PATRIMONIO MUSICAL: LA ZARZUELA (XIV) Los gavilanes
Los
Gavilanes
Zarzuela
en tres actos, divididos en cinco cuadros, en prosa.
Texto
de José Ramos Martín.
Música
de Jacinto Guerrero.
Estreno:
7 de diciembre de 1923, en el Teatro de la Zarzuela, de Madrid.
Acción en una
aldea de Provenza, en 1845.
Argumento.
Acto
I. Tras una larga estancia en el
Perú, Juan vuelve a su aldea natal, acaudalado y rico. Al aparecer en la playa
encuentra a unos pescadores que al reconocerle le abrazan y festejan, pues le
creían muerto. Los lugareños rivalizan entre sí para demostrar que, antaño,
fueron íntimos del indiano. Clariván, el alcalde, se ofrece para administrar el
dinero del recién llegado. Emma y Nita lucen, ostentosamente, las joyas que han
recibido de su tío y Camilo y Renata recomiendan a sus hijas que abandonen a
sus novios pescadores, ahora que son ricas.
Mientras familiares, amigos y paisanos
beben a la salud del emigrado, Juan cuenta la verdadera razón de su partida: el
amor de una mujer: Adriana. En su voluntario destierro supo que Adriana había
sido casada con un hombre y hoy se entera de que la mujer es viuda y pobre.
Juan, ya solo, escucha una canción y cree reconocer la voz que la entona.
Efectivamente es Adriana. Tras una vacilación inicial, ambos se reconocen y
charlan animadamente.
Acto II. El pueblo entero, en la plaza, celebra la llegada de Juan. Adriana se entera de que Juan se marchó por ella. Pero ha de contener su emoción ante la aparición de Gustavo y Rosaura que se declaran mutuamente. Adriana lo aprueba. Juan trata de granjearse la ayuda de doña Leontina, madre de Adriana, a favor de sus intenciones matrimoniales. No obstante, las descaradas indiscreciones de Clariván y Triquet obligan al indiano a confesar que es con Rosaura, la hija de Adriana con quien desea casarse. El escándalo es mayúsculo y quienes se habían mostrado amigos íntimos del indiano, se declaran ahora enemigos y le desprecian, porque creen que ha venido a abusar de su riqueza; la pobre Adriana termina desmayada ante lo inesperado del acontecimiento.
Acto II. El pueblo entero, en la plaza, celebra la llegada de Juan. Adriana se entera de que Juan se marchó por ella. Pero ha de contener su emoción ante la aparición de Gustavo y Rosaura que se declaran mutuamente. Adriana lo aprueba. Juan trata de granjearse la ayuda de doña Leontina, madre de Adriana, a favor de sus intenciones matrimoniales. No obstante, las descaradas indiscreciones de Clariván y Triquet obligan al indiano a confesar que es con Rosaura, la hija de Adriana con quien desea casarse. El escándalo es mayúsculo y quienes se habían mostrado amigos íntimos del indiano, se declaran ahora enemigos y le desprecian, porque creen que ha venido a abusar de su riqueza; la pobre Adriana termina desmayada ante lo inesperado del acontecimiento.
Acto
III. Juan, a quién el pueblo llama
"El Gavilán", ha pagado las deudas de Adriana y su familia para
obligar a Rosaura a casarse con él. La víspera de la boda -a la que nadie
piensa asistir- Adriana y Rosaura mantienen una dramática conversación en la
que la madre trata de impedir el casamiento. Pero es tarde: Rosaura está
dispuesta al sacrificio por el bien de su familia. Gustavo entra en escena y
propone a Rosaura la huida inmediata. Cuando la joven, por fin, acepta, aparece
Juan, que dice a Gustavo que puede llevarse a la moza, pero no a escondidas,
sino a la vista de todos. Mañana habrá boda, pero los novios serán Gustavo y
Rosaura.
Desde un punto de vista musical, todo
resulta un alarde de facilidad melódica. Ángel Rodríguez Rivero se luce en la
“Romanza de la flor”.
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