CINE
CORTAR Y PEGAR (I)
Hoy, gracias a Internet, todo el mundo sabe lo que significa “cortar y pegar”, pues bien, eso exactamente es el montaje cinematográfico, mas todavía hoy que se edita digitalmente y no como hace años en la mesa de montaje valiéndose de la moviola, un artefacto con el que se hacía avanzar o retroceder la cinta de celuloide para localizar un plano o una escena, cortar el trozo que no interesase y después volver a unir los extremos por medio de cinta adhesiva valiéndose de la pegadora o de líquidos especiales.
Por medio del montaje, siguiendo las instrucciones del Director, se organiza el orden de los planos, las escenas y las secuencias de acuerdo al guión de la película ya que el rodaje casi nunca sigue el orden de la historia que recoge el guión pues se suelen rodar juntas todas las escenas que se desarrollan en un determinado escenario o que interesa agrupar por causas debidas a la disponibilidad de los actores o incluso a causas climatológicas o de estación. Asimismo se seleccionan, entre las diferentes escenas de cada toma procedentes del laboratorio, las que se consideran mejores. Se cambian secuencias, se suprime lo que no gusta, se deja espacio para incluir alguna escena no prevista en el guión pero que se considera necesaria, etc.
El montaje es, en definitiva, el proceso que
se utiliza para ordenar los planos y secuencias de forma que el espectador los
vea tal y cómo quiere el director o en algunos casos, el productor.. La manera
de colocar los diversos planos puede cambiar completamente el sentido de una
película. En el montaje se
puede salvar o se puede perder todo el valor de los planos rodados.
En muchos casos el montaje se limita a ordenar
los planos para ayudar a entender la historia ejerciendo una labor meramente
narrativa, pero también puede tener un carácter expresivo, marcando el ritmo de
la acción, acelerándola o relantizándola de acuerdo al contenido de los planos,
ya sean de acción, dramáticos o de suspense.
Incluso puede tener un carácter ideológico, creativo o poético. A veces, en vez de contar la historia
linealmente, en el montaje se opta por hacer uso de otros hallazgos expresivos
como el flash-back o el flash-forward, vuelta atrás o
salto hacia adelante.
Hay
directores a los que les encanta demostrar su habilidad valiéndose del montaje
para hacer experimentos narrativos como el que hizo Alfred Hitchcock en la ”La
Soga” en la que intentó engañar al espectador haciéndole creer que en la
película no se había empleado el montaje y que toda la película se había rodado
en un único plano, sin un solo corte, aunque en realidad había sido realizada en
escenas de 10 minutos, duración del rollo de película que entonces se usaba y
los distintos fragmentos habían sido unidos aprovechando momentos neutros, acercamientos
de la cámara a objetos o zonas oscuras, como al pasar la cámara por delante de una
columna o al acercarse un personaje a la cámara, pero sin mostrar nunca un
salto en la acción.
Otro
experimento curioso fue el realizado por Robert Montgomery en “La dama del lago” en 1947 en la que
utilizó durante toda la película un punto de vista subjetivo haciendo ver a los
espectadores lo mismo que veía el protagonista y sin verle nunca a él más que
en momentos determinados como al pasar por delante de un espejo.
Jesús Almendros Fernández
Socio colaborador de la Academia
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