«Desde 1850»: John Singer Sargent
Habíamos quedado citados ─Lina y
yo─ en casa de Gustavo para hablar un rato sobre los pintores rebeldes,
sobre aquellos que se independizaban de las tendencias imperantes de su época y
adoptaban el estilo que más les complacía. Cuando llegamos tuvimos la agradable
sorpresa de encontrar allí a Nena, una amiga que iba a pasar con ellos unos
días.
Gustavo, haciendo honor a su habitual mala
memoria, dijo no acordarse de que íbamos a ir y que no había preparado nada
sobre el tema, pero nos comentó que eso no era nada extraño y que en todas las
épocas había habido buenos y malos pintores reaccionarios a las movimientos
dominantes. Él lo achacaba ─entre otras cosas─ al cambiante
concepto de belleza y añadió que, al menos, eso sucedía porque la belleza era
un valor menos absoluto y que su cotización en el arte actual había bajado
muchos enteros.
Inmediatamente, Nena, Lina y yo pusimos
cara rara, y pedí que nos aclarara eso un poco. Expuso su opinión diciendo que
la palabra "belleza" se había convertido en una palabra tabú, en un
término vetado en el mundo del arte contemporáneo e incluso con connotaciones
peyorativas. Dijo que hablar de que una obra es bella está como mal visto y se
considera al que lo dice como alguien carente de criterio artístico.
Nena partió el silencio y con una sonrisa
teñida de sarcasmo dijo:
─¿Qué pasa? ¿Hablar de belleza es un
sacrilegio? ¿Ves? Esas son las cosas del arte moderno que yo no entiendo ni
entenderé jamás.
Gustavo, también sonriendo, añadió:
─Bueno, incluso hay quienes la
utilizan para provocar un gran impacto haciendo alusiones metafóricas con la
belleza cuando ven una obra enteramente abominable. Sí ─afirmó─ son
cosas del arte actual.
Lina intervino para pedirle que nos citara
a algún pintor que fuese contra la corriente dominante en alguna época del arte
contemporáneo. Y Gustavo contestó:
─Ahora recuerdo a John Singer Sargent
(1856-1925), un pintor que en los tiempos en los que en el arte dominaban los
estilos como el Impresionismo, el Fauvismo y el Cubismo, Singer Sargent practicaba el Realismo, tomando de referencia a pintores clásicos tales como
Velázquez y Anton Van Dyck.
Elisa se acercó a la gran estantería del
salón y mientras decía:
─Nació en Florencia, Italia, pero era
hijo de norteamericanos de clase acomodada, se educó artísticamente en Europa:
Roma, Florencia, París. También estuvo en España, y aquí, en el Museo del Prado
estudió y copió obras de Velazquez, uno de los pintores que más influyó en él.
Ese influjo se percibe con claridad en su cuadro "Las hijas de la familia Boit"
Gustavo señaló que el pintor había tratado
de plasmar sobre el lienzo ese ambiente tan singular de los cuadros de
Velázquez, el de las grandes estancias interiores de las casas.
Mirábamos las atractivas láminas que nos
mostraba Elisa y Nena se sorprendió mucho al ver la palidez de una mujer
retratada en un cuadro y exclamó:
─¡Qué blancura! ¡Qué mujer tan
blanca!
─Se trata del célebre cuadro de
Madame X o de Madame Gautreau. Polémico cuadro ─repondió Elisa.
─¡Ah! Creo que sé algo de esa extraña
mujer ─intervino Lina─. Leí algo sobre ella hace poco. Dicen que un
día en una playa de Cannes escuchó a alguien decir que ya era una belleza en
declive y de repente se fue al hotel en un coche cerrado, de allí a París al
día siguiente, escondida, y se retiró de la vida social para el resto de su
vida, quitando todos los espejos de sus casas. Por lo que sé, únicamente salía
en el verano, a medianoche, a pasear por una playa cercana a su residencia
estival, ¿no es así? ─preguntó mirando a Gustavo.
─Sí, esa es la leyenda que aún
circula de Madame Gautreau ─aseveró Gustavo─. Lo cierto es que
cuando ese cuadro se presentó en París, en 1884, fue un verdadero escándalo,
tanto que Singer Sargent se trasladó a vivir a Londres con el cuadro, al que le
tenía un gran aprecio.
─¿Y por qué se armó tanto jaleo?
─preguntó Nena enarcando mucho las cejas.
─Cosas de la época ─añadío
Elisa─. No se sabe muy bien, creo que el gran escote, la blancura de su
maquillaje, la pose altiva... bueno, todo eso era demasiado sensual y provocador
para aquellos tiempos, y más tratándose de una dama de la alta sociedad.
Lina quiso saber:
─¿Dónde se halla ahora ese retrato?
─Quizás lo vimos ─intervino
Gustavo mirando a Elisa─ en el Museo Metropolitano de Nueva York aunque
ahora no estoy seguro. Por lo visto llegó a tener una impresionante demanda de
retratos. Creo que retrató a dos presidentes de los EE.UU.
Elisa nos contó que se le conocen más de
novecientos retratos, más de dos mil
acuarelas y una enorme cantidad de dibujos al carbón.
─¿Cómo se le aprecia ahora?
─preguntó Nena.
─Ahora muy bien, está muy cotizado. En
2004, en una subasta en un casino de Las Vegas, un famoso cuadro suyo se vendió
por casi nueve millones de dólares. Hacia 1906 empezó a pintar paisajes y
cambió el óleo por la acuarela.
Quizás harto ya de los retratos... y de sus
personajes.
Ignacio Pérez Blanquer
Académico de
Santa Cecilia
Junio, 2012
Vídeo sobre la obra de John Singer Sargent de Youtube:
De muy agradable lectura, muy entretenido y enseña.
ResponderEliminarSalu2
Me ha gustado mucho y he conocido a un nuevo pintor. Gracias Academia.
ResponderEliminarme encanta este pintor ..que no conocia,sus cuadros son una autentica "
Eliminarbelleza "
Como siempre he empezado el sábado con una estupenda lectura conociendo a un nuevo pintor. Gracias y saludos.
ResponderEliminarFantástico escrito: ameno, instructivo, divertido, fresco y por el pintor protagonista(que es magnífico). Pienso que Singer iba a contracorriente entre otras cosas porque era lo que a él le salía y, además, tenía los conocimientos, la sensibilidad y la genialidad necesaria para ir en dirección contraria. No necesitó "comulgar" con las modas imperantes y el tiempo así lo ha reconocido. Esta situación es muy distinta de la de actuales pintores que se refugian en determinadas corrientes es por falta de genialidad y por miedo a la provocación- bien entendida, claro-.
ResponderEliminarBellos retratos. Gracias ya tengo un pintor más entre favoritos. Creo que tiene alguna influencia de Velazquez.
ResponderEliminarHe descubierto estas clases de arte que son impagables, doy las gracias a su presidente, don Manuel Pico, por haber puesto a la Academia Santa Cecilia en la línea de las nuevas tecnologías para que todos podamos disfrutar las bellas artes.
ResponderEliminarPerdón, doy también las gracias a Ignacio, amigo mío de chico, aunque hace más de 40 años que no nos vemos, por tan bonitos artículos. Un fuerte abrazo.
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