ENCUENTROS EN LA ACADEMIA (182)
La magia, el arte, la sensibilidad no son productos
de venta en cualquier establecimiento del ramo. Surgen como rara avis de forma poco frecuente y
cuando se dan las condiciones requeridas. Como en las recetas culinarias, se
necesitan buenos ingredientes y la mano maestra de un experto e ingenioso
cocinero que sepa darle el punto de cocción, un agradable sabor y, finalmente,
una presentación sugerente y atractiva.
Todas esas premisas se dieron el pasado
día 21 de agosto en la celebración del acto, organizado por la Academia de
Bellas Artes, con el fin de recaudar fondos para ayudar a la restauración del
conjunto pictórico de nuestro templo Prioral.
Música, poesía, flamenco, se unieron en
las proporciones adecuadas, para constituir la base gastronómica de un plato
cultural que tuvieron la suerte de degustar las más de trescientas personas que
apostaron por elegir ese menú.
El restaurante, de ensueño: verdes
naranjos mecidos por la suave brisa de poniente, un blanco corro de arcadas
entrelazadas, luna plateada en un cielo estrellado… El patio porticado de la
bodega de Mora tenía los elementos requeridos para predisponer al comensal a
disfrutar con lo que se le iba a ofrecer para su degustación. La carta, amplia
y selecta, ofrecía música y poesía, carne y pescado, para no obligar a hacer
esa siempre difícil elección.
Los ingredientes,
de primerísima calidad: Lope, Calderón, Cervantes, Quevedo, Góngora, por un
lado; Mozart,Gounod, Puccini, Chopin, por el otro. Y, para demostrar que la
comida tradicional no está reñida con la innovación y la revolución en los
fogones, se ofrecía, como creación sorprendente y rompedora, nada menos que un
poema místico de Santa Teresa de Jesús cantado por tangos flamencos.
Y todo ello bajo la magistral batuta de
José Luis Alonso, grandísimo chef de la más alta cocina teatral, que supo
combinar, aderezar, salpimentar y hornear tan variados ingredientes para dar al
producto final una presentación y un acabado apetitoso. Junto a él, Pedro
Salvatierra, un consumado cocinero experto en manipular notas y corcheas sobre
el fogón del teclado del piano, para llenar el restaurante de ese aroma intenso
y evocador que nos envuelve y nos hace trasladarnos con la imaginación a otros
lugares de ensueño.
Ambos creadores y autores de la idea
original de este suculento manjar al que denominaron Una noche con los clásicos y que, dada su calidad y su excelente
acogida, debería incorporarse a la dieta de los actos culturales que tienen
lugar durante los meses estivales para que, de esa forma, en lugar de ser un
plato excepcional e irrepetible, se convirtiese en una cena clásica en los
veranos de El Puerto.
JUAN A. VILLARREAL
Socio colaborador de la Academia
Enhorabuena a la Academia por la organización del acto, y muchas gracias a D. José Luis Alonso de Santos por su total implicación para que el mismo fuera todo un exito, la Academia le estará siempre agradecida, y es que, es una gran suerte tener un académico de la categoría personal y artística de D. Jose Luis Alonso.
ResponderEliminarEspléndido artículo del prof. Juan Villarreal que describe de forma perfecta la exquisitez de la gala poética.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo contigo en lo que dices en el último párrafo: «Una noche con los clásicos» debería integrarse en la dieta cultural de los veranos portuenses, es un verdadero lujo intelectual.
Felicito otra vez a todos los actuantes. Y un agradecido abrazo para José Luis y para Pedro.
Estupenda gala y estupendo artículo.
ResponderEliminar