CINE (V.O.S.)
Hubo un tiempo
en que los estudios de doblaje asignaban a cada estrella de Hollywood un actor
de doblaje y en todas las películas en las que aparecía tenía la misma voz de
tal modo que el público podía identificarlo tanto por la imagen como por el
sonido. Todos los que vivimos esa época
recordamos las inconfundibles voces de El Gordo y el Flaco. Sin esas voces, para nosotros, no serían
ellos. Igualmente recordamos las voces,
igual que su presencia física, de estrella como Elizabeth
Taylor o Deborah Kerr. Conocíamos su aspecto físico y conocíamos sus voces,
pero no era verdad, sus voces nunca llegaban a nosotros.
Una
película doblada es como una novela traducida.
Decía Cervantes que leer una novela traducida era como ver un tapiz por
el revés, pero hay que reconocer que hubo una época en que el doblaje permitió
a muchos espectadores poder comprender y entender muchas películas que de otra
manera les hubieran resultado ininteligibles o simplemente no hubieran visto y
de todas maneras tampoco hay que ser tan puristas ni rasgarse las vestiduras
porque luego se entera uno de que las canciones que cantaba Audrey Hepburn en
“My Fair Lady” no las cantaba ella o que algunas de las películas que rodó
Sarita Montiel en Hollywood, la voz de la manchega no era la suya sino la de
Angie Dickinson y no pasaba nada.
Pero una cosa es esto que les
comento y otra lo que está ocurriendo actualmente que cuando uno oye hablar ,
por ejemplo, a un magnífico actor como Benedict Cumberbatch en una película
como “The Imitation Game”, si cierra los ojos no sabe si está viendo la última
interpretación de este gran actor o un capítulo de una serie televisiva cuyo
protagonista tiene la misma voz. Eso no está bien. Si para mantener la Industria hay que doblar,
doblen, pero al menos háganlo con dignidad.
Jesús Almendros Fernández
Socio colaborador de la Academia
Muy buen artículo sobre una cuestión de siempre.
ResponderEliminarSe suele decir que los españoles estaríamos mejor dotados para aprender idiomas si el doblaje de las películas no existiese, y hubiesemos tenido que poner de nuestra parte para ver las películas en otra lengua.
Una visión muy acertada de lo que conlleva el doblaje.
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