DE NUESTROS COLABORADORES. LA NAVEGACIÓN (V)
LA NAVEGACIÓN: PRIMEROS PASOS Y SU EVOLUCIÓN (V)
En 1731,
Hadley inventó el “Octante”,
precursor del “Sextante”, ambos
instrumentos de reflexión para medir la altura de los astros en la mar, el
primero con un limbo de 45º, equivalente a la octava parte de la
circunferencia, podía medir ángulos de 90º, mientras que el segundo, con un
arco de 60º, pueden medir ángulos de hasta 120º.
El
Sextante, en vigencia hasta ayer, instrumento imprescindible en todos los
puentes de navegación para determinar “La Meridiana ”, escena
cotidiana esperada por todos al filo del mediodía, que hoy, los satélites
artificiales de comunicaciones, nos han privado de ella.
Consiste
la “Meridiana” en determinar la
máxima altura del sol y con ella, la hora del mediodía referida al meridiano
más próximo a la situación del buque.
Para
obtener la hora local se empleaban dos métodos:
- Uno de
ellos era el de “Las Alturas Absolutas”
del sol ó de una determinada estrella.
En un
momento dado se anotaba la altura del sol sobre el horizonte, y ésta se
corregía de refracción, semidiámetro del sol, depresión del horizonte y
paralaje. Paralaje es el efecto visual de desplazamiento de un astro sobre el
trasfondo celeste cuando se observa desde dos puntos distintos. En el caso de
la luna, la paralaje puede llegar a ser de un grado. Luego, mediante una
fórmula de trigonometría esférica, se obtenía el tiempo verdadero de la
observación.
- El otro
método, más usado, era el de “Las Alturas
Correspondientes”, consistente en hacer pares de observaciones del sol, por
la mañana y por la tarde, cuando éste se encuentra a la misma altura sobre el
horizonte. A partir de ahí, un sencillo cálculo, determina la hora del
mediodía, hora en que alcanza su máxima altura.
Existe un
tercer método, el de “Las Distancias
Lunares”, consistente en realizar tres observaciones simultáneas: altura de
la luna, altura de la estrella y distancia angular entre el borde de la luna y
dicha estrella, que en ocasiones podía ser el sol.
Conociendo
y anotando la hora local en el momento de la observación, la distancia lunar
observada debía ser corregida de refracción y paralaje, para obtener la
distancia lunar geocéntrica, y las alturas debían corregirse de refracción y
depresión del horizonte. Al cálculo de corrección de la distancia lunar
aparente a la distancia verdadera, se le denomina: “despejar la distancia”
La
distancia lunar obtenida se compara, en las tablas, con las distancias en el
meridiano de origen, determinando así la diferencia horaria y, por tanto, la
diferencia en longitud.
Este
método dio lugar a la aparición, en 1791, del “Almanaque Náutico”, donde se
toma como referencia el meridiano del observatorio de San Fernando (Cádiz).
Hoy día,
los satélites de comunicaciones y los medios electrónicos de navegación que
asisten al marino, nos permiten conocer la situación del buque en cualquier
instante que lo requiramos, privándonos de la estampa del marino, sextante en
mano, observando la altura del sol o de las estrellas.
Ignacio
Pantojo Vázquez
Socio
colaborador de la Academia
Gracias, Ignacio, por seguir ilustrándonos sobre el mar.
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