ENCUENTROS EN LA ACADEMIA (186)
EL VAPOR-CITO. De siempre, al ahora llamado “Vaporcito” se le llamó “el Vapor”. Alguien, en Cádiz y que Dios lo haya perdonado, se le ocurrió en exceso de cariño familiar –hay cariños que matan- llamarlo “Vaporcito”, y se le quedó. La motonave Adriano, conocidísimo barco de pasajeros del Puerto a Cádiz y viceversa, siempre ha sido referido como el Vapor; el Vapor del Puerto, sin el “cito”. Nada de “Vaporcito”. Dicen, que un día, un grupo de amigos, sentados en la terraza del Bar Lucero de Cádiz, estaban muy desocupados viendo pasar a la gente. Ocurrió que uno de ellos le dijo a otro: “ahí viene tu amigo Manolo”. Un segundo apostillo: “si, Manolito”. Y así se le quedó. Pues igual ocurrió con el Vapor. Uno de los amigos comentó: “estoy viendo llegar al Adriano, esto es, al Vapor del Puerto”. Y otro, amigable, amorosa y generosamente, lo completó: “Si, el Vaporcito del Puerto”. Y también se le quedó el nom...