DE NUESTROS COLABORADORES. Alberto Boutellier
CAMINO DEL AGOSTADO Tal vez sea el viejo oloroso el que me llama o, quizá, solo la justificación, para recorrer el camino hacia El Agostado; ese templo centenario que, entre penumbra y silencio, frágiles telarañas y lajas de Tarifa, justa humedad y frescura alberga la ambrosía celosamente guardada,con árabe paciencia, durante décadas de solapadas cosechas rendidas por los viñedos que la rodean. Creo que son ambas las razones. Ese carril, que recorro siempre ilusionado con puntual rutina, me hace descubrir la belleza de lo sencillo, de lo natural, de los ocres y sienas de tierras en barbecho, fuente de inspiración de la atormentada mente de Van Gohg. Se puebla de enhiestos girasoles o de mares de trigo, que ofrecen la ensoñadora sinfonía de verdes en tránsito hacia el oro y precedidas de las efímeras amapolas que,a pesar de su humildad, no renuncian a esas pinceladas de rojo intenso, como lluvia de goterones carmesí. Tan frecuente es, en sus fe...