LA NAVIDAD Y EL GRECO
La Navidad según el Greco
El
Greco (el griego), fue un pintor del final del Renacimiento. Es un caso único en
la Historia de la pintura. Cualquier persona sin tener muchos conocimientos
artísticos puede identificar su inconfundible estilo. Su originalidad radica en
una personalidad peculiar y que en él confluyen cuatro tradiciones pictóricas y
espirituales que se sintetizan en armonía creando un estilo irrepetible: la
figuración bizantina, el colorismo veneciano, el manierismo miguelangelesco y
la espiritualidad castellana. Pintó durante 50 años por lo que su obra es muy
extensa y variada.
«El Greco, probablemente el pintor más radicalmente
manierista de la pintura europea, consigue en estas obras romper con las reglas
establecidas en el clasicismo: estira las figuras e ilumina y agrupa la figuras
de otro modo; las manos y los rostros se agitan, también los brazos de los
pastores al contemplar el nacimiento de la Divinidad, y la gloria de ángeles
que hay en la parte superior, es una apoteosis de escorzos de brazos y de
piernas, que se entrecruzan de una manera sorprendente». La luz también tiene
un papel determinante en la composición: «recibe un tratamiento sobrenatural.
Emana del Niño, que tiene una potencia lumínica superior a la de otras figuras,
no porque haya un foco, sino porque Él es la luz ya desde el momento en que
nace».
Breve análisis del cuadro “Adoración de los pastores”
Los colores brillantes, «disonantes», y las formas y poses extrañas crean
una sensación de maravilla y éxtasis, al celebrar los pastores y los ángeles el
milagro del niño recién nacido. El grupo de ángeles que sobrevuelan la
escena puede que se parezcan a la parte que falta de la Visión del
Apocalipsis o la Apertura del séptimo sello. La pintura
fue más tarde transferida al altar mayor del monasterio de Santo Domingo El
Antiguo.
Es una de sus últimas composiciones destinada a
su capilla funeraria (1612-1614). Su estilo final es dramático y
antinaturalista, intensificando los elementos artificiales e irreales: cuerpos
muy largos en cabezas pequeñas iluminados con luces fuertes y estridentes (quiso
conseguir en esta pieza un símbolo de resurrección y eternidad). El pintor ya
viejo y con poca salud, da pinceladas rápidas, largas, creando formas que
parecen inacabadas, como si tuviera prisa en acabar su obra funeraria. Medidas 320X180 cms.
Detalle ampliado del cuadro Detalle del rostro de la Virgen
Se ha pensado que escogió esta temática por su apellido
Theotocopoulos y la palabra griega Theotokos = Madre de Dios. Hay quien cree que el pastor que
aparece en primer plano pueda ser el propio artista autorretratado.
La obra derrocha emoción y
colorido. Cada rostro expresa una vibrante emoción y una luminosa
expectación que parece mantenerlos en éxtasis. Los personajes se ondulan
y estiran de manera irreal, la composición está diseñada en espiral,
creando un movimiento de ascensión, algo muy característico del cretense y del
estilo manierista.
El Niño Jesús aparece envuelto en brillantez y blancura, lo que es un
recurso tomado de los iconos, y parece emitir
una luz que juega en los rostros de los pastores descalzos que se han reunido
para rendir homenaje al nacimiento milagroso. Una energía rítmica anima la
pintura, expresada en los movimientos de las figuras, como si bailasen. Fuertes
contrastes entre la luz y las zonas oscuras realzan el sentido del drama.
Esta obra fue pintada, con
cierta prisa (véase la característica de su pincelada rápida y suelta), por el
Greco hasta el final de sus días, puede considerarse una obra póstuma. Según su
ayudante, Luís Tristán 1618, su maestro estuvo trabajando en la Adoración de
los Pastores hasta su muerte.
Fue adquirida por el Museo del Prado en 1954.
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Academia de Bella Artes Santa Cecilia
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