ENCUENTROS EN LA ACADEMIA (186)
EL
VAPOR-CITO.
Dicen, que
un día, un grupo de amigos, sentados en la terraza del Bar Lucero de Cádiz,
estaban muy desocupados viendo pasar a la gente. Ocurrió que uno de ellos le dijo a otro: “ahí
viene tu amigo Manolo”. Un segundo
apostillo: “si, Manolito”. Y así se le quedó. Pues igual ocurrió con el Vapor.
Uno de los amigos comentó: “estoy viendo llegar al Adriano, esto es, al Vapor
del Puerto”. Y otro, amigable, amorosa y generosamente, lo completó: “Si, el
Vaporcito del Puerto”. Y también se le
quedó el nombrecito. Luego pasó a ser el Vaporcito, sin más connotaciones
geográficas; porque Cádiz siempre ha sido así de cariñoso y prohijador.
Yo admito
con reticencias lo del diminutivo benevolente. Siempre me ha parecido lleno de
sentimiento cariñoso pero algo conmiserativo, el llamarlo el Vaporcito. De toda
la vida se ha hablado del Vapor; del Vapor del Puerto, de esa Ciudad, envejecida,
que sigue siendo la muy Noble y Muy Leal Ciudad del Gran Puerto de Santa
María; por mucha anciana y respetable decadencia en su Centro, que le quieran
criticar algunos.
El Vapor,
en su delicada situación actual, en la UCI de su varadero, sigue aspirando a cruzar la Bahía, a desdén
de Ponientes y de Levantes. Yo me
permito creer que desea que lo sigan añorando y llamando el Vapor, con su
rotundo nombre de modesto orgullo de
siempre. También, que Pepe, Eduardo y
Juan –en su descanso eterno- se sentirán confortados con la actualización de su nombre, en espera
de que sea transitoria la muy delicada y difícil situación actual de la
motonave.
Nada más
grato para la gente del Puerto si volviésemos a oír su ronco característico
pitido de salida. (Avisando a los rezagados que lo escuchaban, corriendo
todavía por las Cuatro Esquinas. Pepe esperaba). El Vapor siempre salía pero
siempre esperaba.
Todos los
portuenses deseamos añorantes ver navegar de nuevo, bajo su imperecedera
silueta –elevada hoy estérilmente a icono turístico-, al Vapor. (Sin el
“cito”).
José López Ruiz
Académico de Santa Cecilia
Bonito artículo de D. Jose Lopez, como todo lo que el escribe sobre su gran pasión, es decir, El Puerto de Santa Maria, espero que la Academia algun día haga una recopilación de todos sus artículos.
ResponderEliminarPues sí, EL VAPOR. Así lo hemos llamado siempre.
ResponderEliminarJosé María
Sí señor, D. José: Está sonando "el Vapor de la una" .... creo que sonaba antes, como es lógico, "el Vapor de las nueve" ... y creo había un tercero, "el Vapor de las tres"; puede que me equivoque en laguna de las horas, pero el reloj más "sonado" del Puerto fue siempre el del Vapor, conjuntamente con otra señal horaria local que era "la sirena de Terry".
ResponderEliminarEnhorabuena, D. José.