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4 de octubre. SAN FRANCISCO DE ASÍS. PATRONO DE LA ECOLOGÍA

San Francisco de Asís. Óleo de Enrique Ochoa
Propiedad de la Academia de Bellas Artes Santa Cecilia

San Francisco llamaba a los animales, al fuego y al agua, hermanos y hermanas, pues todas las criaturas provienen de la misma fuente y, por tanto, en cierto sentido, todos son miembros de una familia.
Esta visión de una creación comunitaria fue capturada poéticamente en su llamado Cántico del Hermano Sol escrito entre el verano de 1226. El coro de alabanza al Creador es el primer poema escrito en italiano y fue considerado por Dante como una de las más grandes obras de la literatura italiana.

...Loado seas, mi Señor, por el hermano fuego, por el cual alumbras la noche, y él es bello y alegre y robusto y fuerte.
Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la madre tierra, la cual nos sustenta y gobierna, y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba.
Loado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor, y soportan enfermedad y tribulación.
Bienaventurados aquellos que las soporten en paz, porque por ti, Altísimo, coronados serán.
Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la muerte corporal, de la cual ningún hombre viviente puede escapar....


Cada 4 de octubre la Iglesia universal celebra a San Francisco de Asís, el santo que se unió a Cristo en sus dolores, el hombre que se santificó en la pobreza, el santo que reconoció a Dios en la naturaleza.
Sin lugar a dudas, el Santo de Asís ha sido siempre una figura de inmensa importancia para la Iglesia, y lo sigue siendo hoy. Tan es así que el Papa Francisco decidió tomar su nombre al asumir el pontificado, con el deseo de honrar su memoria y, al mismo tiempo, como una forma de pedir su intercesión. Es el mismo Papa quien alguna vez lo llamó “hombre de armonía y de paz”.

San Francisco nació en Asís (Italia) en 1182, en el seno de una familia acomodada. Su padre era un rico comerciante y, por lo tanto, él estaba destinado a asumir el negocio familiar. Sintiéndose pagado de sí mismo, mientras el tiempo de asumir mayores responsabilidades llegaba, Francisco se dedicó a gozar de sus bienes en medio de la ostentación y las frivolidades. Para su miseria, no hubo mayores contratiempos en su vida hasta que se vio forzado a ir a la guerra y cayó prisionero. Es verdad que no fue mucho el tiempo que pasó en esa condición, pero su salud empezó a resquebrajarse. Cercado por el desasosiego, en medio del horror de la guerra y la enfermedad, Francisco empezó a escuchar una voz que clamaba desde su interior: “sirve al amo y no al siervo”.
Al cabo de algunos días pasados en oración y ayuno, Francisco volvió a entrar en la población, pero estaba tan desfigurado y mal vestido, que la gente se burlaba de él como si fuese un loco. Fue entonces cuando Francisco con 25 años renunció a la herencia de su padre.
Murió el 3 de octubre de 1226, con solo 44 años de edad. Su figura e influencia en la historia de la Iglesia y en la cultura es inapreciable. Incluso quienes no tienen fe o no son parte de la Iglesia católica reconocen en él a una persona extraordinaria. Parte de esa influencia hoy permanece intacta, por ejemplo, en el amor a la naturaleza, en particular el cariño por los animales.


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