FLAUTA (XVI)

Este instrumento de viento es uno de los más antiguos que existen. Ha revestido dos formas: la primera, la más remota, es la llamada flauta travesera oblicua, utilizada actualmente y de la que hablaremos en este pequeño escrito. Se considera de lejano origen y fue objeto de modificaciones y mejoras importantes, sobre todo a comienzos del siglo XIX, por parte del músico alemán Teobaldo Bohem, que logró dar al viejo instrumento una precisión y una facilidad desconocida hasta entonces.

Esta facilidad de emisión, superior a la de ningún otro instrumento, permite a la flauta los más variados juegos musicales: trinos, gracias, escalas, saltos, floreos, caprichos... La flauta se construye preferentemente de metal, también de plata, y algunas veces de oro. En algunos países se fabrican de madera, con cabeza metálica. Y han llegado a hacerse de cristal de marfil y hasta de mármol.

Generalmente se estima frío el timbre de este instrumento, por lo que no es posible obtener de él el efecto patético que cabe, por ejemplo, extraer del clarinete. Más esta aparente frialdad puede muy bien traducir musicalmente los estados de serenidad y placidez. En este sentido es utilizada por Gluck en la escena de los 
Campos Elíseos de su Orfeo, y por Debussy en su preludio a la Siesta de fauno. 

Grandes compositores utilizaron la gracia melódica de este instrumento, su ligereza, su encanto de vuelo y de juego. Bach y Haendel escribieron seis sonatas para flauta.

Mozart, dos conciertos para flauta y uno para flauta y arpa. En la música de cámara el antiguo instrumento alcanzó una preponderancia que llega hasta nuestros días. (El Rey de Prusia Federico II, otros príncipes y reyes pusieron de moda la afición de tocar la flauta). En la escena del "tempo" de Aida, Verdi trató de lograr colorido histórico con el empleo del viejo instrumento. La danza de los jóvenes amalecitas en la Infancia de Cristo, de Berlioz, y el delicioso "scherzo" del Sueño de una noche de verano, de Mendelssohn, constituyen ejemplos claros de esa misión de vuelo, gracia y juego que cabe confiar a la flauta.


El único instrumento de su tipo que al lado de ella se emplea en los conjuntos instrumentales es el flautín, que tiene también los nombres italianos de flauta piccolo u ottavino. Es el instrumento más agudo de la orquesta moderna. Se comenzó a usar en el siglo XVIII. Haydn y Mozart lo emplearon de modo accesorio. Más adelante, Beethoven lo utilizó genialmente en sus Sinfonías quinta y sexta. Weber en la escena del brindis de su ópera Freischut, empleó también con pleno acierto el flautín.

Pedro Salvatierra Velázquez
Concertista y profesor de Conservatorio

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