ENCUENTROS EN LA ACADEMIA (379)
Sumido en estos pensamientos, casi no se
percató de que un jinete, con las enseñas reales, le detenía y le ordenaba
volver a Santa Fe por orden de la Reina Isabel. Los consejeros reales, a cuya
cabeza estaba Luis de Santángel, querían retomar una vez mas las negociaciones.
En esta ocasión se iban a prolongar mas de tres meses, sin que se rompieran gracias
a la insistencia de su valedor Fray Juan Pérez.
Finalmente, el 14 de abril de 1492, el
acuerdo era total. Básicamente la Corona aceptaba su exigencia de ser
reconocido como Virrey y Almirante de cuantas tierras fueras descubiertas en su
viaje y se aseguraba una décima parte de las hipotéticas riquezas que pudiera
conseguir. Además, la Corona de Castilla le entregaba la cantidad de 1.140.000
maravedís y un mandamiento real por el que se obligaba a la ciudad de Palos de
Moguer a poner a su disposición, mediante embargo si fuera preciso, dos naves
adecuadas para desarrollar su aventura.
Las crónicas describen que Colón,
exultante con el acuerdo alcanzado, partió de inmediato a Palos para concretar
los preparativos.
Pero ciertamente, hay que pensar que el
traslado no fue tan directo. Porque, en efecto, Colón llevaba viviendo en El
Puerto dos años, con esporádicas salidas a Córdoba, Granada, Sevilla y Palos.
Pero sus cosas, planos, dibujos, correspondencia y objetos personales, estaban
en la vivienda que le había proporcionado el Duque en las inmediaciones del
castillo de San Marcos, junto al Guadalete. Tuvo que dirigirse a esta ciudad
con premura, pues con el dinero efectivo que llevaba encima, debía fletar una
embarcación suficientemente apta para la travesía, contratar tripulantes,
acondicionarla y aprovisionarla. En el Puerto encontró lo que buscaba, una
embarcación que acababa de llegar del norte, propiedad del marino Juan de la
Cosa, con una eslora cercana a los 30 metros, un poco escasa, pero que era lo
mejor que había disponible. La Santa María.
Colón pagó el flete, contrató la
tripulación y preparó todo lo necesario, abonando por adelantado gran parte del
presupuesto y la integridad de los salarios de la reacia tripulación.
No me cabe duda de que con la embarcación
contratada, Colón tendría pocas ganas de dirigirse a Palos en otro viaje por
tierra, lo que aborrecía. Con toda probabilidad, embarcó en el muelle comercial
de El Puerto, situado en un pantalán frente a la Aduana Ducal, donde mas tarde
se construyó la Pescadería que aún subsiste. En ese lugar disponía de todo lo
necesario para su viaje, sobre todo, agua potable y sal.
Desde El Puerto, salió de la Bahía en dirección a Palos de Moguer, donde con las dificultades que se conocen acabó por hacerse con las dos carabelas propiedad de los hermanos Pinzón.
Por lo tanto, aunque las crónicas cuentan
que el viaje al desconocido Nuevo Mundo partió de la ciudad onubense, lo que no
se discute, si es cierto que Colón contrató su nave capitana, a aprovisionó y
se embarcó en El Puerto para iniciar la aventura que cambió la concepción del
Mundo.
Me parece que esta Ciudad vive ajena a
estos hechos trascendentales de la historia mundial, o al menos no se le ha
otorgado a Colón, Juan de la Cosa, al tripulante portuense Pedro de Villa y a
la propia nao Santa María, la importancia y el reconocimiento que merecen.
El proyecto de ampliación y mejora del
Museo Municipal en el edificio del Hospitalito, bien podría remediar esa
situación, acondicionar un buen espacio que pusiera en valor estos hechos
y nos hiciera recordar, a propios y extraños, lo que sucedió junto al Guadalete
hace mas de 527 años.
Guillermo Barquin
Socio de la Academia Santa Cecilia
Me ha encantado amigo Guillermo, vivan los "paracaidistas" buenos y tu lo eres de verdad
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