ENCUENTROS EN LA ACADEMIA (107)
Maquiavelo y Benedicto
Tal
vez, esta comparación que establezco pueda disgustar o incluso irritar a algún
lector, pero el amor que ambos autores sienten hacia el estudio y el
conocimiento, a pesar de su diferenciación vital, religiosa e histórica, creo
que merece considerarse para entender el inmenso acto de renuncia por parte del
ya para siempre Papa Benedicto XVI.
Quizás
lo primero a considerar sea la exposición de lo obvio. La distinta procedencia
de Joseph Ratzinger, hombre y sacerdote alemán del siglo XX frente a la
Florencia natal de Nicolás Maquiavelo, hombre y mito universal. Uno, Secretario
de la República, otro, Papa ecuménico de una Iglesia que acoge a mil millones
de fieles.
Entre
los rechazos, tal vez el primero y aparentemente más superficial sea el que
explique mejor su afinidad electiva y amor por la búsqueda de la verdad. Nos
referimos a la imagen de esa Iglesia que parece haberse quedado en el siglo
XVI, llena de intrigas y procacidad, a cuyo pontificado renuncia Benedicto, la
que Maquiavelo rechaza por falta de perspectiva, que no autoridad, temporal y
acusa de corrupta y débil en las dos variantes de su acepción.
Aquello
que los une e iguala, resultará, creo, mas propio y esclarecedor de dos
personalidades ligadas por el amor al trabajo y la ciencia como modo de vivir,
como forma indicativa de lo que uno es, de lo que busca como destino de una vida. Veamos los términos en
los que cada uno viene a expresarlo.
El
amor por el trabajo intelectual, cualificado, de alto orden conceptual y metódico,
el Secretario florentino lo expresa en los siguientes términos, en una carta ya
famosa, a su amigo Vettori…
Por
su parte Benedicto, amoroso creyente, además de en Dios, en la razón humana, ha
buscado por encima de todo la Verdad, sin temer nunca lo que supone
investigar, abrir vías al pensamiento, poner en claro lo dudoso, como demuestra
su amplia producción. Su profunda vocación entre el estudio y la fe lo
ha caracterizado como uno de los teólogos mas penetrante e incontestable dentro
de la Iglesia Católica, respecto a lo cual dirá…
Tras su mansa renuncia al mundo, el silencio de
un rehabilitado convento Vaticano será
el escritorio, del hasta ahora Papa, dedicado al estudio, la oración y, casi
seguro mientras le aliente la vida, la escritura.
Miguel A. Pastor Pérez
Académico
de Santa Cecilia
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