece muy
bien a que papel quedarse. La película
vale mucho mas, sin embargo, como documental que como historia, la cual está
encajada de forma que permita ver unos maravillosos paisajes, el cultivo de las
viñas, la elaboración del vino, la defensa del ecologismo en su tratamiento, la
prioridad del vino de “pago”, de
“terroir”, frente al vino de firma, ese que persigue la buena puntuación de los
críticos a cualquier precio.
La historia se desarrolla durante todo un año, lo
cual nos permite ver las diferentes fases por las que pasan los viñedos en cada
estación y asistir a la aparición de las uvas, a la vendimia, al trabajo de los
vendimiadores contratados cada temporada para efectuar la vendimia, a las
discusiones entre los tres hermanos propietarios de la bodega y de los viñedos
sobre cuál es el momento ideal para comenzar y para embotellar y en este
sentido, la película tiene un estupendo tono pedagógico que servirá para que
muchos espectadores conozcan muchas de las tareas de la vendimia que no
conocen.
Y a esto viene precisamente lo del añadido de “(o
en Jerez)”, que le puse al título, porque esto mismo podríamos hacerlo
nosotros, a los que no nos faltan viñedos, ni vendimiadores, ni cosecheros, ni
enólogos, ni bodegueros. No nos falta
nada, excepto la inquietud por popularizar una industria que durante muchos
años fue la principal fuente económica, laboral y social de nuestra
región.
En la película, la historia que justifica todo lo
que nos muestran de esa industria del vino que en la Borgoña cuidan y miman (y
valoran) como solo los franceses saben hacerlo, es el cambio generacional, el
paso de la propiedad de los viñedos y la bodega, de un padre hospitalizado sin
esperanza de recuperación y unos hijos jóvenes que deben hacerse cargo del
negocio o venderlo. Y no lo venden. Se hacen cargo de él, con todo su
desconocimiento, sus dudas, sus problemas económicos, pero dispuestos a
solucionarlos. Y curiosamente, de los tres hijos, es la mas joven, una chica de
apenas veinte años, la que hace valer su criterio y nos ofrece a idea de que a
pesar de todo, lo que mas vale es la confianza en uno mismo, en su criterio y
en su gusto.
Lástima de no tener productores o directores que hagan algo parecido a lo que vemos en esta película, pero en nuestra tierra, en nuestras zonas vitivinícolas de España, aquí, en el Marco del Jerez, Xeres, Sherry.
Lástima de no tener productores o directores que hagan algo parecido a lo que vemos en esta película, pero en nuestra tierra, en nuestras zonas vitivinícolas de España, aquí, en el Marco del Jerez, Xeres, Sherry.
Jesús
Almendros Fernández
Crítico y director de cine
Crítico y director de cine
Socio
colaborador de la Academia
Una buena y estimulante reseña. ¡Ojalá! sirva de acicate para promocionar nuestro vino y a nuestros bodegueros que, más que nuestros, son sólo suyos.
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