ENCUENTROS EN LA ACADEMIA (271)
FELIPE GUILLÉN
Basta
con leer los capítulos IV y V del “Estebanillo González” para comprobar cómo en
este Gran Puerto de Santa María han abundado los pícaros. Lea, por ejemplo, los
dos últimos capítulos del “Guzmán de Alfarache” y verá cómo en torno a las
galeras de El Puerto pululaban por
doquier los pícaros. Adéntrense en la Historia de El Puerto, de Cortázar, y comprobará
cómo Marco Tulio Calizón se hizo pasar en este Gran Puerto por el Rey Don
Sebastián de Portugal. O la historia del falso Nuncio de Portugal, un portuense
judaizante que se hizo pasar por cardenal se marchó a Portugal, fue recibido
por el Rey, se instaló en la
Nunciatura , estableció en aquel país la Inquisición y, cuando
tenía quemados a muchos, se descubrió el pastel y terminó condenado a remar en
las galeras de El Puerto. Pícaros ha habido en esta Ciudad y, muchos, se han
intentado mofar de los lusos ilusos. Hay uno muy especial de quien hoy traigo
memoria y loa. Se trata de Felipe Guillén, nacido en 1492, boticario de esta Ciudad,
donde ejerció su profesión hasta 1519 en que marchó a Portugal.
En una acotación escrita por Gil Vicente
(Poeta y dramaturgo portugués, 1465-1536) copiada por Menéndez Pelayo se lee:
"El año de 1519 vino a esta corte de Portugal un Felipe Guillén,
castellano [así se llamaba a cualquier español], que se dice había sido
boticario en el Puerto de Santa María, el cual era gran lógico y muy elocuente
y de muy buena plática, por lo cual muchas personas sabidoras gustaban de
oírle. Tenía algo de matemático; dijo al Rey que le quería dar el arte de
navegar de Este a Oeste, que había inventado. Para la demostración de este
arte, hizo muchos instrumentos, entre ellos un astrolabio para tomar el sol a
toda hora. Explicó este arte en presencia de Francisco de Mello, que era el
mejor matemático que entonces había en el reino, y de otros muchos que para
esto se juntaron por mandato de Su Alteza, todos probaron el arte por buena:
hízole el Rey por esto merced de cien mil reales de pensión y el hábito y corretaje de la casa de la
India que valía mucho..."
Pero
la dicha no duró. "En este tiempo mandó Su Alteza llamar al Algarve a un
Simón Fernández, gran matemático y astrólogo..." Así que habló con él, el
Fernández comprobó que Guillén era un embustero y que sus argumentos eran
falsos. Antes, Felipe Guillén se había descubierto en secreto a un tal Juan
Rodríguez que se lo fue a decir al Rey. Viéndose perdido, quiso huir. Pero el
Rey lo mandó prender y lo hallaron subido en un caballo de postas en Aldea Gallega. "Siendo
preso, como era gran trovador, le mandó Gil Vicente unas trovas: ...Que,
sin ver astronomía, / él toma el sol por
el rabo/ en cualquier hora del día..." Preso, fue llevado a las galeras de
El Puerto donde estuvo, al parecer, de por vida. "Sic transit gloria
mundi". Amén.
Luis
Suárez Ávila
Académico
de Santa Cecilia
Comentarios
Publicar un comentario