Walt Whitman - Oh Capitán, mi Capitán
Walt Whitman (1819–1892) fue un poeta, ensayista, periodista y humanista
estadounidense, considerado una figura clave en la transición entre el
trascendentalismo y el realismo, así como uno de los autores más influyentes de
la literatura estadounidense. Es conocido como el padre del verso libre.
Su obra más famosa, Hojas de hierba (1855), fue polémica en su época por
sus referencias a la homosexualidad y fue revisada continuamente por él hasta
su muerte. Además de escribir poesía, trabajó como maestro, periodista,
empleado público y enfermero voluntario durante la Guerra Civil estadounidense.
La influencia de Whitman se ha extendido internacionalmente, marcando a
escritores como Rubén Darío, Borges, Neruda, Lorca y Allen Ginsberg. Su
sexualidad ha sido motivo de debate entre biógrafos.
En 1865 escribió el célebre poema ¡O Captain! My Captain! en homenaje al
presidente Abraham Lincoln tras su asesinato.
Oh capitán, mi capitán, el duro viaje ha
acabado;
la nave esquivó tormentas, trae el premio
conquistado.
Muy cerca está ya el puerto, repican todas
las campanas,
y un pueblo entero, jubiloso, sigue la
quilla que avanza.
Mas… ¡oh corazón, corazón, corazón!,
¡rojas gotas que resbalan
sobre el puente donde yace mi capitán,
tendido, frío… y sin alma!
Oh capitán, mi capitán, levántate, oye las
campanas;
por ti flamean las banderas, por ti la
trompeta llama;
por ti las flores, las coronas, por ti las
riberas colmadas,
y las multitudes que te buscan con sus
miradas ansiosas.
Vamos, capitán, querido padre,
mi brazo sostendrá tu espalda.
No puede ser que sea verdad
que yaces, frío… y sin alma.
Mi capitán no responde; sus labios,
pálidos, callan.
Mi padre ignora mi abrazo: sin pulso, sin
voluntad ya.
La nave vuelve victoriosa, salva, con la
misión lograda;
el puerto celebra su regreso, segura,
completa, anclada.
¡Vibrad campanas! ¡Gozad, riberas!
Yo, con pasos de desgracia,
cruzo el puente donde yace mi capitán,
tendido, frío… y sin alma.
En español este poema suele sonar algo rígido en muchas versiones, en esta
fluye con una naturalidad que se agradece: Respeta el corazón simbólico: el
líder caído, el discípulo que lo llama, la victoria que se vuelve luto. Y,
sobre todo, conserva la ternura y la herida emocional, que es lo que hace que
este poema siga estremeciendo 150 años después.
Su dimensión simbólica en torno al liderazgo: aunque fue escrito
como elegía por Abraham Lincoln, su esencia habla de cualquier guía
que conduce a un grupo hacia su destino y cae agotado por la entrega. Por eso
Whitman sigue encontrando lectores nuevos: sus poemas, aunque nacidos en un
contexto histórico particular, tocan emociones universales.

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