ENCUENTROS EN LA ACADEMIA (33)
Hoy en el "Diario de Cádiz" se publica el artículo correspondiente a este martes, de la sección «Encuentros en la Academia». En este escrito el académico de Bellas Artes doctor Vicente Flores Luque nos habla, y nos recuerda, la importancia esencial del agua para la vida.
El agua, esencial para la vida
Los
filósofos griegos trataron de establecer unos elementos fundamentales a partir
de los cuales se generasen los demás elementos del universo. Cronológicamente fueron
agua, aire, fuego y tierra; así el primero en aparecer, de la “mente” de Thales
de Mileto, fue el agua, que se define como incolora, inodora e insípida. Sin
embargo, el agua es
dulce, amarga, salada o ácida; tiene color azul en el mar, verde en los ríos, blanco
en las nieves, negro en los pozos o es luminosa en las lluvias; tiene sonidos
distintos en los manantiales, en las fuentes, en las cascadas o en el oleaje de
los mares; en la naturaleza es fría, tibia, templada, caliente, sólida, líquida
o vapor; y a veces nos embriaga cuando cerramos los ojos y aspiramos el olor de
la mar. Por todo ello, el agua se puede saborear, ver, escuchar, tocar y oler,
de forma que es capaz de producir sensaciones
muy distintas; es más en una antigua letrilla que se cantaba en los
colegios se decía también que era “bendita y fecundante”. San Francisco hablaba
de la hermana agua y la calificaba de útil y sencilla, valiosa y casta.
Pero
esa agua bendita y fecundante o útil y sencilla cumple, al menos, dos funciones
fundamentales en la vida humana, pues a la necesidad de beber, para mantener un
adecuado nivel de hidratación del cuerpo, hay que unir la necesidad de lavar y
lavarse, para mantener un mínimo de higiene corporal; por ello, desde siempre,
se ha considerado que el agua es fuente de vida y símbolo de purificación,
limpieza, regeneración o fecundidad; aunque el agua cumple otras funciones no
menos importantes relacionadas con la recreación de los sentidos, de ahí el que
haya sido fuente de inspiración para poetas, pintores, escritores, músicos y
otros artistas.
La
relación entre el ser humano y el agua ha sido una constante histórica, pues además
de ser musa y símbolo, ha desempeñado infinidad de papeles como aliada y
enemiga, instrumento de paz y de guerra o manejable e indomable, pero siempre
ha sido fascinante, útil y elemento primario para la supervivencia del ser
humano. Por ello, el agua posee una especie de “estatus” simbólico, incluso
sagrado, y desempeña un papel primordial en la mayoría de las religiones.
Así, el
agua ha influido en el desarrollo cultural de la humanidad y ha incidido en la
vida religiosa de los hombres. Por ello, tomando en consideración la
problemática que presenta el acceso a la misma y su utilización, debemos asumir
los siguientes postulados recogidos en la Carta Europea del Agua: no existe
vida sin agua, hay que devolverla al medio sin comprometer usos posteriores, es
patrimonio común y es un recurso que exige una cooperación internacional. El
cumplimiento de estos requisitos conducirá a crear un mundo mejor.
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