Biografía de José M. Gabriel y Galán
Retrato de José María Gabriel y Galán / Óleo sobre tela 92 x 33 cm / Colección Universidad
de Extremadura (UEX) / Pintor Alejandro Cabeza 2015
Yo aprendí en el hogar en qué se funda
la dicha más perfecta,
y para hacerla mía
quise yo ser como mi padre era
y busqué una mujer como mi madre
entre las hijas de mi hidalga tierra.
Y fui como mi padre, y fue mi esposa
viviente imagen de la madre muerta.
¡Un milagro de Dios, que ver me hizo
otra mujer como la santa aquella!
Compartían mis únicos amores
la amante compañera,
la patria idolatrada,
la casa solariega,
con la heredada historia,
con la heredada hacienda.
¡Qué buena era la esposa
y qué feraz la tierra! …
.................
Pero yo ya sé hablar como mi madre,
y digo como ella
cuando la vida se le puso triste:
«¡Dios lo ha querido así! ¡Bendito sea!»
de Extremadura (UEX) / Pintor Alejandro Cabeza 2015
José María Gabriel y Galán nació en el seno de una familia campesina con profundas raíces charras por parte paterna y materna, salvo su abuelo materno, que era médico-cirujano de Coria (Cáceres). Su padre, Narciso Gabriel Panadero, labrador y ganadero acomodado, representaba el prototipo del charro tradicional, mientras que su madre, Bernarda Galán Casquero, destacaba por una sorprendente cultura para su entorno rural y por su inclinación hacia la poesía, siendo inspiración directa de “El ama”. La familia tuvo ocho hijos, de los cuales sobrevivieron cinco; José María fue el séptimo.
Yo aprendí en el hogar en qué se funda
la dicha más perfecta,
y para hacerla mía
quise yo ser como mi padre era
y busqué una mujer como mi madre
entre las hijas de mi hidalga tierra.
Y fui como mi padre, y fue mi esposa
viviente imagen de la madre muerta.
¡Un milagro de Dios, que ver me hizo
otra mujer como la santa aquella!
Compartían mis únicos amores
la amante compañera,
la patria idolatrada,
la casa solariega,
con la heredada historia,
con la heredada hacienda.
¡Qué buena era la esposa
y qué feraz la tierra! …
.................
Pero yo ya sé hablar como mi madre,
y digo como ella
cuando la vida se le puso triste:
«¡Dios lo ha querido así! ¡Bendito sea!»
La infancia del poeta no tuvo particularidades notables, salvo su temprana inclinación literaria. Desde muy joven compuso poemas de tono satírico sobre la vida política local, lo que llamó la atención de su maestro. Tras insistencias de éste, su padre aceptó que estudiara Magisterio. José María cursó la carrera en la Escuela Normal de Salamanca, donde obtuvo brillantes calificaciones. Pronto, ya como maestro elemental, ganó por oposición una plaza en Guijuelo. Antes de incorporarse, realizó un cuarto curso en Madrid para poder acceder a cátedras en el futuro. Su estancia en la capital fue su primer encuentro con la gran ciudad, experiencia que posteriormente reflejaría en su obra.
En 1889 pasó un verano en Galicia, única ocasión en que vio el mar, antes de comenzar su labor docente en Guijuelo. En 1892 obtuvo una plaza de mayor categoría en Piedrahita (Ávila), donde permaneció hasta 1898. Ese año contrajo matrimonio con Desideria García Gascón, joven de familia acomodada del Guijo de Granadilla (Cáceres). Los tíos de su esposa, sin descendencia, le propusieron abandonar la docencia para encargarse de sus tierras y ganados, oferta que aceptó tras meditarlo, pues sentía una profunda afinidad con la vida rural. El matrimonio tuvo cuatro hijos.
Durante su etapa en Piedrahita, el poeta comenzó a publicar regularmente en periódicos y revistas como Revista Popular, Heraldo de Ávila y La Lectura Dominical. En 1898 se trasladó a Guijo de Granadilla, donde inició una vida plenamente dedicada a la literatura. Allí nació su primer hijo, ocasión en la que escribió “El Cristu benditu”, poema que atrajo la atención de Unamuno, quien se convirtió en uno de sus principales valedores. A partir de este poema también estableció contacto con Ramón Menéndez Pidal, interesado por las hablas dialectales extremeñas, con quien mantuvo correspondencia sobre temas folclóricos y lingüísticos. Durante estos años trató asimismo con figuras literarias como Emilia Pardo Bazán, Pereda o Sánchez Rojas.
Hacer clic sobre la imagen para visualizar el vídeo
h
Vídeo-Poema. El Cristu Benditu, poema en castúo, en la voz de Mercedes Pérez
En 1901, tras la muerte de su madre, compuso “El ama”, elegía que presentó a los primeros Juegos Florales de Salamanca por recomendación de su hermano Baldomero. Ganó la Flor Natural y alcanzó una enorme notoriedad. Desde entonces comenzó un período de intensa actividad literaria, con múltiples colaboraciones en prensa regional y nacional. En 1902 publicó su primer libro, Castellanas con prólogo de F. Fernández Villegas. Ese mismo año dio un recital muy exitoso en el Ateneo de Madrid, aunque la prensa liberal lo silenció, reflejo de la imagen erróneamente clerical con la que se le identificaba por su religiosidad.
Su prestigio se consolidó al ganar numerosos premios en certámenes poéticos: la Flor Natural en Zaragoza (1902), diversos galardones en los Juegos Florales de Murcia y Béjar (1903), y en 1904 la Flor Natural y el premio especial del Centre Catalá de Buenos Aires. Publicó Extremeñas en 1903, obra escrita en el dialecto de la Alta Extremadura, año en que fue nombrado Hijo Adoptivo del Guijo de Granadilla, donde leyó “Solo para mi lugar”.
En 1904 publicó Campesinas y ganó nuevos premios por composiciones de tema religioso y social. Su popularidad era entonces enorme.
José María Gabriel y Galán murió prematuramente a los treinta y cuatro años en Guijo de Granadilla, donde reposan sus restos. Su fallecimiento causó un profundo impacto, reflejado en numerosos homenajes y necrológicas. Pese a su breve vida, dejó una obra poética ampliamente valorada, estrechamente unida al mundo rural, a las tradiciones y lenguas locales, y a una visión ética y religiosa muy personal.
EL EMBARGO. JOSÉ Mª GABRIEL Y GALÁN. Hacer clic sobre la imagen para visualizar el vídeo
Gonzalo Díaz Arbolí
Académico de Santa Cecilia

Comentarios
Publicar un comentario