Amenábar se siente Cervantes: entre la libertad artística y la memoria histórica


Alejandro Fernando Amenábar Cantos (Santiago de Chile, 1972), uno de los grandes nombres del cine español, confesó que en cierto instante de su carrera llegó a sentirse, en carne propia, como “Cervantes”. A partir de esa intuición se abrió para él un camino de ocho años de pesquisa y desvelo, indagando en la vida del escritor. Todo comenzó con el germen de Cautivo: la voluntad de narrar el encierro y, en ese gesto, enfrentarse al mismo enigma que persiguió al autor del Quijote: cómo hablar de la libertad desde las cadenas, cómo explorar la identidad desde el territorio áspero de la represión.


Constantino López Sánchez-Tinajero, amante de las letras y miembro de la noble Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan, aguardaba con respetable paciencia la llegada de la tan anunciada película. Y he aquí que, al fin, tuvo ocasión de contemplarla. Mas, al abandonar la sala, pronunció con llaneza y verdad estas breves palabras: “Esperaba más”.
A su juicio, “la obra se muestra densa, de caminar lento, como si sus pasos apenas avanzasen en el polvo del camino”. Con estilo claro y pluma generosa, ha dejado constancia de su parecer en un extenso y brillante escrito que el curioso lector podrá ver en El Semanal de La Mancha: 

Cervantes, que conoció las cadenas en Argel tras la batalla de Lepanto, convirtió la experiencia del cautivo en un espejo del alma humana y sus batallas invisibles. Amenábar, al imaginar Cautivo, halló un eco personal: para él, el encierro no era solo físico, sino también metáfora de la homosexualidad vivida en una sociedad que durante años le obligó a ocultarse.
Esa conexión íntima con la experiencia de sentirse “otro” frente a lo normativo lo llevó a reconocerse como heredero de la tradición cervantina: dar voz a quienes no la tienen y mostrar dignidad allí donde otros solo perciben silencio.
Uno de los aspectos más discutidos del filme es la hipótesis de la posible homosexualidad de Cervantes y su relación con Hasán Bajá. Amenábar admite que lo presenta no como certeza, sino como recurso dramático, un modo de iluminar su propia sensibilidad creadora y de enriquecer la narrativa.
No hay pruebas históricas concluyentes, aunque algunos críticos han señalado la ambigüedad de ciertos pasajes y la empatía cervantina hacia personajes marginados. Más que un hecho, se trata de una lectura cultural, un modo de conectar a Cervantes con la diversidad y la disidencia desde la mirada contemporánea.

Cervantes, CAUTIVO y la polémica sobre la película de Amenábar

Como advierte José Manuel Lucía Megías, catedrático de Filología Románica de la Universidad Complutense de Madrid y autor de La madurez de Cervantes. Una vida en la corte (2012); La plenitud de Cervantes (2013), El Quijote en imágenes (2021), Cervantes íntimo. Amor y sexo en los Siglos de Oro (2025): “Amenábar es un artista, no un historiador. Tiene derecho a plantear su visión del mundo a través de la ficción, pero no podemos presentar como certeza lo que no pasa de ser una conjetura”.
Esta advertencia señala un riesgo real: que el espectador medio —que no siempre distingue entre lo histórico y lo ficcional— termine tomando como verdad lo que es únicamente hipótesis.

El propio recorrido del director confirma esta búsqueda. En Tesis (1996) cuestionó la fascinación por la violencia; en Abre los ojos (1997) exploró el límite entre realidad y deseo; en Los otros (2001) convirtió el secreto en metáfora de la represión; en Mar adentro (2004) abordó la libertad frente a las normas impuestas; en Ágora (2009) mostró la urgencia de convivir en armonía; en Mientras dure la guerra (2019) retrató una España fracturada entre fe, razón y miedo. Su filmografía, aún breve en comparación con las cumbres de la literatura universal, revela una coherencia en su manera de interrogar lo íntimo y lo político.

Pero aquí es necesario poner las cosas en su sitio. Miguel de Cervantes, padre del Quijote, no es solo un autor: es el mayor escritor universal, el creador que inventó la novela moderna y cuyo genio literario ha trascendido todos los tiempos. Su legado es insuperable y no tiene parangón. Alejandro Amenábar, en cambio, es un director talentoso con una obra más reducida, capaz de plantear debates necesarios desde la pantalla, pero aún con un camino artístico por recorrer.
Y tal vez ahí esté el reto de futuro: que su próxima película no se quede solo en las sombras del cautiverio, ni en conjeturas biográficas, sino que celebre al Cervantes verdadero: al narrador prodigioso, al fabulador sin límites, al mejor escritor del mundo. Mostrar sus virtudes literarias —su imaginación inagotable, su capacidad de fabular y su genio narrativo— sería la mejor manera de rendirle homenaje.
Porque si algo sigue pendiente es esto: el cine aún le debe a Cervantes la gran película que lo muestre no como prisionero, ni como hipótesis, sino como lo que realmente fue y será siempre: el escritor más grande de todos los tiempos.

Publicado en "El semanal de la Mancha" 27-09-2025
Antonio Leal Jiménez
Académico de Santa Cecilia



Cervantes, CAUTIVO y la polémica sobre la película de Amenábar

La nueva película Cautivo de Alejandro Amenábar ha reavivado un debate inesperado: la supuesta homosexualidad de Miguel de Cervantes, autor de Don Quijote de la Mancha. En este vídeo analizamos los hechos históricos, las pruebas (o su ausencia) y la fascinante vida del genio que cambió la literatura para siempre: su infancia difícil, su paso por la batalla de Lepanto, su cautiverio en Argel y los amores que sí conocemos.  Historia, polémica y verdad en un solo vídeo. ¿Mito moderno o realidad oculta? Descúbrelo aquí.

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