ENCUENTROS EN LA ACADEMIA (347)
“GLORIA
GRAHAME”
Se
proyectó recientemente en nuestros multicines, una película sobre los últimos
meses de vida de la actriz Gloria Grahame y su romance con el joven actor
británico Peter Tunner, que es quien
escribió el libro en el que cuenta su relación con la estrella, libro en
el que se basa la película.
Gloria
Grahame fue una gran actriz de reparto de Hollywood en los años 50 en películas
como “Encrucijada de odios”, “Que bello es vivir”, “En un lugar solitario”,
“Los sobornados” o “Cautivos del Mal”, con la que ganó el Oscar a mejor actriz
secundaria en 1952, compitiendo con
otras de la categoría de Thelma Ritter o Terry Moore en una época llena de
espléndidos actores y actrices que sin llegar al estrellato, eran
extraordinarios en sus actuaciones y cuyos rostros fueron tremendamente
populares y conocidos, aunque muchas veces sus nombres no eran recordados por
el público, como Burges Meredith, Walter Brennan o Arthur Kennedy.
Gloria
Grahame fue una mala “buenísima”, una de las mejores “malas” del cine, una
mujer fatal, cuyos papeles casi siempre
eran de devoradora de hombres, destructora de
matrimonios y causante de suicidios de amantes despechados. Estuvo casada cuatro veces, una de ellas con
el director Nicholas Ray del que se divorció en 1952 y con cuyo hijo, Anthony,
se casó en 1960.
En
los años 60 dejó de ser contratada por las grandes productoras y se refugió en
la TV y el teatro.
Enferma
de un cáncer de estómago, cerró los ojos y se negó a ser tratada. Se trasladó a
Inglaterra buscando desesperadamente una vida normal y tranquila rodeada de
seres a los que querer y que la quisieran, pero su naturaleza era mas fuerte
que ella y se enamoró ciegamente de un joven actor ingles con el que vivió un breve,
pero apasionado romance, hasta que la enfermedad se hizo tan patente que no
tuvo mas remedio que llamar a uno de sus hijos y marcharse a América, donde
murió al poco tiempo de llegar. Tenía 56 años.
“Las
estrellas de Hollywood no mueren en Liverpool”, está dirigida por el discreto
Paul McGuigan, que ha tenido el acierto de no querer hacer “su gran película” y
la dirige con discreción y en un tono contenido, muy adecuado a la historia,
evitando el melodrama.
Annette
Bening, a la que todos recordamos por “El presidente y miss Wade”, se mete en
la piel de Gloria Grahame sin querer ser “ella”, a la que vemos y recordamos en
dos escenas en B. y N. Tratar de imitar
su físico hubiera sido un grave error.
El joven actor está interpretado por Jamie Bell, el inolvidable niño
protagonista de “Billy Elliot”.
Jesús Almendros Fernández
Crítico de cine y socio colaborador de
la Academia
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