ENCUENTROS EN LA ACADEMIA (361)


LA ACADEMIA DE BELLAS ARTES: LOS TERREMOTOS Y TSUNAMIS

Eran las diez de la mañana del sábado primero de noviembre de 1755.  Algunos portuenses habían acudido a la entonces conocida como Iglesia Mayor Prioral a celebrar la festividad, según la tradición católica, de Todos Los Santos, aquella que instaurara el papa Gregorio III en el siglo VII y confirmara en el siguiente Gregorio IV.

 De repente la tierra comenzó a temblar cayendo sobre la entrada principal, la conocida como puerta del Sol de la hoy Basílica Menor, las cabezas de las tres virtudes que rematan la ornamentación de su fachada produciendo profundos y amplios socavones, aunque con la fortuna de que ninguna de ellas impactara sobre los feligreses que corrían despavoridos.

Estas tremendas sacudidas del terreno fueron los prolegómenos del impacto producido sobre El Puerto por el posterior tsunami, que conmocionó a  los portuenses y produjo significativos daños en la ciudad. Fue consecuencia del conocido como terremoto de Lisboa, motivado por la fractura del fondo marino, cuyo epicentro estuvo situado en el Océano Atlántico frente al Cabo de San Vicente, supuestamente en torno a las coordenadas 10º 00’ W, 37º 00’ N.

Este fenómeno extraordinario que se dejó sentir en amplias zonas de España y de Portugal, con profusión en sus costas, fue de tal magnitud que los eruditos,  científicos y estudiosos de la época se pusieron a estudiar e intentar desvelar cuáles eran realmente las causas que los provocaban, en aquel entonces bastantes desconocidas. El geógrafo e ilustrado onubense, que padeció el cataclismo, Antonio-Jacobo del Barco y Gasca (1716 -1784) contradijo la idea que se tenía del fenómeno acerca de la participación de los agentes atmosféricos, afirmando que “Esto temo este sucediendo en la explicación del fluxorefluxo del mar. Nos cansamos de buscar su causa en el Cielo, y quizás estará escondida en los senos de la Tierra”. Y el propio cargador a Indias e ilustrado portuense Juan Luis Roche acudió a la puerta de la Prioral a estudiar la posición en que habían caído las tres cabezas de las imágenes para, haciendo cálculos, determinar cuál era la dirección  de propagación de la onda sísmica. Con posterioridad, junto al también vecino de la ciudad y Fiscal de su Real Justicia José Antonio Vela y Curtido, escribirían sus vivencias sobre este episodio.

La Academia de Bellas Artes Santa Cecilia, dentro de sus ya consolidados Martes de la Academia que se celebran en los meses de julio y agosto, ha querido dedicar una parte de ellos, con la intervención de relevantes especialistas en la materia,  a rememorar aquel impactante suceso en varias vertientes. A conocer cuáles fueron las causas del terremoto y posterior tsunami, en qué lugar se produjo y a qué fue debido. A cómo conmocionó a la  población y de qué manera ésta actuó. Y también a qué medidas podrían tomarse, pese al poco tiempo que transcurría en nuestras costas entre el temblor y el oleaje,  para alertar a los ciudadanos evitando en lo posibles tragedias humanas.

Hoy martes, con el que se cierra este ciclo de cuatro conferencias,  expondrá sus amplios conocimientos el profesor don Miguel Correa Monteiro de la Universidad de Lisboa, sobre el tema “La sociedad portuguesa tras el terremoto y tsunami de 1755”.
Manuel Pacheco Albalate
Académico de Santa Cecilia

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