DE NUESTROS ACADÉMICOS. Cristianos: ¡Tirad los tabiques!

CRISTIANOS: ¡TIRAD LOS TABIQUES!
Francisco González de PosadaDr. Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos. Dr. en Teología. Dr. en Filosofía. 

Estamos en el tercer año del Pontificado de Francisco. Hace unos meses viajaba por la América Española -que tantos se empecinan en denominar extrañamente Latinoamérica- visitando Ecuador, Bolivia y Paraguay. Tres estados en los que crece la presencia y la difusión de las confesiones cristianas protestantes. Y hemos celebrado la visita pontificia del español Papa ítalo-argentino.

Francisco, desde los primeros momentos de su pontificado, ha hablado- y los medios se han hecho extenso eco de ello- de "derribar muros" y de "tender puentes" entre los ámbitos religiosos de creyentes en el Dios común de las grandes religiones: judía, cristiana y musulmana. No en balde Dios, Jehová y Alá es el mismo y único Ser Supremo, el Dios de Abrahán.

Sí, se trataría en estos casos nada menos que del derribo de grandes, gruesos y bien cimentados muros, que separan a unos de otros; es decir, que aíslan en lugares distantes a unos creyentes respecto de otros. Por eso quizás sea más correcta la expresión, también usual, de "tender puentes" en cuyos tableros puedan producirse encuentros, acuerdos, programas de acciones comunes ante un mundo progresivamente descreído. Está muy bien.

En el continente cristiano hay un muro que se fue construyendo durante unos siglos y se robusteció de manera insalvable va para hace mil años. ¡Qué triste aquel 1054 de mutuas excomuniones que originó lo que desde el lado occidental hemos denominado 'Cisma de  Oriente'! Este muro, teológicamente absurdo, parece que ha perdido la insonoridad y que a su través pueden establecerse diálogos. A ello también se ha dedicado Francisco.

Pronto 'celebraremos' (?) la construcción de otro elemento separador en el seno del cristianismo que, paradoja del destino, sirvió para la construcción de Europa, tras la guerra de los 30 años y la Paz de Westfalia: el Quinto Centenario de la Reforma Protestante ¡Qué próximo tenemos el 31 de octubre de 2017! Se trataba, hace quinientos años, sólo de la construcción de un tabique (sigamos con las metáforas), absolutamente permeable (a la materia, a lo sustantivo), transparente (a la luz de la verdad, de la razón y de la fe) y sonoro (para la trasmisión bidireccional de la palabra, del diálogo, del encuentro). Pero paulatinamente fue creciendo y creciendo no propiamente el espesor teológico del tabique sino la cantidad de elementos que desde las respectivas regiones colindantes se le fueron adicionando. Hoy sigue siendo un tabique pero, a lo que parece, ha alcanzado altas cotas de impermeabilidad, de opacidad y de insonoridad.

El muro de Berlín, auténtico 'muro' que separaba los dos 'primeros mundos' de la segunda mitad del siglo XX, se demolió. A ello contribuyó de manera singular Juan Pablo II. Una parte considerable de la Europa cristiana pudo recuperar su respectiva tradición religiosa.

Sorprende, al menos a mí me sorprende y mucho, que no se tengan noticias desde el mismo Francisco y desde el Vaticano, de algún paso hacia el tabique, de alguna voz que lo bordee en solicitud de diálogo, de algún gesto que alivie el 'duro camino' hacia la unidad que en estos últimos siglos ha elaborado la Iglesia Católica Romana enriqueciendo (¿complicando, dificultando, agrandando?) notablemente las diferencias primigenias. He aquí el reto principal del cristianismo. El continente teológico cristiano tiene un muro que puede (y ojalá así sea antes de que se cumpla el milenio) cuartearse, no sin dificultades por supuesto. Pero el tabique, que a tantas habitaciones ha dado origen en el territorio, continúa fuertemente arriostrado por adendas adosadas por ambos lados, que lo mantienen impermeable, opaco e insonoro.


Francisco conoce bien lo que está llamando Latinoamérica. Y sabe que el ámbito protestante está ganando terreno, y mucho, en ella. Y en este ámbito siguen construyéndose más y más tabiques divisores. De momento, sociológicamente, parece como si se tratara sólo de atravesar dichos tabiques, al modo de cambio de habitación. No participamos de esta creencia social. Tantas transiciones de credos formalizados en colectividades diferentes, siendo uno el credo nuclear común, sólo puede conducir a la reducción del total territorio cultural religioso sustrato de la idiosincracia occidental. Y ...  tránsitos posteriores al continente de la increencia.


Estuve hace poco en Ecuador, paseé con soltura por Quito y Guayaquil, grandes ciudades que conocí desde hacía unos 25 años. ¡Qué proliferación de locales de culto de las diferentes iglesias cristianas! El Papa regresa de Sudamérica. Sin ninguna duda habrá repensado -ya que no necesita constatarlo puesto que lo conoce perfectamente- en el tabique fundacional y en la multitud de tabiques actuales. El problema del cristianismo, sin duda, atañe a todo Occidente, a todo lo occidental.

Francisco: Muy bien por el diálogo interreligioso mundial, muy bien por participar activamente en la demolición del muro Cuba-EE UU, reminiscencia del de los dos pretéritos mundos. ¿Para cuándo el cristianismo occidental? ¡Que tenemos ahí el 31 de octubre de 2017! Los muros precisan ser 'derribados' -palabra fuerte-, los tabiques sólo 'tirados' -palabra débil-. Cristianos: ¡tirad los tabiques!

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