«Desde 1850»: Olafur Eliasson
Aquella tarde ─de final de la
primera quincena de julio─ costaba hablar de cualquier cosa, hacía calor
combinado con una humedad muy alta. No obstante, tuve fuerzas para comentarle a
Gustavo que había visto, en mi reciente viaje a Munich, una obra Olafur Eliasson,
uno de los artistas más reconocidos del panorama artístico contemporáneo. Le
dije que se trataba de la escalera de metal que se encuentra en el patio de entrada
del edificio de la firma alemana KPMG en Munich, Alemania, dedicada a servicios
de auditoria, fiscales, de asesoramiento financiero y negocios. Esa escalera,
llamada Umschreibung
(Reescritura), fue terminada en 2004.
Mientras le hablaba Gustavo tapaba su boca
con el puño derecho apoyándola en el dedo pulgar, miraba, con alguna arruga en la
frente, al suelo unos metros por delante de él. Tardó unos segundos en
responder pero me pareció que transcurrían varios minutos. Dijo sin cambiar de
postura y con habla parsimoniosa:
─El artista persigue la realidad y
esta se le escapa siempre angulosa y zigzagueante. La realidad huidiza, su
continua exploración, y los modos de percepción de la misma, caracterizan la
obra de Olafur Eliasson, nacido en Copenhague en1967.
Con la alta temperatura, que ni el
acondicionador apaciguaba, los intervalos de silencio multiplicaban su
duración. Transcurrida una eternidad
Gustavo prosiguió:
─A Eliasson podemos denominarlo, sin
ambages, «artista visual». Sus exposiciones han sido alabadas por la crítica y
muchas de sus obras tienen presencia en los museos más importantes del mundo
desde el año 1997. Él suele describir su obra como un conjunto de
"instalaciones experimentales" e incluye la fotografía, la escultura,
el cine, las instalaciones artísticas, también obras de arquitectura e intervenciones
en el espacio público ─Gustavo hizo una pausa larga, y me pareció que
tomaba airé con alguna dificultad.
Cambió el gesto, ahora con la mano acariciaba
su barbilla y miraba arriba, al techo. Decía:
─En todas sus acciones creativas se
observa el esfuerzo del autor en el análisis de las percepciones sensoriales y
la fascinación que le provocan tanto los fenómenos naturales como las leyes
físicas. ¿Reescritura? ¿Eterno retorno? ¿La escala al infinito? ─se
preguntó a sí mismo, para seguir diciendo─: La magia y el simbolismo de
la espiral es una meta constante del arte ─hizo otra pausa─. Se me
antoja pensar que de modo sugerente el artista trata de hacernos reflexionar en
las nociones de tiempo y también
sobre las limitaciones humanas.
Elisa, su esposa, parecía ausente sentada
en su pequeño y cómodo sillón. pero escuchaba lo que Gustavo decía con una enorme
atención. Pasados unos largos instantes añadió:
─Sí... Los humanos tenemos, como
poco, tres formas de concebir el tiempo, la primera, y más sencilla es
considerarlo como un movimiento fugaz y direccional que va desde un pasado que
se disuelve hasta un futuro imaginario, pasando por un presente imperceptible.
Hay una segunda, de carácter místico, en donde el tiempo es un modo de plenitud
eterno que lo abarca todo ─calló y respiró con alguna ansia.
─¿Y la tercera? ─insistí con
visible impaciencia.
─Y también existe una tercera
descripción de tiempo ─prosiguió diciendo Elisa sin mirar a nadie─ basada
en lo que los matemáticos griegos denominaban el gnomón. Aristóteles decía: «Hay
ciertas cosas que no sufren alteración salvo en magnitud, cuando crecen...»
Se refería al gnomón y al tipo de
desarrollo basado en él que se conocía como expansión
gnómica. Esa tercera concepción del tiempo, el tiempo como expansión
gnómica, es de un crecimiento tras otro, en espiral continua, como una
evolución. La espiral se acerca siempre
a dos espacios distintos, opuestos. lo contraído y finito y lo expandido e
infinito.
Otra vez se hizo el cálido silencio.
Con el calor se me hacía difícil coordinar
mis pensamientos; me parecía, sin embargo, que la escalera en espiral es un
engaño más, no es tal viaje a la infinitud, ella nos devuelve siempre al mismo
sitio, no hay expansión ni contracción, no hay infinito ni finito, la realidad
es desconocida, inaprensible, siempre volvemos al mismo lugar. El artista nos
recuerda que estamos en la escalera de Roger Penrose, en una perspectiva
ilusoria, subimos y bajamos, pero estamos siempre en el mismo lugar, al igual
que los monjes que rotan incansables por el edificio de C.M. Escher.
Ignacio Pérez Blanquer
Académico de Santa Cecilia
Muy bonito y muy interesante, lo voy a leer otra vez, me ha encantado. Los he leído todos los de la colección 1850 y éste me parece de los mejores aunque todos me han gustado.
ResponderEliminarMe encanta esta forma de hablar de arte.
ResponderEliminarMe parece que el comentarista "riza el rizo". Las cosas son más sencillas;la obra de arte está ahí porque sí.Es bella, y cada uno la interpreta de distinta forma. Pero puestos a opinar,me gusta mucho más tu interpretación, simple y real, con la que estoy totalmente de acuerdo.
El artículo me parece muy bueno y me encanta la forma de describir la situación y el ambiente en el que se desarrolla la escena.
Enhorabuena
Soy de los que delante de una obra de arte moderno digo siempre: -no entiendo de esto-. Me he leído los 18 artículos y me alegro de haberlo hecho, parece que que me voy enterando de algo y que voy viendo por donde se mueve este negocio del arte moderno.
ResponderEliminarLo que entiendo es que en esto del arte moderno es muy difícil separar el polvo de la paja, es lo que yo creo.
ResponderEliminarOtra opinión sobre el arte actual:
ResponderEliminar¿Qué es el arte Sr. Saatchi?
Hay opiniones para todos los gustos.
Estupendo artículo Ignacio. Olafur Eliasson es uno de mis artistas favoritos, sus instalaciones sean efímeras o no son espectaculares, utilizando elementos efímeros y naturales como la luz, el humo, el agua etc. y materiales industriales como el espejo o el acero crea objetos e instalaciones que invitan a experimentar el tiempo y el espacio, a explorar los límites y el ejercicio de nuestros sentidos, a vivir la experiencia de los fenómenos naturales tanto al aire libre como en los confines de un museo o una galería. Dos de sus instalaciones que me atrajeron por ese intento de llevar la naturaleza a las grandes urbes fueron sus cuatro cascadas gigantes intentando trasladar las famosas cataratas del Niágara, en el norte del estado de Nueva York, a las aguas del East River, en Manhattan y por otra parte su otra instalación también interesantísima y espectacular en la Tate Modern, en donde en su sala de turbinas por medio de un número ingente de pequeñas lámparas, el danés ha creado una gran estructura circular a la manera de un gran sol que ocupa todo el muro del fondo de la sala inundando la totalidad del espacio con su luz anaranjada. Es un gran sol crepuscular cuya luz se cuela hasta por los lugares más recónditos. Eliasson ha añadido una inyección periódica de humo que genera una suerte de neblina que intensifica la atmósfera trasladándola al ámbito de la irrealidad, esta obra gira en torno a la tradicional percepción británica del tiempo. Según Eliasson el tema del tiempo es la conversación más frecuente que tienen los ingleses.
ResponderEliminarTeresa Muñoz
En Vejer de la Frontera, en la provincia de Cádiz, en la «Fundación NMAC», tenemos una obra muy interesante que realizó Olafur Eliasson en el año 2002: Olafur Eliasson en la "Fundación NMAC".
ResponderEliminarFabuloso post. La serie de 1850 me ha descubierto artistas que eran me eran desconocidos y aunque no todos son de " mi gusto", los artículos he han aportado ciertas nociones para saber que interesa hoy en el mundo del arte y que entendemos en la actualidad como tal. Es decir, "la modernidad" es tan grande en estas disciplinas que muchas veces cuesta saber si estamos ante una verdadera obra artística o ante una mera ocurrencia.
ResponderEliminarOlafur Eliasson es un descubrimiento, su obra, majestuosa, nos refleja la pequeñez del hombre y a la vez nos involucra en el mensaje de la misma, nos provoca interactuar. La idea de tiempo siempre ha sido una constante en las distintas civilizaciones y es uno de los enigmas que el hombre siempre se ha propuesto descubrir.