CINE
Perdónenme
la ligereza de parafrasear la tan repetida frase de Jose Mª Aznar a Felipe
González, “Váyase Ud, Sr. González”, al referirme a algo tan serio, tan
dramático, como la enfermedad del alzheimer.
Sería
maravilloso que a fuerza de insistir, pudiésemos librarnos de algo tan horrible
como esta enfermedad, cada vez más frecuente en nuestra sociedad, lo cual es
bastante normal puesto que se presenta en edades avanzadas y la esperanza de
vida va creciendo y cada vez hay más personas de edad avanzada susceptibles de
contraerla.
Actualmente se proyecta en nuestras pantallas la película “Siempre Alice”, con la que Julianne Moore ha conseguido llevarse este año el Oscar a mejor actriz. En la película el personaje interpretado por ella, de cincuenta años, es una profesora de Psicología Cognitiva en la Universidad de Harvard y una lingüista de fama mundial. Está en la plenitud de su vida. Tiene éxito en su vida laboral y en su vida personal. Tiene un marido que también tiene un trabajo muy reconocido y tres hijos ya adultos que viven sus vidas independientemente. Pero de repente algo cambia en su vida. Al principio son simples indicios, despistes, pérdida de memoria, desorientación, lo cual hace que acuda a un médico pensando que pueda tratarse de un tumor cerebral, pero no, no hay ningún tumor y a pesar de no tener una edad demasiado avanzada, el médico cree que todos los indicios hacen pensar en la enfermedad del alzheimer.
Y aquí empieza la segunda parte, la forma en que las familias asumen el hecho de la enfermedad, unos negándose a aceptarlo, otros, tratando de ayudar al ser querido a convivir con su problema, un problema que va apartando al afectado de todo lo que constituía su identidad, sus recuerdos, sus amigos, su familia, sus aficiones, sus gustos. A todos nos vienen a la memoria nombres de nuestra reciente historia que han pasado por esto, Adolfo Súarez, Pascual Maragall……. Ya nada será lo que era. Nadie sabrá hasta qué punto la persona afectada es consciente o no del sufrimiento de quienes le rodean. ¿Sufre?, ¿Vive en una especie de limbo?, ¿Aprecia y valora la presencia de quienes le rodean? Todo parece indicar que lo que sí aprecian son las muestras de afecto, de cariño, los besos, las caricias, los abrazos. A veces una lágrima furtiva nos lleva a pensar que también puede sufrir o emocionarse pero todo forma parte de un mundo cerrado, enigmático y misterioso al que no tenemos acceso.
En El Puerto existen varias organizaciones
que tratan de ayudar a estos enfermos y sobre todo a sus familias. Es muy duro
y muy difícil poder atender día y noche a estas personas. Sus hijos trabajan fuera, generalmente la
pareja y la única solución es contratar a alguien que los sustituya en su
ausencia. Quien dispone de un mayor
nivel económico puede ingresar a su padre o madre en una Residencia
especializada. En nuestra ciudad “Afanas” y “La Torre” cumplen este cometido.
En este caso los familiares se limitan a visitarlos. También existe la Asociación de familiares de
afectados por la enfermedad, “Afa Puerto”, cuyo objetivo es mejorar la calidad de vida de los enfermos y
sus familiares. Intervienen terapéuticamente con los afectados a través de los
Talleres de Estimulación Cognitiva para ralentizar la progresión de la
enfermedad y trabajan con los familiares ofreciéndoles información,
asesoramiento y apoyo emocional para poder afrontar el día a día de este
problema. Por eso, ante el tremendo daño que está causando a los afectados y a
sus familias, insistimos en decirle “Váyase Ud. Sr. Alzheimer”.
Por Jesús Almendros Fernández
Socio colaborador de la Academia
Muy oportuna esta magnífica crítica cinematográfica de Jesús Almendros. Digo oportuna porque, en este año 2015, se cumple el centenario del fallecimiento del doctor Alois Alzheimer, psiquiatra y neurólogo alemán que identificó por primera vez los síntomas de lo que luego se conocería como "enfermedad de Alzheimer".
ResponderEliminarOriginal artículo. Muy interesante.
ResponderEliminarSe puede aprender mucho de cine con don Jesús Almendros.
Muy buen artículo que, al hilo de una crítica de cine, nos sensibiliza con esta enfermedad que, lamentablemente, ya no afecta solo a los ancianos.
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