PATRIMONIO MUSICAL: LA ZARZUELA (XII) Agua, azucarillos y aguardiente

Agua, azucarillos y aguardiente

Pasillo veraniego en un acto
Texto original de Miguel Ramos Carrión
Música de Federico Chueca
Estrenada el 23 de junio de 1897 en el Teatro Apolo de Madrid.

Las pretensiones de los autores eran modestas, de ahí la denominación de “pasillo veraniego” pero obtuvo un éxito de los más memorables de la historia del género, hasta el punto de que Chueca salió a hombros por la puerta grande como los toreros y así fue llevado a su casa. Desde entonces ha formado parte de la trilogía del madrileñismo junto a La Verbena de la Paloma y La Revoltosa.  “una obra pensada para unas semanas duró varios años en el cartel.



Argumento

Atanasia –Asia–, niña cursi, y su madre doña Simona, se mudaron a Madrid donde llevan una vida mísera, debiendo dinero hasta al casero. Una carta del tío les aconseja regresar al pueblo (Valdepatata), donde el primo está loco por casarse con Asia. Pero ésta sueña con Serafín, hijo de un ex ministro.

Serafín ofrece dinero a Pepa, que regenta un quiosco de aguadora, para que le eche un somnífero a la madre de Asia, pero ésta se niega. Lorenzo, compañero de Pepa la convence para que lo haga. Pepa se enfrenta a Manuela, una aguadora sin puesto, que en la actualidad está emparejada con Vicente, un torero, antiguo novio de la propia Pepa. Vicente y Lorenzo no parecen tener tanta enemistad como Pepa y Manuela, y pactan que hacer con el dinero de Serafín.

Llegan Asia y su madre para pedir dinero a Serafín para pagar la renta, la madre cae en aparente sopor y Serafín promete el cielo a Asia. De repente la madre despierta y se van como es habitual al Paseo de Recoletos Serafín cae en un profundo y verdadero sueño, ya que realmente fue él quien finalmente ingirió el somnífero. Asia, desengañada, está dispuesta a volver a Valdepatata.

A la media noche Pepa y Lorenzo, con Manuela y Vicente, se van al baile de la Verbena de San Lorenzo, mientras que a Serafín, que sigue durmiendo, pierde su ropa y su cartera a manos de Garibaldi, un raterillo del barrio que se gana la vida tocando la lira.
Les dejo con el coro de niñeras y niños: "Tanto vestido nuevo, tanta parola /Nos llaman amas y es mu ciertu".

La zarzuela como testimonio de toda una época. Un tesoro.

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