CINE
EL LENGUAJE CINEMATOGRÁFICO II
Por Jesús Almendros Fernández
Lo que hacen la Literatura o el
Teatro, la Poesía o la Música, la Escultura o la Danza, lo puede hacer también
el Cine con unas características estéticas plenas de belleza y una puesta en
escena que hace que cientos de espectadores, juntos, envueltos en la oscuridad
de una sala, reaccionen al unísono de forma similar ante lo que ven en la
pantalla, riéndose, llorando o estremeciéndose –emocionándose en suma- todos a la vez, porque quizás lo que más
caracterice al Cine, lo que le convierte en un verdadero Arte al margen de sus
similitudes con otras Artes, es el haber conseguido gracias a una pléyade de
extraordinarios directores a lo largo de su aún corta existencia, crear
historias que nos emocionan y nos conmueven.
Ya no se trata de que en una
película se observen rasgos propios de cualquier Arte, sino que los que lo han
hecho, guionistas, productores o el Director o todos juntos ayudados por un
sinfín de técnicos y actores, eso es crear un Universo propio con sus propias
reglas, con sus leyes que pueden o no coincidir con las del mundo real. Esa capacidad de crear mundos, de crear,
simplemente, les asemeja a semidioses, mejor dicho, a artistas porque en el
fondo la grandeza del Arte es precisamente esa; crear mundos que nos hacen ser
mejores, impregnarnos de sensaciones, emociones y sentimientos que nos
transportan y nos ayudan a vivir.
Lo mismo que en siglos pasados
artistas como Murillo, ofrecían querubines desprovistos de cuerpo y con alas o
Vírgenes asentando sus pies en una media luna y para ningún cristiano de
aquellos tiempos resultaba extraño, así estos artistas y otros muchos
repartidos por el mundo entero fueron capaces de conseguir que la gente
admitiese cosas totalmente inverosímiles dentro de los cánones del mundo real,
pero perfectamente creíbles en universos por ellos creados donde lo único
imprescindible era la coherencia y el respeto a las normas de ese mundo y eso
es lo que ocurre también en el Cine.
Hay planteamientos, soluciones,
propuestas que vistas desde las coordenadas del mundo real, no tienen sentido,
no se sostienen, pero en cuanto las encuadramos en el mundo creado por su
autor, vemos que son totalmente válidos, lógicos, creíbles y coherentes y eso
es válido tanto para el Cine como para cualquiera de las Bellas Artes.
Lamentablemente, lo mismo que
ocurrió con la Pintura o la Escultura, cuyas obras mas emblemáticas fueron
encerradas en Museos, está a punto de ocurrir con el Cine. La existencia de Salas cinematográficas tiene
los días contados. Las películas serán
ofrecidas “a la carta” por los productores en nuestras propias casas donde las
podremos ver –no en un televisor- sino en una pantalla que tendrá multitud de
aplicaciones. Continuará, seguramente,
habiendo salas que a manera de museos permitan a los verdaderos amantes del
Cine reunirse como los antiguos cristianos en las catacumbas para ver alguna
joya de la época dorada de este Arte, películas en B. y N. o películas de la
época muda.
Se habrá entonces cubierto un
ciclo completo y el cine que empezó a ser visto como espectáculo de feria, en
barracas, volverá a ser visto en lugares preparados al efecto, como curiosidad,
como rareza. Serán en realidad
verdaderos museos que guardarán el Arte Cinematográfico para ser contemplado
como algo extraño, alejado de la vida cotidiana, de su “habitat” natural. Pero así son las cosas y por mucho que nos
duela la historia avanza paso a paso como una gigantesca hola que arrasa cuanto
encuentra a su paso.
Otra magnífica aportación sobre cine.
ResponderEliminarMuchas gracias.
Estupenda lección de arte cinematográfico. Lo guardo.
ResponderEliminarEstos artículos hacen aficionados al cine.
ResponderEliminarMuy bueno.