HISTORIA DE VEJER DE LA FRONTERA: HAZAS DE SUERTE
Los
orígenes
Para buscar los orígenes de las Hazas de Suerte debemos
remontarnos a los tiempos de la Reconquista cuando el curso del río Barbate, a
los pies de Vejer, separaba el reino cristiano del musulmán.
La conquista cristiana del territorio de Vejer supuso su posterior
repoblación con castellanos venidos desde los más remotos confines de la
península.
Sin embargo, al situarse en una zona tan expuesta a los peligros
de una frontera, el rey Sancho IV se vio en la necesidad de incentivar la
llegada de nuevos pobladores, concediéndoles en 1288, además de privilegios
fiscales, una serie de lotes de tierras de labranza, también llamadas hazas,
sin la necesidad de tener que responder ante señor alguno, es decir, nacen las
hazas como propiedad del común de vecinos.
Los
pleitos con la Casa Ducal de Medina Sidonia
En 1307, Fernando IV hace donación a Alfonso Pérez de Guzmán el
bueno y sus herederos, los futuros Duques de Medina Sidonia, el señorío
jurisdiccional sobre la villa y término de Vejer, imponiéndoles como condición
el respeto de los privilegios concedidos años antes a sus pobladores, entre
ellos las hazas como propiedad comunal.
Ese respeto solo durará 140 años, ya que en el siglo XV, pasadas
varias generaciones en la Casa Ducal de Medina Sidonia, el entonces duque bajo
el pretexto de considerarse dueño y señor de Vejer comienza a arrendar las
hazas. Ante esta enajenación del patrimonio comunal, se genera numerosas
protestas vecinales y conflictos encabezados por un personaje mítico en la
historia de Vejer, Juan Relinque. Este vejeriego fue capaz de defender los
derechos de sus vecinos ante el duque, y de lograr en 1535 una Provisión Real
con el que poder demandarlo ante la Audiencia de la Real Chancillería de Granada.
Ante tamaña afrenta, el duque responde emprendiendo acciones de todo tipo
contra Juan Relinque y sus seguidores, desde denunciarlo por generar un motín,
hasta detenerlo y trasladarlo a la prisión de Sanlúcar el día del Corpus
Christi de 1536.
También intentó llegar a acuerdos o transacciones con los vecinos;
sin embargo, todos ellos fueron declinados aduciendo que no se podían hacer transacciones
ni concierto alguno sobre bienes públicos de la villa y vecinos.
Los pleitos continuaron a lo largo de todo el siglo XVI. Durante
este tiempo fallecieron tanto el Duque como el propio Juan Relinque, pero aún
entonces el litigio continuó, pues como apuntara A. Bernabé, el ducado nunca
renunció a sus posesiones vejeriegas sobre las que creía tener legítimo
derecho, y los vecinos de Vejer, imbuidos en el espíritu de libertad y justicia
defendidos por Juan Relinque, no cejaron en su empeño de recuperar su
patrimonio comunal.
Finalmente, el 8 de febrero de 1566 la Real Chancillería de
Granada resuelve el caso mediante un auto a favor de Juan Relinque y sus
convecinos, y dicta sentencia condenatoria contra el duque de Medina Sidonia.
Desde esta fecha se fija un sorteo (de ahí que sean de suerte) de las 356 hazas
con las que contaba Vejer, primero cada tres años y desde 1580 cada cuatro.
Hay que indicar también que, a partir de la sentencia
condenatoria, el agraciado en el sorteo era quien cultivaba estas tierras,
posibilitando su supervivencia al menos durante cuatro años. Sin embargo, a
partir de 1868 el agraciado podía bien trabajarla bien arrendarla a una figura
jurídica que nacerá desde entonces: el Asentado, que es el agricultor que posee
los medios necesarios para trabajar una haza y cuya obligación será la de pagar
la renta al agraciado. En la actualidad el agraciado solo tiene derecho a
percibir la renta de la haza tocada en suerte, existiendo un padrón de
asentados que trabajan de por vida estas tierras comunales.
Juan Relinque. La gesta de
un héroe popular
A pesar de considerarse el personaje histórico más importante de
Vejer, poco sabemos de la vida de este ilustre vejeriego que, cansado de las
injusticias, decide enfrentarse contra el poder despótico y autoritario del
Duque de Medina Sidonia con el firme propósito de defender los intereses
legítimos de sus vecinos.
Sus reivindicaciones comenzaron en 1535, cuando expresa
públicamente su rechazo tanto a pagar las cargas y gravámenes impuestas por el
duque como a permitir la usurpación de las tierras comunales.
Este rechazo le granjeó numerosas consecuencias, desde coacciones
y arrestos hasta intentos de asesinato. Sin embargo, su entrega a la defensa
del bien común, su lucha y tenacidad manifiesta fue lo que permitió la
conservación de lo que hoy es para el vejeriego su legado más preciado.
El respeto de Vejer por Juan Relinque crece al acercarse a su
figura, pues no fue más que un labrador de pequeña cuantía cuya valentía,
liderazgo y oratoria logró levantar la conciencia de todo un pueblo para
alzarse en contra de los abusos ducales.
Por la documentación existente en el Archivo de la Real
Chancillería de Granada se sabe que no era analfabeto, sabía escribir y firmar
y tenía dotes para persuadir a sus vecinos. Juan Relinque moriría el 10 de
septiembre de 1554 sin descendencia y sin ni siquiera saber que años más tarde
su lucha cobraría sentido y su Vejer, sus paisanos y la memoria colectiva de
todo un pueblo le tendría reservada una página de honor en su milenaria
historia por lograr la pervivencia de un patrimonio hoy único en el mundo y
promover en el vejeriego el espíritu de libertad y defensa de los derechos
comunales.
Hasta 1868, el reparto de las hazas por parte de los vecinos se
organizó en torno a la costumbre y a la norma consuetudinaria. Ese mismo año las
autoridades municipales aprueban el primer reglamento para el disfrute de la
renta de las Hazas de Suerte del Común y para el cultivo de las mismas, con 77
artículos.
En el seno de este reglamento se crea la denominada Junta de
Hazas, un órgano cuyo cometido será la gestión y control de estas tierras.
Actualmente está presidida por el Alcalde-Presidente de la
localidad y compuesta por los 17 concejales electos e igual número de
representantes de diferentes esferas sociales, económicas y vecinales de la
localidad.
Hazas
de Suerte: 3.500 hectáreas de tierra de cultivo en trece zonas de Vejer Las Hazas de Suerte se encuentran distribuidas a lo largo de todo el término municipal de Vejer.
En la actualidad posee
232 hazas repartidas en 13 zonas o Partidos,
con una ocupación total de 6.503,62 fanegas, que
traducidos en hectáreas suman 3.489,80. La Junta de Hazas ha iniciado recientemente un expediente para la compra de una nueva haza, evidenciando no solo la preocupación por mantener vivo el patrimonio
comunal sino también la recuperación de viejas
tierras arrebatadas injustamente a la largo de
la historia.
La disposición de las Hazas es de forma alargada, y suele tener
una media de 12,5 hectáreas. Esta disposición alargada se hizo con la intención
de que todo el mundo ocupara tierra buena y tierra mala. Se realiza en ellas un
tipo de labor intensiva, cultivándose en barbecho. Los cultivos base son el trigo
y la remolacha, sembrándose en menor medida cebada, sorgo, habas y garbanzos.
Las Hazas de Suerte como identidad cultural
Una de las conclusiones a las que llegó el investigador A. Bernabé
en su tesis doctoral dedicada a las Hazas de Suerte (publicada por el
Ministerio de Cultura en 2006), tras entrevistar a un importante número de
vecinos, fue que la institución de las Hazas de Suerte aporta al vejeriego un
fuerte sentimiento de identidad y continuidad que se aprecia en diferentes
situaciones, siendo especialmente relevante lo concerniente al lenguaje.
Efectivamente, cuando el vejeriego se refiere a las Hazas de
Suerte lo hace usando el pronombre posesivo “nuestro”, como algo perteneciente
a los vecinos y vecinas de Vejer, auténticos depositarios de esta centenaria
institución. Las Hazas de Suerte no son del ayuntamiento, no son de los
campesinos que la trabajan, no son ni de todos ni de nadie en particular, son
“nuestras”, es decir, el vejeriego distingue perfectamente entre lo privado (lo
mío), lo público (lo de todos) y lo comunal (lo nuestro) que se traduce en un
sentimiento de propiedad compartida, ese sentimiento que todo el pueblo tiene
el deseo de conservar, razón última del impulso de la presente candidatura que
la Junta de Hazas y el Ayuntamiento propone ante la UNESCO. Esta identidad cultural también adquiere un valor simbólico en el
sentir diario de los vejeriegos.
Es habitual tratar con cierta frecuencia las hazas en
conversaciones entre amigos, familiares o campesinos, y mencionar con auténtica
emoción el recuerdo de viejas hazañas de héroes populares, nombrando calles y
parques recordando a las Hazas de Suerte o personajes ilustres relacionados con
ésta e incluso inmortalizar la gesta del héroe popular sobre uno de los arcos
de entrada al recinto amurallado. Todo ello como muestra de que las Hazas de
Suerte, como institución heredada y defendida por los vecinos a lo largo de la
historia, se haya interiorizado en la comunidad como parte de la identidad y
personalidad de todo un pueblo, como algo que está vivo, que sigue
transmitiéndose con alegría y respeto desde la infancia: precisamente este
sentimiento es lo que la UNESCO denomina como Patrimonio Cultural Inmaterial.
El sorteo de las Hazas de Suerte
Fase I. La configuración del padrón de vecinos con derecho a
participar en el sorteo.
En el sorteo no participan todos los vecinos empadronados
en Vejer o reconocidos jurídicamente como tales, sino que existe un padrón de
vecinos donde se incluyen diferentes perfiles de elegibilidad: quienes figuren
como la persona principal de la unidad familiar y nacidos en Vejer; los
viudos/as con o sin hijos, nacidos en Vejer; los viudos/as que no siendo de
Vejer se hubieran casado con hijos de la ciudad; los solteros/as cuyos padres
hubieren fallecidos, en representación del legítimo derecho de los mismos; los
separados o divorciados legalmente; los forasteros casados con naturales de
Vejer y las parejas de hecho que sean naturales de Vejer.
Es importante resaltar al respecto que, desde el reglamento del
año 2000, se otorgan los mismos derechos a hombre y mujeres, y es el momento en
el que se introducen nuevas situaciones familiares como los mencionados
separados, divorciados o parejas de hecho, lo que evidencia la actualización de
un patrimonio nada fosilizado, que ha sabido generar mecanismos de adaptación a
las nuevas circunstancias sociales y culturales de nuestro país.
Este padrón se actualiza cada cuatro años por la Comisión de
Escrutinio, nombrada directamente por la Junta de Hazas, padrón que solo se
renueva una vez hayan sido agraciados todos los vecinos con derecho, cosa que
suele suceder cada 36-40 años.
El último padrón data de 1996 y en él entraron 3.649 nuevos
vecinos.
4. E SORTEO DE LAS HAZAS DE SUERTE.
Fase II. El embolado y lacrado
Desde el primer cuarto del siglo XX, el ritual incluye un acto
público a celebrar la noche anterior al sorteo, el llamado embolado,
donde las bolas, tanto de los vecinos como de las hazas, son introducidas en
sus respectivos bombos y son selladas, guardándose toda la noche bajo custodia.
Fase III. El sorteo
Esta tradicional costumbre de distribuir mediante sorteo el
conjunto de Hazas de Suerte cada cuatro años se hace coincidir con los años bisiestos,
celebrándose desde 1944 el 22 de diciembre. Actualmente se celebra en el Teatro
San Francisco y se retransmite en directo por la radio municipal. También es
destacable que desde 1956 se coloquen altavoces en diversos puntos del pueblo
para que todo vecino que no pueda asistir al acto pueda seguirlo. Escuchar en
vivo o a través de la megafonía o radio la frase: “La Haza primera, caballería
primera de Bujar, tocó a ….” representa para el vejeriego una emoción
indescriptible y difícilmente inigualable, es literalmente un estallido de
alegría en las calles del pueblo.
Previo al sorteo, existe la costumbre de hacer una exposición
pública sobre los orígenes y evolución histórica de las Hazas de Suerte, con el
propósito de mantener viva la memoria colectiva y para que los vejeriegos tomen
conciencia de su valor. También se reclama públicamente la devolución de las
tierras que han sido usurpadas a esta institución comunal a lo largo de su
historia (en total 163 hazas).
Tradicionalmente este reparto de tierras se hacía volteando en
saco unas bolas huecas en forma de bellotas en cuyo interior figuraban sobre
papel los nombres de los vecinos, siendo la mano inocente de un niño menor de
10 años el encargado de ir sacándolas para que el pregonero cantara el nombre de
los agraciados. A partir de inicios del siglo XX este sistema sería sustituido
por dos bombos o globos introduciendo en el de mayor tamaño o bombo de
los vecinos, las bolas grabadas con una numeración que se corresponden con
cada titular vecino del pueblo, y en el de menor tamaño o bombo de las hazas,
los números referidos a las hazas correspondientes.
Desde 1984 la extracción de las bolas corre a cargo de niñas
ataviadas con el traje típico de Vejer, el llamado Cobijado.
Fase IV. El título de agraciado y la prima “muertos”
El 6
de enero, después de cada sorteo, se procede a extender en un acto público los
correspondientes títulos que acreditan a los agraciados ser poseedores del
derecho a percibir la renta de la haza. Con este título también se entrega en
metálico el importe de una prima, tradicionalmente denominada “Muertos”,
por una cantidad que previamente ha establecido la Junta de Hazas.
El importe de la renta dependerá del tamaño de la haza tocada en
suerte, y es abonada directamente por el Ayuntamiento cada año, dentro de la
primera quincena del mes de octubre.
Datos tomados del libro:
Gonzalo Díaz Arbolí
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