“BIOÉTICA EN TIEMPOS INTERESANTES”. CONFERENCIA del Dr. ÁNGEL SALVATIERRA VELÁZQUEZ, Académico de Santa Cecilia.


"Ojalá te toque vivir tiempos interesantes" reza una antigua maldición china. Ironías de la vida, la maldición viene a decir, ojalá te veas arrastrado por la espiral de acontecimientos que te toque vivir y no tengas ni un segundo de paz.

La geopolítica está ante un punto de inflexión. El mundo que viene está caracterizado por ser menos previsible, más impulsivo y caótico y, en muchos aspectos, más dependiente de actores no estatales.
Además de las guerras o conflictos armados a los que estamos acostumbrados, estaremos expuestos a influencias, riesgos y amenazas de todo tipo que se traducirán en un mayor número de disputas, mayor polarización social, menos consensos y más decisiones unilaterales de los que hemos presenciado en décadas anteriores.
¿Cómo afectará el nuevo orden mundial? ¿Cómo se presenta el futuro en el escenario internacional?

Estás fueron algunas reflexiones que nos planteó el Dr. Salvatierra. Reflexiones inquietantes que, nos dejaron cierta tristeza positiva.

La conferencia de anoche, día 6 de agosto de 2024, celebrada en el patio de la Academia, en una noche fresca y deliciosa, gracias a la instalación de ventiladores y –el hecho de recobrar, (después de unos años por motivos de la pasada pandemia de la Covid-19) el lugar habitual era de por sí emocionante y a la vez excitante llena y de recuerdos-.

Con un lleno hasta la bandera, patio, escaleras, piso primero de la Academia…Todos con el único objetivo de escuchar y saludar a nuestro ilustre conciudadano, Ángel Salvatierra.
     

Comenzó el presidente el acto agradeciendo al Dr. Ángel Salvatierra, el orgullo de recibir a tan ilustre académico y reconocerle como el benefactor de tantos enfermos y especialmente de sus coterráneos; en ese momento su voz falla, titila y enmudece por la emoción, después de un medido aplauso de ánimo, continuó recordándole la honra de tenerlo en el Cuerpo de Académicos de Santa Cecilia... 
El presidente terminó agradeciendo públicamente la aportación de los generosos voluntarios que han hecho posible remozar la Academia para la celebración de este XXXIII Ciclo de "Los Martes de la Academia".


A continuación el presentador, el insigne Dr. Vicente Crespo Ferrer, Académico de Santa Cecilia y Catedrático de Histología de la UGR. Con voz clara y pausada le recordaba a su amigo los años de convivencia como estudiantes en la UCA, en el Colegio Mayor Beato Diego José de Cádiz. Para más tarde hacer un largo recorrido por los premios, condecoraciones, homenajes, libros y artículos escritos, etc. en su larga vida de médico. Destacó su presidencia de la Comisión de Ética e Investigación Sanitaria de Andalucía, encargada de asesorar a la Consejería de Salud en cuestiones éticas, científico-técnicas y organizativas en investigación biomédica y biotecnológica.

Sería ardua labor exponer su brillante discurso, por lo que vamos a reproducir unos de sus artículos relativo al tema de la conferencia: 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud como un “estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente como la ausencia de afecciones o enfermedades”. Si bien utópica, no deja de ser una definición encomiable y que debe guiar a los responsables sociales de este bien, que es, no lo olvidemos, el universalmente más apreciado de todos. La salud, depende mucho más de la carga genética, del estilo de vida y de las condiciones ambientales que de la atención sanitaria. Sin embargo, me centraré en esta última y, más concretamente, en la responsabilidad de los profesionales sanitarios.

Nuestra Constitución, en su artículo 43, sobre el derecho a la protección de la salud, establece como principios básicos la Universalidad, la Gratuidad y la Equidad de los Sistemas Sanitarios. En tiempos de crisis económica, como el actual, los responsables políticos, más que nunca, deben velar por el cumplimiento de este derecho que nos hemos otorgado. Pero también los profesionales sanitarios tenemos el deber ético de proteger, además de a nuestros pacientes, a los valores sociales frágiles, como lo es actualmente la Sanidad Pública.

El profesionalismo sanitario no es solo científico-técnico; implica un compromiso ético individual y colectivo. No solo tenemos que hacer “lo que hay que hacer”, sino hacerlo bien y al menor coste. Además, debemos ejercer una función estabilizadora entre los intereses sanitarios de la ciudadanía y el poder gubernamental.

Nuestro compromiso ético con el paciente tampoco debe descansar exclusivamente en su dimensión científico-técnica, cada vez más hipertrofiada e instrumentalizada. Es nuestra obligación ética enfocarnos con el mayor ahínco en su dimensión humana y no dejar que el concepto “mercado” gane más terreno. ¡Por favor, dejemos de llamar “cliente” al paciente (término documentado con el significado de “enfermo” desde Hipócrates, en el siglo V a.C)!

Evitemos la prisa, la falta de contacto visual, la ausencia de una escucha “atenta y profunda”, la falta de empatía y de contacto físico respetuoso. No debemos quedarnos exclusivamente con la ética de los “derechos y deberes”, de los “principios y reglas”, sino avanzar y añadirle la ética de la virtud, de la vocación, ofreciendo a nuestro pacientes confianza y confidencia. Demos, pues, calidad con calidez. Seguro que así, además de cumplir con nuestro deber ético, incrementaremos la satisfacción del paciente y la nuestra, mejoraremos el grado de “salud percibida” por los ciudadanos, incrementaremos la apreciación de nuestro sistema sanitario y disminuiremos el gasto ligado a una medicina defensiva.

La protección de los valores sociales vulnerables y nuestra obligación ética de ejercer de equilibradores entre la ciudadanía y el gobierno en la materia que nos compete, así como dar calidad con calidez de la forma más eficiente posible son, a mi modesto juicio, las contribuciones fundamentales que como sanitarios podemos y debemos ofrecer para hacer sostenible el Sistema Sanitario Público.
 

Que esta entrada sea un homenaje al Dr. Salvatierra recordando la estrofa final de un poema de Gerardo Diego que nos sirve muy bien para recoger lo que fue el importante y espléndido acto de anoche: LOS ASTROS CIEGOS:

Son los astros que suenan
las músicas nocturnas.
Los que huelen
las esencias nocturnas.
Los que besan
los éxtasis nocturnos...
Aquella noche
fosforecían todos. ¡Divinos
fuegos artificiales!

Querido Ángel, un fuerte abrazo... te perdonamos de todo corazón que en esta felicísima noche de “Los martes de la Academia” de este inolvidable 6 de agosto en El Puerto, no hayamos podido dormir de la emoción que has desencadenado; sí, "Nessun dorma" "Que nadie duerma"...

Para visualizar el vídeo hacer clic AQUÍ 
Gonzalo Díaz-Arbolí
Académico de Santa Cecilia

Fuenteshttp://delibrosygentes.blogspot.com/.
blog de la Academia de Bellas Artes Santa Cecilia. 
Wikipedia 

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