CANTE FLAMENCO. Capítulo IX (1) Cantes de Cádiz.
§ Cantes de
Cádiz.
Para hablar de los Cantes de Cádiz, obligatoriamente tengo que referirme a la obra “De Cádiz y sus Cantes” del escritor, ensayista y articulista gaditano, chiclanero por más señas, Fernando Quiñones. Embajador del Flamenco, junto a su amigo Félix Grande, por todos los países Iberoamericanos. Creador y director, a lo largo de una década, del festival “Alcances”. La muestra, uno de los ejes culturales de la capital gaditana, hoy dedicada exclusivamente al cine, Fernando Quiñones la concibió como una sociedad cultural donde todas las artes – literatura, cine, pintura, música clásica, flamenco…- tenían cabida.
Los aficionados al flamenco le debemos la
fundación de la peña flamenca “Enrique el
Mellizo”, la primera creada en Cádiz.
De los
cantes de Cádiz, Fernando Quiñones, dice:
<< Los
estilos flamencos gaditanos son sinónimos de gracia y ligereza, de ingenio, levedad y puro encanto volandero >>.
Y añade:
<< El
cante de Cádiz posee también una profundidad de sentimiento y expresión, una
amplitud de matices y una carga emotiva y dramática tan considerable como las
que poseen los géneros más afamadamente patéticos. Lo que ocurre es que Cádiz
es dramático a su propia manera, compleja manera, como es expresivo o gracioso,
también a su manera>>.
González Climent dice lo mismo cuando expresa:
<< La
ligereza anímica asignada tradicionalmente a los cantes de Cádiz, resulta
siempre más aparente que real. Tan preñado de cante grande como de cante
ligero, le es connatural, fácil si se quiere, regalar duende para los primeros
y ángel para los segundos. En algunos casos, superpone maravillosamente el afán
de ambas musas, sin dejar ver esfuerzo alguno>>.
Ambos coinciden y rechazan la opinión que el sevillano Hipólito Rossy
vierte en el libro “Teoría del Cante
Jondo” donde, al referirse a Cádiz,
la tilda sólo como:
<<ciudad de la gracia, alegre,
superficial, tornadiza, criticona y chirigotera>>.
Que injusto -y que necio - se es cuando se
sacan a la luz los defectos, de forma
tan gratuita y despectiva, y se esconden las virtudes, que las tiene y son
muchas.
En el capítulo
que Quiñones denomina << Idea del
Estilo y los Estilos >> define como “el estilo” al conjunto de valores comunes de un género, mientras
que al citar “los estilos” alude a
las diferencias concretas, a veces muy notables, a observar dentro del género
que analiza. Según él, “el estilo” de
los cantes de Cádiz está muy bien determinado por:
-
Una clara tendencia a economizar en la
duración de los “tercios”.
-
Una marcada abundancia de accidentes rítmicos.
-
Una llamativa escasez de lamentos largos y
desgarrados.
En cuanto a “los estilos”, aprecia tres corrientes propiamente gaditanas:
-
Una sobriedad dramática y extremada, de líneas
secas y canónicas.
-
Una línea de la ternura y el humor,
generalmente con predominio de éste sobre aquella, y melodías y tercios breves,
cargados de golpes de efecto.
-
Una confluencia de las dos líneas anteriores,
pero con casi total exclusión del humor.
Y nos hace esta reflexión:
<< Así
como los grandes y magníficos estilos jerezanos y sevillanos, sueltan la espita
de los sentimientos hasta hacerlos llegar al techo, los cantes de Cádiz no
acceden sino a mostrarlos brevemente. El espectáculo - válido, auténtico,
tremendo – del dolor, ese dolor apenas entrevisible, escamoteado por quien lo
padece y que preferiría enseñarnos otra cosa para no afligirnos con el peso de
sus sentimientos lastimados. De ahí esos remates banales y humorísticos de unas
alegrías; de ahí el repentino quiebro de un cierre festero de soleares
gaditanas por bulerías. De ahí el “duende”, el último substrato espiritual; ese
súbito y disparado misterio, no identificable ni explicable del cante gaditano,
que nos roza con un halo de gracia o nos quema el pecho con un tizón encendido,
emparentado con el ritmo y con ese doble juego, más trágico que cómico, en el
que el cantaor, zarandeado por las veras y las bromas, ve como éstas se
disputan, nota a nota, el terreno de su garganta>>.
Y concluye diciendo:
<< Los
cantes de Cádiz parecen aspirar a una concentración emotiva y expresiva muy de
acuerdo con ciertos aspectos del alma de la ciudad, tales como su espíritu
neoclásico, lineal, su sencilla contención, las viejas experiencias y sabiduría
de su condición de puerto, abierto a todos los pasos y derroteros>>.
González Climent concreta:
<<Podría
decirse que si existe escuela flamenca de Cádiz, es por Cádiz como entidad caracterizadora, y no por el plantel de tales
o cuales genios locales>>.
Fernando Quiñones divide los cantes gaditanos
en dos grandes grupos:
-
Cantes de “adelante” o “p`alante”
-
Cantes de atrás o “p`atrás”.
Se denominan “cantes de adelante” aquellos en los que, en los antiguos tablaos
y en los cafés cantante, el cantaor se situaba en primer término erigiéndose en
el protagonista del momento, merced al especial carácter de los cantes que
interpretaba, llamados cantes “grandes” o
“puros” que se ejecutaban sin
acompañamiento de baile, y algunos sin acompañamiento de guitarra, para darle
absoluta preeminencia a la actuación del cantaor.
En cambio los “cantes de atrás” creaban otro escenario
y un ambiente más festero. La gravedad era sustituida por el júbilo y el
alborozo de los cantes por soleares y
bulerías, por tangos o por alegrías
que acompañaban al baile. El baile por siguiriyas es relativamente
reciente.
·
Cantes
gaditanos de “Adelante”:
Los duros y melancólicos martinetes que silencian hasta la
guitarra.
Las hondas y trágicas siguiriyas gitanas.
Las vibrantes y variadísimas soleares.
Las solemnes cañas y los escabrosos polos. …
He
aquí el quinteto de los cantes mayores que dieron renombre al estilo flamenco
de Cádiz y los Puertos.
·
Cantes
gaditanos de “Atrás”:
Los cantes de “atrás”, Fernando Quiñones los
distribuye en tres grupos:
o
Cantiñas:
-
Alegrías,
-
Mirabrás
-
Caracoles.
o
Romeras y Gilianas
o
Bulerías, Tientos y Tangos.
o
Cantiñas:
Las “cantiñas” son de condición y rasgos
esencialmente gaditanos, una especie de soleares de ritmo más vivaz que
engloban una vasta y variada familia de “cantes
de atrás”, algunas de ellas van unidas a los más bellos bailes flamencos: Alegrías, Mirabrás, Caracoles, Romeras,
Gilianas .
Ignacio Pantojo
GLOSARIO DE TÉRMINOS FLAMENCOS
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