El Holocausto del Pueblo Gitano y la Gran Redada de 1749
Himno Gitano: Gelem, Gelem: Sus versos traducidos cuentan...
Anduve, anduve por caminos largos
Conocí a los gitanos felices
Oh gitano, ¿de dónde vienes, ?
con carpas felices en el camino?
¡Oh romaníes, oh jóvenes romaníes!
Una vez tuve una gran familia,
La Legión Negra los asesinó
Vengan conmigo, gitanos de todo el mundo
Para los gitanos, se han abierto caminos
Ahora es el momento, levántate gitano ahora,
Nos elevaremos alto si actuamos
¡Oh romaníes, oh jóvenes romaníes!
Abre, Dios, puertas blancas
Así puedo ver dónde está mi gente.
Vuelve a recorrer los caminos
Y caminar con mi pueblo romaní feliz
¡Oh romaníes, oh jóvenes romaníes!
¡Arriba, pueblo gitano! Ahora es el momento
Vengan conmigo, gitanos de todo el mundo
Cara oscura y ojos oscuros,
Los quiero como uvas oscuras
¡Oh romaníes, oh jóvenes romaníes!
El canto fue compuesto por el gitano y cantante yugoslavo Jarko Jovanovic.
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Honrar y recordar a todas las víctimas gitanas del "Holocausto" y profundizar en el conocimiento y reconocimiento de la memoria histórica del Pueblo Gitano para fomentar la convivencia desde el respeto a la diversidad, son los objetivos de esta publicación en el blog de la Academia de Bellas Artes Santa Cecilia
Y a la vez evocar al directivo de la Academia, Salvador Cortés Núñez, más conocido por el “El Chigüi”, gitano audaz y valiente que siempre luchó por la libertad y la defensa de sus orígenes.
Y como agradecimiento y en su memoria transcribimos uno de sus poemas titulado “Libertad”.
Un río para lavarme
un jato para dormir
un puente para taparme
y un campo para vivir.
Un camino y una senda,
un puerto donde llegar,
y en el corazón del viento
un sueño de libertad.
Gitano libre soy,
es mi destino el andar,
y en el camino desgrano
el alma de mi cantar.
Sinsabores y desgracias,
persecuciones y huidas,
me van siguiendo los pasos
y cerrando mis heridas.
Encuero y descalzo vivo,
pero nunca miro atrás,
llevo en las manos grandeza
y en el alma libertad.
En memoria del 2 de agosto de 1944, a un año de que finalizara la Segunda Guerra Mundial, se celebra "El Holocausto en memoria de las víctimas" —también conocido por su término hebreo, Shoá — es el genocidio realizado por el régimen de la Alemania nazi contra los judíos de Europa durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial. Los asesinatos tuvieron lugar en todos los territorios ocupados por Alemania en Europa. Además de los 55.000 judíos sefardíes confinados en el campo de concentración Auschwitz-Birkenau. Los gitanos estaban entre los grupos elegidos por razones raciales para ser perseguidos por el régimen nazi y la mayoría de sus aliados.
Los nazis consideraban a los roma “inferiores racialmente” y el destino de los roma en algún sentido era paralelo al de los judíos. Los roma estaban sujetos a encarcelación, trabajos forzados, y masacre. También estaban sujetos a deportación a los campos de exterminio. Más de 4.000 personas gitanas fueron aniquiladas en un solo día en las cámaras de gas del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau.
La matanza forma parte de la memoria del Holocausto gitano, conocido como Porrajmos o Samudaripen y en el que se estima que perdieron la vida entre medio millón y un millón y medio de personas. La barbarie antigitana del nazismo alemán se inserta en un continuo histórico de odio y persecución contra el pueblo romaní que, en diversas intensidades, atraviesa la historia de Europa.
El día que se intentó exterminar a los gitanos españoles, la Gran Redada de 1749
El 30 de julio de 1749, Fernando VI ordenó encarcelar y exterminar al pueblo gitano, un episodio oculto del relato oficial de la Historia de España que la comunidad romaní pide desenterrar.
La historia oficial que se estudia en los colegios cuenta que los Reyes Católicos expulsaron a los judíos en 1492 y a los musulmanes hispanos en 1609. Sin embargo, nada dicen los libros de texto, ni la literatura, ni el cine, de que en España se mandó detener a todos los gitanos mediante la Real Orden de Fernando VI, firmada y ejecutada tal día como hoy de hace 274 años. Conocido como la Gran Redada, es el intento de genocidio más antiguo que se conoce en el mundo.
A las 12 de la noche del 30 de julio de 1749 comenzó una operación, secretamente urdida por el consejero de Estado de Fernando VI, el Marqués de Ensenada, para sacar por la fuerza de sus casas a todos los gitanos españoles con la intención de separarlos por sexos y encerrarlos para evitar la reproducción de la raza. Unos 9.000 gitanos fueron encarcelados en toda España, de los cuales 5.500 eran andaluces, el 61% del total.
Así, los funcionarios del Estado absolutista fueron a casa de los gitanos a buscarlos para encarcelarlos. Por un lado, las mujeres y sus hijos e hijas menores de 7 años; por otro, los hombres y los niños de más de 7 años. En Andalucía, que es donde más gitanos y gitanas se detuvieron, los hombres fueron recluidos y condenados a trabajo esclavo en La Carraca de Cádiz, un astillero militar donde se reparaban y construían buques, situado en la localidad de San Fernando. Las mujeres, cargadas con sus hijos menores de 7 años, fueron llevadas hasta la Alcazaba de Málaga.
Todos ellos, salvo los que murieron por las condiciones insalubres y la dureza de la tortura, estuvieron recluidos 16 años. Sus bienes y propiedades fueron incautadas y, posteriormente, subastadas para sufragar los costes de la redada contra el pueblo gitano, en territorio peninsular desde 1425.
La Gran Redada no fue la primera persecución sufrida por los gitanos, pero sí la más cruenta. En 1499, los Reyes Católicos ya firmaron una primera orden de expulsión que no se llevó a cabo. Desde 1499 hasta 1783, los gitanos españoles sufrieron más de 250 medidas de persecución. Llegaron a tener restringidas las ciudades en las que podían vivir, los oficios que podían ejercer y el número máximo de familias que podían habitar en el mismo núcleo urbano.
Según las previsiones del Consejo de Castilla para Andalucía, publicadas por la revista Andalucía en la Historia que edita el Centro de Estudios Andaluces, organismo dependiente de la Junta, en Sevilla había que detener a 130 familias, 157 en El Puerto de Santa María (Cádiz), 45 en Córdoba, 35 en Écija (Sevilla) y 22 en Antequera (Málaga).
Estrofa de una antigua toná
Los gitanitos del Puerto
fueron los más desgraciaos,
que a las minas del azogue
se los llevan sentenciaos
La catedrática María Sierra indica que los detenidos no mostraron resistencia y que el único incidente reseñable tuvo lugar en el Convento de los Mínimos de El Puerto de Santa María, donde treces gitanos y gitanas se escondieron para evitar ser arrestados. El arzobispo de Sevilla exigió garantías de que no iban a ser castigados ni apresados, pero el 12 de agosto de 1749 fueron retenidos por los funcionarios enviados por la administración de Fernando VI.
El daño producido a la población gitana fue incalculable, sobre todo porque a quienes detuvieron fueron a los que más integrados estaban, a los que no eran nómadas y tenían domicilio fijo, de ahí que no pudieran apresar a toda la población gitana y no venciera el plan de exterminación diseñado por Fernando VI.
El coste de la operación, incosteable para el Estado, y la incapacidad de exterminar al pueblo gitano fueron dos de los detonantes de que en 1763 se firmara su libertad, aunque muchos de ellos no fueron libres hasta dos años más tarde, y se pusiera punto y final al episodio más negro contra los gitanos españoles que, inexplicablemente, es desconocido por la gran mayoría de la población y no se estudia en el sistema educativo.
Los gitanos y gitanas detenidos estuvieron presos 16 años, hasta que en 1765 fueron indultados por Carlos III, el monarca ilustrado que inauguró una nueva política hacia el pueblo gitano que dio lugar a la pragmática de 1773 en la que los gitanos fueron considerados aptos para cualquier trabajo.
La sociedad mayoritaria no mira a los gitanos. No hay cine, no hay literatura. Ese silencio es la forma más persistente de no consideración de un grupo, de la persecución cultural. Es un racismo subliminal, sentencia la catedrática María Sierra, historiadora a la que le debemos gran parte de todo lo investigado en Andalucía sobre el intento de exterminio contra el pueblo gitano.
La última providencia contra los gitanos estuvo vigente hasta el 19 de julio de 1978, cuando por fin fueron eliminados los artículos que decían “…toda referencia o alusión a la población gitana, que en virtud del principio de igualdad de todos los españoles ante la ley, merece igual trato que el resto de los españoles. “Los querían exterminar”, afirma categóricamente María Sierra, catedrática de la Universidad de Sevilla e investigadora de este episodio negro de la Historia de España que, sin embargo, no forma parte de la historiografía oficial.
Afortunadamente, el pueblo gitano va conquistando espacios de visibilidad, normalización e integración a pesar de la gitanofobia que ha sufrido por ser diferente y cuestionar la uniformidad cultural de los regímenes centralistas. Por suerte, el Estado no consiguió su objetivo:
En España, al no recogerse la etnia de las personas en los censos de población, es muy difícil cuantificar el número de habitantes gitanos. A partir de estudios sociológicos se calcula que viven unos 725.000 (alrededor del 1,57% del total de la población española).
En Andalucía viven casi la mitad de la población gitana española, cerca de 300.000 personas. Se estima que una tercera parte de esta población se encuentra en situación de vulnerabilidad, por lo que la necesidad de actuación con el colectivo gitano, especialmente con éstos últimos, se hace aún más patente.
Se estima que el porcentaje de personas gitanas con estudios universitarios no alcanza el 4%, y que además son más las mujeres gitanas que lo consiguen. No obstante, son estas las que más barreras deben superar para alcanzar el éxito.
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Fuente: La voz del Sur, año de 2021 |
¿De dónde venía tanto odio hacia los gitanos? “Quizá fuera odio a la libertad, hacia gente que no era controlable como ellos querían. Pero es algo parecido a lo que ocurre hoy en Palestina. Son momentos históricos diferentes, pero eso que vemos en directo, delante de nuestras narices, con un estado supuestamente democrático, es otro caso de crimen inadmisible e incomprensible, como el de los gitanos. Y no se hace nada, como ocurrió antaño”.
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Fuente: La Voz del Sur, Wikipedia, Youtube
Gonzalo Díaz-Arbolí
Académico de Santa Cecilia
Gonzalo. Tuve la fortuna por espacio de cinco años de relacionarme con los gitanos, especialmente con los niños. Nunca olvidaré lo que aprendí y lo que recibí de interesante con ellos. un abrazo.
ResponderEliminarHolocausto, genocidio, exterminio... son palabras cuyo significado, aunque holocausto se refiera solo a los judíos, indica "grandes matanza de personas", pero me gustaría saber que nombre podemos darle a lo que está pasando en Gaza, o en EEUU con los inmigrantes y la gente más desfavorecida que mueren en las calles victimas de la pobreza y el descontrol de fentanilo...Quizás haya que esperar a que pase el tiempo y algún estudioso de la semántica se invente algún neologismo, aunque ya muchos lo define como "efectos colaterales de un capitalismo salvaje". Asusta pensar que, en estos momentos, los países pequeños, pero ricos en "tierras raras", oro, diamantes, petróleo... corran el riesgo de ser anexionados por una gran potencia, y las consecuencias haya que definirla con algunas de esas tres palabras.
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