CINE (Que Dios nos perdone)
“QUE DIOS NOS PERDONE”
Está
a punto de estrenarse en nuestra ciudad la película “Que Dios nos perdone”,
proyectada con gran éxito de crítica y de público en el recientemente terminado
Festival de San Sebastian. El director, Rodrigo Sorogoyen, de apenas 35 años, tiene
a sus espaldas series de TV como “Rabia”, “Frágiles”, “Vida loca”, “La pecera
de Eva”, o “Impares Premium” y las
películas “Stockholm” con la que fue nominado en 2013 al Goya como Director
revelación y “8 Citas”, su primera película, en las cuales ha aprendido bien el
oficio y en esta película lo demuestra. Está contada con naturalidad, con
soltura, con una utilización de todos los medios puestos a su alcance, realmente
asombrosa y con una forma de plasmar en imágenes la historia escrita por él e
Isabel Peña, efectiva y contundente. Los dos fueron reconocidos en San
Sebastian con el premio al mejor guión.
La
acción se sitúa en Madrid en el verano de 2011 en plena crisis económica y con
millón y medio de peregrinos llegados de todo el mundo para asistir a la visita
del Papa. Un verano caluroso y caótico, con gentes deseosas de ver y aclamar al
Santo Padre y manifestantes de otros, opuestos a la visita y además con las manifestaciones
anti-sistema del 15-M. En este escenario, dos policías deben encontrar a un
asesino en serie que ataca y viola a ancianas que viven solas, pero para el
director, esto es solo la disculpa para ofrecernos el retrato de seres humanos
de carne y hueso haciendo que la película, a pesar de ser de “genero”, sea muy
humana. Lo esencial de la película para él es hacer creíbles a los personajes y
verosímil la historia gracias a la
ambientación, al vestuario y a la asombrosa interpretación de Antonio de la
Torre y Roberto Álamo que consiguen transmitir la dificultad de comunicarse con
las personas de su entorno tanto laboral como familiarmente, dificultad que
puede ser tanto de tipo físico como psicológico lo cual está perfectamente
expresado en la película por los dos actores protagonistas.
A mi
la película me recordó a “El estrangulador de Boston”, de Richard Fleischer, película que
también trataba , como esta, de un asesino en serie, un fontanero felizmente
casado. La aparición de un primer plano
de Tony Curtis cuando descubríamos que era el asesino, cortaba la respiración y
algo parecido ocurre en esta película cuando al fin descubrimos quien es el
asesino y le vemos a punto de cometer un nuevo asesinato.
Está
muy bien conseguida la trayectoria seguida por los dos policías hasta llegar al
descubrimiento de la personalidad del asesino, el momento de su identificación
está muy bien descrito y se hace creíble y verosímil aclarando en ese momento
al espectador muchas de las dudas que se había ido creando a través de la
historia que le contaban. El ambiente de esas viejas damas de la cuarta edad,
todas viudas, todas bien situadas por las pensiones de sus difuntos maridos,
sus reuniones, la amistad que las une y les hace sentirse miembros de un mismo
grupo, el cariño con el que se ayudan unas a otras y los cuidados que reciben
de personas contratadas o de familiares que las cuidan cuando no son capaces de
valerse por sí mismas, hacen de la película, además de una historia policíaca,
un retrato social muy interesante y sobre todo la convierten en una película
muy entretenida que mantiene el interés del espectador desde el principio hasta
el final.
Jesús
Almendros Fernández
Crítico
de Cine, socio colaborador de la Academia
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