ENCUENTROS EN LA ACADEMIA (270)
ROMA LA CIUDAD
ETERNA
La ciudad de Istambul
debe su nombre a que los viajeros decían en griego "eis ten Polin" cuando se
dirigían a ella: a la Ciudad. Así hacían los romanos con respecto a su Urbe. Y
es que pocas ciudades como Roma han tenido en la historia la capacidad de ser "la
Ciudad" por antonomasia de una
civilización.
Cuando
se visita, por ejemplo, la Basílica de San Clemente en Roma, el descenso a la
cripta y a las excavaciones inferiores permiten recorrer en una bajada de unas
decenas de metros siglos de historia hasta un antiguo santuario del dios Mitra.
Pocas ciudades conservan tantas muestras artísticas de las culturas que se han
ido sucediendo desde tiempos inmemoriales hasta nuestros días.
La
Urbe conoció siglos de olvido tras la caída del Imperio que la había
engrandecido, pero nunca perdió noción de su importancia antigua. Así, es
llamativo que en los siglos medievales no se prodiguen las crónicas históricas
de la ciudad tanto como sus "descripciones"; y que sean estas últimas las que nos aporten
datos propios de la historia. Se trata de libros como el anónimo Maravillas de la Vrbe Roma del siglo xiii (conocido como el Mirabilia) o la Historia múltiple de las virtudes y prendas de los romanos (conocido
como la Polystoria) de Giovanni
Cavallini.
Y
Roma volvió a sus antiguas grandezas con el regreso de los papas de Avignon, un
fenómeno que contribuyó a la explosión de ese rico periodo que llamamos
Renacimiento. Se derribó entonces la antigua basílica constantiniana de San
Pedro (levantada según la tradición sobre el enterramiento del apóstol) para
alzar un nuevo templo acorde con la grandeza que se quería devolver a la
ciudad. Lo mismo ocurrió con la basílica de San Juan sobre el monte Laterano
(que había sido la sede habitual de los papas) y con el urbanismo general de la
Urbe.
En concordancia con este nuevo periodo surgen libros como Sobre la variedad de la Fortuna (1448) de Poggio Bracciolini y los de Biondo Flavio. A este último se debe la Roma renacida de 1448 y la Historia desde la decadencia del Imperio Romano que repasa la apariencia de la ciudad entre los siglos v y xv.
Para
los romanos en realidad el Renacimiento más puro alcanza hasta 1527, cuando la
Urbe fue saqueada por las tropas de Carlos V y perdió buena parte de su
riqueza. Antes de esta fecha había vuelto a ser descrita por Francesco
Albertini, en su Manual de las maravillas
de la ciudad de Roma, nueva y antigua de 1510, o por Andrea Fulvio, en sus Antigüedades de la ciudad de Roma del
mismo año 1527.
A
partir de esa fecha la ciudad vuelve a recuperarse gracias al empeño de los
papas en obras arquitectónicas y artísticas de un Renacimiento maduro que
camina pronto a los gustos manieristas y barrocos, dando lugar a una colección
de templos y villas inigualable. En los siglos siguientes Roma se convierte en
un lugar privilegiado para los jóvenes artistas en formación y así continúa la
historia de la gran Urbe en la que casi todos los posteriores movimientos
artísticos han seguido dejando su huella hasta nuestros días.
Estos
fundamentos históricos (la visión que tuvieron de la grandeza antigua de Roma
en el Medievo y el Renacimiento) son los que sustentan las imágines que tenemos
hoy en día de Roma.
Universidad
de Cádiz
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