El héroe de Trafalgar

Fragmento de John Raphael Smith: Peasant and Pigs

La historia que a continuación os voy a relatar, ocurrió realmente y quedó grabada para siempre en la memoria colectiva de todos los gaditanos. Se trata de uno de los sucesos más asombrosos que jamás ningún mortal haya conocido, exceptuando a todos aquellos que la vivieron en primera persona. Aún después, cuando estos la contaron a los que querían escucharla, no daban crédito a sus oídos y, es por eso que, en la actualidad, casi nadie conoce lo que aconteció en aquel bajel, porque, su recuerdo ha ido desvaneciéndose lentamente en la noche de los tiempos, debido a la fragilidad de la memoria del hombre común, sobre todo cuando la realidad supera a la ficción.

Como todos los lectores sabrán, la epidemia de peste amarilla que azotó Andalucía entre los años 1802 y 1804, dejó a la flota española sin la cantidad suficiente de tripulantes, por lo que mucho de los marineros hubieron de ser reclutados de manera apresurada en una leva que se llevó a cabo por diversas localidades. Estos marineros eran de diversos orígenes: mendigos, campesinos, soldados de infantería, incluso reclusos liberados… Por otro lado, el estado mismo de los buques era lamentable y ruinoso, tanto que algunos capitanes españoles, habían sufragado de sus bolsillos las reparaciones y la pintura de sus barcos para no quedar deshonrados ante los capitanes franceses.


Así, de esta guisa, se llegó al día 21 de octubre de 1805 en el que tiene lugar la batalla de Trafalgar, que enfrenta a la Armada inglesa, dirigida por el Almirante Nelson, con la franco-española, capitaneada por Villeneuve. Y aquí, es donde entra en acción nuestro protagonista, un vejeriego llamado a filas de manera forzosa que participó en la susodicha batalla. Me permito recordarles que a lo largo de la historia, muchos han sido lo héroes que pasaron sin pena ni gloria y, peor aún, sin ningún reconocimiento. Éste es uno de ellos. Héroe anónimo, del que nadie guarda ningún recuerdo.

Nuestro amigo de Vejer, era un campesino que vivía en una humilde choza y que su posesión más preciada era un cerdo. Cuando fue reclutado para integrarse en la tripulación de uno de los barcos, el Neptuno, ni corto ni perezoso, se llevó al cerdo con él y consiguió esconderlo dentro del buque sin que nadie tuviera conocimiento de ello, con la intención de volvérselo a llevar una vez concluida la contienda.

Estaba esta embarcación capitaneada por el Brigadier Cayetano Valdés y Flórez, que luego llegó a ser Capitán General de la Armada, dotada de 80 cañones con una tripulación de 797 hombres (y un cerdo). En una de las malas maniobras que ordenó el Vicealmirante Villeneuve, recibió varias andanadas de la flota inglesa y quedó a la deriva. Sin rumbo tras perder el mástil, el barco encalló. Desde tierra, se intenta rescatar a los supervivientes, pero el fuerte oleaje no permitía llegar a los botes a la orilla. No sabemos cómo, pero si el por qué, aparece nuestro vejeriego con el cerdo y agudizando el ingenio, se le ocurre atar una maroma a la pata del animal y arrojarlo a la mar para que llegase -porque los cerdos saben nadar- hasta la orilla. El cochino, sabiendo lo que hacía, pudo llegar y usaron la maroma para atar los botes y llegar hasta el barco. Prácticamente la totalidad de la tripulación fue rescatada.


Nada se supo nunca del destino de este cerdo salvavidas, pero no conozco ninguna calle, plaza o monumento que lo recuerden a él ni a su dueño; sólo espero que su heroicidad le sirviese para tener un final más feliz que el resto de sus congéneres. Hablábamos al principio del nulo reconocimiento a algunos héroes, Valga esta historia para rendirle un merecido homenaje al famoso cerdo, porque como todos vds. saben, es un animal que "lo da todo por y, sobre todo, para nosotros", pero éste en particular, salvó a muchos marineros de perecer ahogados.

Fuente: Internet

Comentarios

Entradas populares de este blog

UNHA NOITE NA EIRA DO TRIGO