CINE
En 1927 se
estrenó “El cantor de jazz”, una película americana sin pretensiones pero que,
aparte de varias canciones, incluía una escena, una sola escena, en la que Al Jolson, el
protagonista, miraba a la cámara y
pronunciaba la primera frase del cine: "¡Esperen
un minuto: aún no han oído nada!". Después
de esa frase nada fue igual y el cine mudo comenzó a ser algo del pasado.
En la década
de los 30 prácticamente todas las películas son ya sonoras y los directores mas
destacables de estos años irrumpen con fuerza en el panorama cinematográfico
mundial, directores como Luis Buñuel (“Un perro andaluz”, “La edad de Oro”), William
Wellman (“El enemigo público”), Frank Borzage (“Adios a las aemas”), Jean Vigo
(“Zero de conduit”), Howard Hawks (“Scarface”), Michael Curtiz (“Casablanca”),
Frank Capra (“Sucedió una noche”), William Wyller (“Cumbres borrascosas”), John
Ford (“La Diligencia”), Rouben Mamoulian (“La reina Cristina de Suecia”), Ernst
Lubitsch (“El bazar de las sorpresas”), Jean Renoir (“La bestia humana”), Raoul
Walsh (“Los violentos años 20”), mientras en Japón lo hacía Kenji Michoguchi
entre otros y en Rusia S. M. Eisenstein que rodaba Alexander Nevski.
La década de
los 40 está marcada por la Segunda Guerra mundial y en ella podríamos decir que
nace verdaderamente el cine moderno que reflexiona sobre la identidad de los
personajes y en la relación entre ellos y los actores que los representan.
Estados Unidos vive bajo los efectos de la Gran Depresión y el cine intenta
llevar esperanza a una sociedad que no ve futuro o que el futuro que ve le da
miedo. Ernst Lubitsch rueda “Ser o no ser”, Frank Capra, “Arsénico por
compasión”, Preston Sturges “Los viajes de Sullivan”, John Ford “Las Uvas de la
Ira” y un jovencísimo Orson Welles, proveniente de la radio que reinventaba el
cine con su “Ciudadano Kane”.
Tras la guerra muchos directores hacen una reflexión
sobre las causas que la originaron o el ambiente social que la propició como
por ejemplo hizo Charles Chaplin en “El gran Dictador”.
John Huston
rueda “El halcón maltés” con la que inaugura un nuevo género, el “Cine Negro”,
Otto Preminger “Laura”, William Wyller “Los mejores años de nuestra vida”, Max
Ophuls “Carta a una desconocida”, Nicholas Ray, “Llamad a cualquier puerta”,
Joseph L. Mankievich, “Carta a tres esposas” o Anthony Mann, “El gran
Flamarión” y mientras tanto en Europa C. T. Dreyer nos ofrecía “Dies Irae” y en
una Italia destrozada y arruinada, eclosionaba el movimiento neorrealista con
directores como Rossellini (“Roma, cita aperta”), Vittorio de Sica (Ladrón de
bicicletas”), Luchino Visconti (“La terra trema”) utilizando todos ellos el
cine como una herramienta de comunicación con actores naturales, de la calle,
sin estrellas, y en el Japón derrotado por los Aliados, Akira Kurosawa rodaba
“La leyenda del gran Judo” y Yasujiro Ozu “Primavera tardía”.
Estupendo, verdaderas lecciones de buen cine.
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