ENCUENTROS EN LA ACADEMIA (380)
¡TENÍAS
QUE VENIR A CÁDIZ...!
A mediados del siglo XIX, se escribió una carta
con esta atractiva sugerencia que considero merece la pena que se conozca por los gaditanos. Esta carta forma parte de la correspondencia entre dos jóvenes
amigos alemanes y fue escrita desde Cádiz el 17 de noviembre de 1850. En los párrafos relacionados con nuestra ciudad, y con total garantía de su
correcta traducción, dice así:
¡Tenías que venir a Cádiz! De veras estoy fascinado por España. Nunca he
visto un pueblo tan hermoso. Hombres y mujeres de todas las clases son bellos
de arriba a abajo; incluso lo quijotesco de algunos rostros y figuras es
espléndido. ¡Y qué diferencia en lengua, respecto a, por ejemplo, de los
ingleses, holandeses y otras inmundicias del norte¡. Caí como de las nubes
cuando desembarqué aquí, y a las seis semanas que he pasado, se han ido para mí
como un día. (…) La gente anda por los tejados planos, y de todos los miradores
y balcones suena murmullo enamorado, cantos y risas. De las españolas no quiero
decir más: Hablan con manos, pies, ojos y labios al mismo tiempo, y no hace
falta saber una palabra de español para conversar con ellas. Cosas
parecidas le cuenta el mismo viajero a su querido amigo en otra carta del 3 de
marzo de 1851.
¿Que les parece? Como diríamos en el argot
juvenil: Este chaval está "flipando" con Cádiz. Pero vayamos a desvelar el nombre del
entusiasta remitente. Se trata de GEORGE WEERTH (1822-1856) un aventurero, viajero y poeta, prácticamente desconocido en la España de la época (y en la
actual, no digamos...) ¿Y el nombre del amigo destinatario?: Era KARL MARX. Sí,
el mismo, el del Capital, el comunista. Con tan entusiastas sugerencias, y más viniendo de un íntimo amigo,
probablemente, Marx lo pensó...y puestos
a elucubrar: Si Marx hubiera accedido a visitar Cádiz ¿el curso de la historia
hubiera sido el mismo? Quien sabe... Al final, Marx no vino a Cádiz, pero sin
duda, estas cartas contribuyeron a estimularle un
profundo interés por España, que se manifestó en una extensa serie de artículos
que como cronista político escribió para el periódico NEW YORK DAILY TRIBUNE.
También, a partir de entonces (1852) Marx se decide a estudiar español, para poder leer en este idioma a los clásicos del siglo de oro como
Cervantes o Calderón. En su interés por
la obra de Calderón, llegó a confiarle a su amigo Engels en carta de 3 de mayo
de 1854, que “Goethe en su Fausto,
utilizó del Mágico Prodigioso de Calderón, no solo algunos pasajes, sino
esbozos enteros de escena”. Lo que
supone una denuncia en (privado) de un verdadero plagio. Quizás Goethe, no se
merece tanta gloria…Pero volvamos a la carta y a Cádiz. Es curioso y singular
el punto de vista sobre Cádiz y España, que Weerth transmite a Marx. La visión
de España de Weerth, dista mucho de la de los viajeros románticos de la época
(Richard Ford, Prosper Mérimée, etc.). Aquí no se describen toreros ni frailes,
ni a bandoleros, ni a rústicos cejijuntos. Tampoco en lo que refiere a Cádiz, le
habla a Marx, de lucha de clases, ni de plusvalías, ni de ningún fantasma del comunismo.
Cádiz era para Weerth, como una Arcadia feliz: “cantos enamorados por los balcones”, todo maravilloso, fascinante,
y hasta un poco xenófobo con las gentes del norte. Me pregunto que a lo mejor Weerth,
¿pudiera haberse enamorado…? (recuerdo la copla: “él vino en un barcooo”) y se expresaba
bajo los efectos de… el amor. En definitiva, lo que Weerth transmite a su amigo
Marx, es una valoración entusiasta de la manera de cómo se entendía la vida en Cádiz.
Lástima que Weerth, no fuera un personaje tan relevante como
por ejemplo, Victor Hugo o Goethe, o el mismo Marx y, que hiciera público sus elogios
en periódicos o en libros. Tendría entonces su nombre en calles, en plazas, y hasta
en monumentos. Sería Weerth el mejor promotor turístico de España (yo creo que de
Cádiz) y el mejor eslogan o reclamo para conocer esta ciudad, podría ser, por ejemplo:
¡Tenías que venir a Cádiz!
Manuel Moro Benito
Abogado, colaborador de la Academia
He disfrutado con su lectura. Realmente bien documentado y bien escrito. Un placer leerlo.
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