CINE
EL LENGUAJE
CINEMATOGRÁFICO I
Por Jesús Almendros Fernández
Esa escuela cinematográfica de la que les hablaba en mi anterior artículo, el Expresionismo Alemán, adoptó los planteamientos estéticos del movimiento artístico –principalmente pictórico y arquitectónico- surgido como contraposición al Impresionismo dominante en la época, dando prioridad a los sentimientos y a la emoción frente a la razón y la lógica. Dos grupos, “Die Brücke” y “El jinete azul”, con figuras como Kandiski, Klee o Marc, fueron los encargados de desarrollar el movimiento que fue asumido por el Cine con la aportación por parte de Max Reinhardt de una iluminación de fuertes contrastes, próxima al “fauvismo” curiosamente en blanco y negro y la creación de películas como “El gabinete del Dr. Caligari” (1919), de Robert Wiene, “El Golem” (1920), de Paul Wegener, “Nosferatu” (1922), de Murnau, “Bajo la máscara del Placer” (1923), de George Wilhelm Pabst o “Metrópolis” (1926), de Fritz Lang.
Fue en los años 20, 30 y 40 del
pasado siglo cuando verdaderamente se creó el lenguaje cinematográfico, un
lenguaje que al principio costó que los espectadores comprendieran pero que
poco a poco fue consiguiendo el milagro de que contemplaran sin sorprenderse,
pasar de un plano general, un paisaje, a un primer plano donde el rostro de un
actor ó una actriz ocupaba la totalidad de la pantalla.
El autor de estos hallazgos fué
David Wark Griffith, considerado el padre del montaje, inventor del “Primer
Plano”, de las escenas filmadas con la cámara en movimiento o del “Flashback”.
Que unos pies subiendo una escalera, unas
manos llevando un vaso de leche ó el abrirse lentamente una puerta, tuvieran un
significado, fue también fruto de la sensibilidad de aquellos pioneros del
incipiente Arte cuyo lenguaje ellos establecieron, como si de una nueva
gramática se tratase.
Hombres como Griffith, Chaplin, Murnau, Dreyer, Von Stenberg o Stroheim, lo consiguieron y lo hicieron gracias a ese lenguaje en el que el montaje adquirió una importancia capital que llegó a conseguir que directores (autores), como Welles, Ford, Einsestein, Hitchcock, Mizogouchi, Buñuel, Renoir ó Fellini, consiguieran realizar obras maravillosas e inolvidables.
Gran parte de lo que acabamos
de decir se debe a la importantísima aportación hecha al cine por la
cinematografía rusa que utilizó el
montaje cinematográfico como recurso narrativo, suponiendo que los
espectadores, al ver dos imágenes seguidas, dos planos, establecerían una
asociación entre ambos como realmente ocurrió.
Dziga Vertov consiguió
resultados espectaculares y Kulechov estableció que la suma de imágenes
producía significados distintos a los de las propias imágenes consideradas por
separado. Toda esta teoría fue
materializada por S.M. Einsestein en “El acorazado Potenkin” (1925) con
imágenes –como la escalera de Odesa- que
se han convertido en verdaderos iconos de la mentalidad colectiva en la
Sociedad de los siglos XX y XXI.
Extraordinario artículo para ir comprendiendo el lenguaje cinematográfico. Muchas gracias.
ResponderEliminarDigo lo mismo. "El cine no es un arte que filma vida, el cine está entre el arte y la vida." (Jean Luc Godard)
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