ENCUENTROS EN LA ACADEMIA (244)
En torno a un gran hispanista alemán
No he encontrado en el
callejero de ninguna ciudad española ninguna calle o plaza que recuerde al gran sabio alemán Carl Justi
(1832-1912), uno de los intelectuales que más contribuyeron en su día al
conocimiento y difusión del arte español en Europa y en el mundo.
Afortunadamente, un libro con contribuciones de diferentes
especialistas que acaba de publicar el Centro de Estudios Europa Hispánica
intenta reparar esa injusticia (1).
La obra más conocida de Justi es “Velázquez y su siglo”, que
vio la luz en 1888, y aún recuerdo en la biblioteca de mi padre su traducción
española, publicada por Espasa- Calpe en 1953, junto a otra que hizo en su día
mis delicias como adolescente: la titulada “Tú y el arte”, de Wilhelm Waetzold.
De ahí mi gozo al encontrarme ahora, tantos años después, con
un libro en el que diversos especialistas abordan varios aspectos del conjunto
de la obra ensayística de Justi así como la relación de ese estudioso con otros
grandes historiadores del arte, tanto
alemanes como españoles, en quienes
influyó o con los que colaboró o
polemizó en su día, según los casos.
Aunque su libro sobre Velázquez, un retrato inigualable sobre
el pintor y la cultura artística del Siglo de Oro, es la que le ha dado más
fama, no hay que olvidar otros que testimonian de su profundo interés por el
arte español, como el que dedicó a Murillo, sus “Misceláneas: tres siglos de
vida artística española” e incluso la guía artística que publicó la famosa
editorial de libros de viajes Baedeker con el título de “Manual del Viajero por
España y Portugal” y que se tradujo en su día al inglés y francés.
Interesado en principio como tantos eruditos de su época por
el arte del Renacimiento italiano, Justi
tuvo una especie de revelación que marcaría el rumbo futuro de sus
investigaciones al contemplar en la galería del palacio Doria Pamphili, de
Roma, el tan inquietante como profundo retrato del papa Inocencio X, de
Velázquez.
A partir de ese descubrimiento, Justi haría entre 1872 y 1892
hasta diez viajes por España, que le sirvieron para familiarizarse con sus
archivos, sus bibliotecas y sobre todo sus riquezas artísticas.
Tras abandonar un proyecto sobre Tiziano, se dedicaría con
auténtica pasión al arte español, hasta aquel momento relativamente desconocido
en Centroeuropa pese a los libros escritos por
viajeros ingleses o franceses como Richard Ford o Téophile Gautier, con
los que Justi estaba familiarizado.
Uno de los primeros estudiosos en analizar la producción
artística en un contexto histórico y cultural, Justi valoró sobre todo en el
arte español y en sus estilos más característicos, en especial el plateresco,
las formas híbridas, la heterogeneidad de
influencias tanto del arte islámico como del gótico francés o el
temprano Renacimiento italiano.
Por lo que se refiere a su gran pasión, Velázquez, vio en el
pintor de la corte de Felipe IV al mayor retratista de los tiempos modernos,
muy superior, en su opinión, a los más grandes como Tiziano o Van Dyck, y así
escribió de él: “Cuando la mirada va
desde otros cuadros a uno de los suyos es como si de repente se pasara de las
sombras y los esquemas a ver una escena de la vida real”.
Es cierto que, como señalan algunos de los ensayistas que han
colaborado en este libro, Justi tuvo sus diferencias con otros expertos en la
obra velazqueña como el también pintor Aureliano de Beruete o con los grandes
exponentes de la llamada Escuela de Viena Alois Riegl y Max Dvorák.
Éstos, así como Julius Meier-Graefe, el “redescubridor” de El
Greco, rechazaron por ejemplo su interpretación de Velázquez como un genio
aislado, sin apenas conexión con el resto de la pintura europea, se fijaron
sobre todo en los aspectos formales de su obra o vieron en el sevillano a un
precursor del impresionismo, movimiento que por cierto Justi no acertó a
comprender.
(1).Justi y el arte español. Dirigido por Antonio Bonet Correa, Henrik Karge y Jorge Maier Allende. Varios colaboradores.
(1).Justi y el arte español. Dirigido por Antonio Bonet Correa, Henrik Karge y Jorge Maier Allende. Varios colaboradores.
Joaquín Rábago
Socio colaborador de la Academia
Buen artículo, Joaquin. Me alegro de haber visto tu colaboración con la academia, de la que soy socio reciente. Un saludo
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